CATACLISMO

LA ESPIGADORA

Cinco retratos. Entre los 85 artistas cuyas obras componen la exposición “Retratos. Obras Maestras. Centre Pompidou” solo se encuentran 5 pintoras: Natalia Goncharova, Valentine Hugo, Marie Laurencin, Tamara de Lempicka y Suzanne Valadon. Pirria presencia, puesto que el retrato fue un género permitido y cultivado con frecuencia por las pintoras desde Sofonisba Anguissola; y que aun se acentúa más en la salita dedicada a autorretratos, donde no hay ninguno de ellas, ya que las artistas todavía al final del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX continuarían abundando en este género, que se habían apropiado desde el Renacimiento, con el fin de demostrar y legitimar su actividad artística.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El retrato de Erik Satie (1892-93) es una de las primeras pinturas al óleo que realiza Suzanne Valadon (1865-1938) y se mostrará poco después en la Cuarta exposición de los pintores impresionistas y simbolistas, que se celebra en la galería Barc de Boutteville, durante abril-mayo de 1893. Durante este periodo, Valadon y Satie mantienen una relación amorosa que ella terminará a causa de los celos del compositor, quien conservará este retrato en la pared de su habitación hasta su muerte.

En la exposición también se muestra uno de los dos retratos que Marie Laurencin pintó de la baronesa Gourgaud, una extraordinaria coleccionista de obras impresionistas y modernas también retratada por Henri Matisse, y que posiblemente fue el mostrado en la exposición Cincuenta años de pintura francesa, 1875-1925, celebrada en el Musée des Arts Decoratifs de París. Laurencin expuso por primera vez en 1907 en el Salón de los Independientes, residió en Madrid y Barcelona durante la Primera Guerra Mundial y, de vuelta a París, a partir de 1920 se convertiría en la retratista oficial del mundo del estilismo femenino.

Tamara de Lempicka (1898-1980) representa a su hija, Kizette en el balcón, la más joven entre las mujeres emancipadas que serán características de su producción. Con este retrato ganó el mismo año su primer premio: un diploma de honor en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos, aunque desde 1922 exponía en el Salón de Otoño, y un retrato anterior Kizette en rosa había sido expuesto en el Salón de los Independientes de 1927 y adquirido inmediatamente por el Musée des Beaux-Arts de Nantes.

El retrato que Valentine Hugo (1897-1968) realiza de Pablo Picasso, responde a una larga amistad, ya que se conocían desde 1916. La artista, que había comenzado a formarse en 1907 en la École des Beaux-Arts, fascinada por los Ballets Rusos de Serguéi Diághilev, realiza apuntes de bailarines en movimiento que expone en 1913 en la galería Montaigne. En los años veinte colabora en los espectáculos de Jean Cocteau, Los novios de la Torre Eiffel y Romeo y Julieta, y entra a formar parte del grupo surrealista, junto a quienes expone en el Salon des Surindependents en 1933.

 

 

En cuanto al Retrato de mujer (1925-1935) de la pintora cubo-rayonista Natalia Goncharova (1881-1961), parece hacer referencia a la Sota de Diamantes, grupo fundado en Moscú por Goncharova y Larionov en 1910. Cuatro años más tarde, la artista se trasladaría a París, colaborando con los Ballets Rusos de Diáguilev. El estilizado “retrato”, realizado entre 1925-1935, parece remitirse con nostalgia –al igual que Chagall- a la época de esplendor de la vanguardia rusa. (Marina Ivànova Tsvietáieva, Natalia Goncharova. Retrato de una pintora, Editorial Minúscula, 2006).

La Espigadora

Retratos. Obras Maestras. Centre Pompidou, Sala Recoletos, Fundación MAPFRE, Paseo de Recoletos 23, Madrid. Del 26 de septiembre al 6 de enero de 2013.

Comisario: Jean-Michel Bouhours, conservador del MNAM-CP

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