Nicola Costantino, The dinner. Nicola’s death nº1, 2008
EL PUENTE DE LA VISIÓN
Marta Mantecón
Corren tiempos difíciles para la cultura. Los recortes draconianos en los presupuestos culturales han obligado a que los museos y centros de arte españoles tengan que inventar nuevas estrategias para sacar adelante sus respectivas programaciones, lidiando con medios cuya precariedad va en aumento y haciendo todavía más visible la fragilidad de nuestro sistema arte. Producir proyectos a partir de lo ya producido se está convirtiendo en un clásico, igual que la drástica reducción de exposiciones prolongadas durante meses, el incremento de colectivas generadas a partir de colecciones privadas e institucionales, así como las revisiones de toda clase. Parece que ha llegado el momento de pensar, echar la vista atrás y sacar partido a proyectos que han mostrado cierta consistencia en el tiempo. Es el caso de la exposición que el MAS de Santander presentaba a mediados del pasado mes de diciembre bajo el epígrafe El Puente de la Visión (1996-2011), un proyecto “patrimonial” que arrancaba en diciembre de 1996 y lleva realizadas hasta la fecha un total de doce ediciones repartidas en dos etapas. Dada la imposibilidad de llevar a cabo la convocatoria correspondiente a 2012 por razones presupuestarias, el museo ha concebido una muestra retrospectiva del propio proyecto, que permanecerá expuesta durante el primer semestre de este año.
La primera etapa se desarrolló en el antes denominado Museo de Bellas Artes de Santander, hoy recalificado como MAS, entre 1996 y 2001. Su objetivo era “apoyar a las nuevas generaciones artísticas locales y autonómicas”, de modo que las cinco ediciones iniciales se centraron en artistas del contexto regional, con un claro predominio de la pintura sobre el resto de disciplinas y una acusada división de género, ya que solo la edición correspondiente al año 1998 contó con obras firmadas por artistas mujeres: Arancha Goyeneche, Sara Huete y Emilia Trueba. Con todo, la presencia femenina fue de un 30% (13 artistas en total: tres mujeres y diez hombres).
Durante la segunda etapa, repartida en siete ediciones entre 2005 y 2011, se introdujeron importantes cambios en el proyecto, que pasó a ser coproducido entre varias instituciones y a ocupar más espacios, además del propio museo. Se incrementó tanto el número de artistas como su procedencia, abriéndose a otros contextos nacionales e internacionales y cobrando una dimensión pluridisciplinar. La selección incluía artistas con pluralidad de registros, mayoritariamente jóvenes o de mediana edad (salvo excepciones puntuales, como Juan Navarro Baldeweg o el ya desaparecido Esteban de la Foz); todos ellos con un recorrido reseñable o algún reconocimiento en los circuitos artísticos legitimados por el mercado, bien por haber despertado interés en ferias y proyectos de gran calado o por ser parte de colecciones con cierto prestigio. Se profundizó en un modelo expositivo múltiple, de configuración poliédrica, formado por varias muestras independientes. Aunque cada artista recibía un tratamiento individualizado, se procuró que cada nueva edición formase un bloque compacto. A tal efecto se introdujo un nexo temático que sirviera para hilvanar las diferentes propuestas en torno a un argumento común que fomentara el diálogo y las lecturas transversales. La reflexión multidisciplinar sobre lo pictórico, la mujer, el color o la naturaleza muerta fueron algunos de estos ejes conductores (posiblemente tan amplios que hubiera valido la pena matizarlos un poco más). En este segundo periodo la presencia femenina aumentó de forma considerable, a excepción de la edición correspondiente al año 2007, donde compareció una sola artista (Ángeles Agrela) de un total de nueve autores y las dos últimas convocatorias, con dos autoras cada una (Alexandra Aguiar y Ruth Gómez en 2010 o Alejandra Freyman y Julia Montilla en 2011) de un total de seis; si bien es cierto que en 2009 todas las artistas seleccionadas fueron mujeres (Ana Díez, Rosalía Banet, Marta Bernardes, Nicola Costantino, Ruth Morán y Concha Pérez).
Rosalía Banet, Cumpleaños (detalle), 2008
En su conjunto, El Puente de la Visión ha reunido un total de 66 propuestas diferentes, 29 de ellas realizadas por mujeres (un 44%), cuya presencia -bastante significativa tanto en el plano cuantitativo como cualitativo- supera notablemente la media española, a la vista del informe publicado por MAV en 2011 sobre exposiciones individuales en 22 centros de arte contemporáneo, donde la proporción se reducía a un 9,4%. A este respecto también cabe señalar que cada nueva edición del proyecto ha ido acompañada de un catálogo bastante completo que incorporaba análisis críticos individualizados de hasta 35 profesionales del sector, de los cuales prácticamente un 63% son mujeres.
Magdalena Correa, HotHot, 2008
El incremento patrimonial ha sido otra de las grandes metas del proyecto. A lo largo de estos doce episodios, más de 40 obras exhibidas en su contexto se han incorporado a los fondos del MAS y actualmente se muestran en el marco de la colección permanente. La actual exposición temporal, comisariada por el director del museo, Salvador Carretero, es una colectiva vertebrada por una selección de 17 obras realizadas por artistas que han desfilado por las distintas ediciones de El Puente de la Visión (lo deseable hubiera sido contar con las mismas piezas que se mostraron en su momento, pero no ha sido posible en todos los casos), más de la mitad de las cuales han sido creadas por mujeres, como las fotografías de Miriam Bäckstrom, Nuria Canal, Ana Díez y Concha Pérez, una gran caja de luz de Magdalena Correa, una escultura de Concha García, el políptico de técnica mixta de Sara Huete, las acuarelas de Emilia Trueba y una composición con vinilo de Arancha Goyeneche.
Catarina Campino, Esposas de matrimonio, 2005
Más que una revisión del proyecto en sentido estricto, se trata de una ampliación temporal o apéndice de la expocolección permanente Travesía, distribuida en las dos plantas superiores del museo, una de las cuales tiene la particularidad de reunir un conjunto de piezas que o bien tienen como nexo argumental “lo femenino” o bien han sido realizadas por mujeres (cabe destacar las excelentes aportaciones de Nicola Costantino, Paloma Navares, Catarina Campino, Rosalía Banet y Ruth Gómez, todas ellas procedentes de El Puente de la Visión). La actual exposición es, al fin y al cabo, un pretexto para revisitar la colección desde una nueva óptica, hacer balance y redefinir el proyecto, introduciendo los cambios pertinentes y reforzando sus puntos fuertes, con vistas a afrontar una futura tercera época.
El Puente de la Visión (1996-2001), MAS/Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, C/ Rubio nº6, Santander. De diciembre de 2012 hasta junio de 2013.