CATACLISMO

LA INVENCIÓN CONCRETA. COLECCIÓN PATRICIA PHELPS

INAUGURACION EXPOSICION PATRICIA PHELPS DE CISNEROS.

Carmen Pena

Esta exposición trata de cómo se rebeló Latinoamérica en los años 60 y 70 del siglo pasado contra sus iconos artísticos tradicionales e institucionales, identificándose con la libertad de lo moderno abstracto expresado por el rigor de la geometría, la alegría del color y lo dinámico de los ritmos, interaccionando con el cuerpo del espectador, desde los ojos a los movimientos orgánicos corporales, mentales, físicos y metafísicos.

Esta muestra es además de la forma en que una nueva oligarquía financiera latinoamaericana, en estas últimas décadas, ha adquirido un grado de refinamiento en el gobierno de su capital, construyendo colecciones de arte “responsable”, que no solo han tenido objetivos comerciales, o mejor, además de ellos y con ellos han asumido un compromiso en el lanzamiento al espacio central del arte contemporáneo de su producción regional y local. Patricia Phelps aparecía en el mes de noviembre del año pasado entre los “Power 100” de Art Review, como la nº 27 en la lista de los nombres más destacados entre la élite de la industria del arte. Ella y un significativo número de mujeres está en esa lista.

Su colección pertenece a lo que la historia del arte ha clasificado ya como “nuevo coleccionismo”, por diferencia al típico de la segunda mitad del siglo XX. Tal modo de acumulación de poder y de capital real y simbólico por parte del coleccionismo privado ha reservado de forma fragmentaria y posibilista un fin o unos fines, que restauran una nueva filantropía identificada con causas racionalmente críticas, que hagan compatible la plusvalía –no nos engañemos– con la defensa de manifestaciones artísticas consideradas epigonales en el relato del proceso del arte vanguardista del siglo XX.

Esta última sería la causa de la colección Phelps: destacar el protagonismo del arte latinoamericano en el proceso de la construcción del segundo vanguardismo y del arte moderno, que potenció la abstracción desde sus contextos regionales, para la causa –entonces– del progreso de sus países, inmersos en el caso del Brasil p.e. en un activismo entonces revolucionario, como sería el caso de los artistas pertenecientes al grupo brasileño El Frente. Para darle tal protagonismo, Phelps ha donado a museos hegemónicos del arte contemporáneo obras de su colección, a cambio de promoción de este arte, apoyado también con la investigación sobre él, divulgado a base de publicaciones y material audiovisual de promoción. La primera donación la hizo al MOMA, obteniendo resultados muy positivos.

El modelo de Patricia ha sido el de una de las grandes pioneras del coleccionismo en las primeras vanguardias, me refiero a Katherine Dreier, aquella artista americana de origen alemán, afiliada al feminismo activo y a un coleccionismo nuevo en los años 20 del siglo anterior, que se dedicó a potenciar el arte dadaísta, junto con Marcel Duchamp y Man Ray, a través de la Société Anonyme, fundada por los tres: el coleccionismo de esta sociedad tuvo por poco tiempo su propio espacio físico, convirtiéndose en habitante nómada de museos e instituciones que potenciaran el arte progresivo. Dreier era rica, pero no tan rica como Phelps de Cisneros, ya que no era “de”, pues era soltera. Su dinero lo invirtió en apoyar las causas más corrosivas de las primeras vanguardias con un criterio progresista del arte y de la vida, en el cual la mujer habría de tener un papel reivindicativo en la causa de la igualdad de género.

El papel de Patricia Phelps no tiene que ver con el de Dreier, –no estamos en el tiempo ya de las revoluciones–, sus objetivos son posibilistas, pero esta nueva clase de mecenas de los países emergentes y de las causas periféricas del arte contemporáneo tienen sus aspectos positivos para la nueva narración del arte contemporáneo.

En cualquier caso y dejando para otro rato el debate sobre el nuevo mecenazgo y el papel en él de la mujer –largo y espinoso– la potencia de las propuestas latinoamericanas en las segundas vanguardias demuestran en esta exposición con ejemplos emblemáticos su calidad, además de ratificar con el nuevo modo de ser narradas sus aportaciones creativas.

Solo esa misión cumplida a la hora de profundizar en la grandeza de las mujeres participantes en el neoconcretismo: Lygia Clark o Lygia Pape, Gego, Mira Schendel, Judith Lauand o Antonieta Soto –grandes entre las grandes– aparte de compañeros territoriales, merece sin discusión un “poroto” para Patricia Phelps and Company. Omito intencionadamente ponerle “de Cisneros”, porque creo que su papel como mujer en la iniciativa de la colección se debe a ella en buena medida.

 

La invención concreta. Colección Patricia Phelps de Cisneros, MNCARS, Edificio Nouvel, Planta 0, Madrid. Del 23 de enero al 16 de septiembre de 2013.

 

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