Anna Maria Guasch
“La creación con hilos es un reflejo de mis propios sentimientos. Un hilo es un corte o un nudo, una lazada, o suelta, o a veces enredada. Un hilo puede ser reemplazado por sentimientos, o por relaciones humanas. Cuando utilizo hilo, no sé cómo mentir. Si estoy tejiendo algo y resulta ser horrible, enredado o anudado, entonces así deben haber sido mis sentimientos mientras estaba trabajando”. Con estas palabras la artista japonesa Chiharu Shiota (Osaka, 1972) nos da la bienvenida a la que es su primera exposición individual en la Casa Asia de Barcelona, Sincronizando hilos y rizomas, un título que, como otros anteriores que habían adjetivado sus exposiciones individuales en Tokyo (Trauma, 2007), París (Unconscious anxiety, 2009) y Tasmania (In Silence, 2011) no sólo hace referencia al uso de los hilos y los nudos, sino que nos sitúa claramente en una de las constantes del trabajo de la artista: el viaje a su historia personal a través de temas como la soledad, la diáspora, la incomunicación del ser humano y, en definitiva, distintas memorias encerradas en los objetos usados por la artista: desde las maletas de su instalación Accumulation: Searching for the Destination hasta las camas, zapatos, vestidos de novia, pianos que aparecen envueltos en una maraña de hilos (nada mejor como el símil de la tela de araña) que en parte los ocultan y los desproveen de su materialidad hasta convertirlos en evanescentes y sutiles recuerdos.
Chiharu Shiota desde sus años de estudiante de pintura en la Seika Universidad de Kyoto entre 1992 y 1996, previos a su traslado y definitivo establecimiento en Berlín, ya había estado usando los hilos de lana con los que ataba objetos en los pasillos y las escaleras de la escuela como una manera de desafiar el restrictivo uso de la pintura y del papel y con la voluntad de dibujar líneas en el espacio. Líneas que se entrelazaban y se separaban las unas de las otras creando “otro” espacio en el espacio, un mundo propio. Ya en estos trabajos de juventud, o en algunas de sus primeras exposiciones como la realizada en Munich en 2000: Breathing from Earth en la que la artista dormía dentro de los hilos negros, a la vez protegida y prisionera de los mismos., estos hilos entrecruzados funcionaban tanto como una manera de vincular a los seres humanos entre sí como imagen del mundo espiritual de la artista y de sus memorias, en definitiva, un símbolo de las relaciones humanas.
En la exposición de Casa Asia la artista presenta dos macroinstalaciones Reflections of the Past e In Silence, con una red densa y opaca que en el primer caso envuelve y semioculta un espejo antiguo roto, entendiendo, tal como cuenta la comisaria Menene Gras, el acto de romper el espejo como un acto de separación, pérdida o incluso muerte; y en el segundo, atrapa en su red de más de 170 kilómetros un piano antiguo, que como los pianos preparados de John Cage, reduce el sonido del instrumento al puro silencio. También en el interior de un túnel tejido de hilos negros (State of Being), como una “verdadera mujer araña” (llevando a un plano real las metáforas de las que ser servía la artista Louise Bourgeois), la artista nos muestra otro de sus objetos “semiocultos”, en este caso un solemne vestido de novia colgado del techo que, como ocurre con el resto de los objetos, busca representar la vida de la supuesta persona que lo ha habitado, su memoria. Algo parecido ocurría con uno de los primeros objetos (no presente en la exposición ) que Chiharu Shiota colocó en su red de hilos: una reliquia personal, un fragmento del cordón umbilical de la artista que su madre, siguiendo una tradición japonesa, guardaba como símbolo de una permanente conexión entre madre e hija.
Chiharu Shiota, State of Being
El cordón umbilical junto con la sangre explicarían una nueva serie de obras en la exposición, la titulada Red line, un conjunto de dibujos realizados con las manos que actúan a modo de pinceles no con pigmento rojo sino con sangre, la sangre a modo de fluido que alimenta los órganos vitales, y a la vez símbolo de la herida, la enfermedad y la muerte. Porque, como dice la artista: “En la sangre siempre se condensa el rastro de una pertenencia –el país, la nación, la religión, la familia– todo lo que somos se representa en el fluido sanguíneo de las personas. Y todo ello desde una clara actitud preformativa que atestigua la vinculación de la artista con dos artistas de la performance que fueron cruciales en su carrera: Marina Abramovic y Rebecca Horn, por no hablar de sus vínculos, eso si mucho más indirectos, con los trabajos en los que el cuerpo y la naturaleza se fusionan desde un punto de vista ritualístico de Ana Mendieta.
Chiharu Shiota. Sincronizando hilos y rizomas, Casa Asia, Av. Diagonal 37, Barcelona. Del 23 de octubre de 2012 al 30 de marzo de 2013.
Exposición incluida en el II festival Miradas de Mujeres 2013