Eulàlia Grau, El règim capitalista crea cada dia situacions com aquesta en la classe obrera, 1976.
Colección particular. La contraposición muestra la familia del presidente de EE UU Jimmy Carter y la de un obrero andaluz en paro.
Nora Ancarola
De la exposición de Eulàlia Grau, nacida en Terrassa en 1946, no solo asombra su enorme actualidad en cuanto al tratamiento crítico de los valores de un capitalismo que, ya en los años 70 parecía en crisis, sino más asombroso aún nos resulta el trabajo y la metodología archivística, tan propia de nuestros días. Narrar la realidad de una sociedad basada en la injusticia y la desigualdad es algo que desde principios de los años setenta muchos artistas incorporan en su proceso de trabajo. Pero solo algunos, como es el caso de Eulàlia Grau, generan un relato de denuncia donde el lenguaje toma la fisonomía que le otorga el propio compromiso ético desde una cuidadosa y rigurosa acción de recopilar, seleccionar y reordenar las imágenes creando lecturas de verdadera complejidad entre relato, realidad y ficción. Si a ello le agregamos el nuevo valor que se vislumbra en la escena internacional, donde «lo manual» vuelve a dar áurea a las obras de arte, nos encontramos delante de una artista de verdadera actualidad.
La problemática del capitalismo en loop. Reflexión y activismo
La exposición presentada en el MACBA, Nunca he pintado ángeles dorados, ofrece un recorrido por las pinturas (según sus propias palabras) que nos hablan con un interés renovado. En todos sus trabajos utiliza la fotografía, normalmente procedente de los medios de comunicación. Estos fragmentos de realidad, reconstruyen un nuevo discurso que se hace visible en telas emulsionadas y serigrafías, pero también en posters, libros, inserciones en revistas que hacen de su trabajo un modelo de reflexión y activismo.
La importancia que tienen los mass-media en la obra de Eulàlia (así se hacía llamar en un largo período de su vida) como parte responsable de una sociedad vigilada, censurada y gobernada por corruptos y machistas, nos parece hoy la descripción de nuestro momento social actual y no la de la dictadura franquista y la posterior transición a la que realmente se refiere. Es evidente que esta obra está también en sintonía con las prácticas artísticas que constituyen el espacio de expresión de los feminismos de finales de la modernidad y que forman parte de los movimientos que impulsan los grandes y profundos cambios en la sociedad.
Sin embargo, en estos momentos en que los cambios van cayendo como piezas de ajedrez de un tablero que se había construido durante décadas con sangre de muchas personas y el sacrificio de casi todas, la obra de Eulàlia es la demostración que, temas como el derecho a la vivienda, la desigualdad de género y la discriminación social revienen una y otra vez en este capitalismo en loop que extrae métodos cada vez más enérgicos para revitalizarse y recuperarse en la más brutal injusticia.
En Etnografías, Inventemos también nosotros…, La cultura de la mort, El règim capitalista crea cada dia situacions com aquesta en la classe obrera u Orden público, todas obras entre los años 70 y mediados de los ochenta, Eulàlia realiza una descripción pormenorizada del capitalismo moderno. En obras como Discriminació de la dona (1977), la artista pone en evidencia las diferencias sociales, los estereotipos de los roles tanto femeninos como masculinos, analizando el ámbito doméstico, laboral y jurídico. El Cancionero de los hombres verticales y de los hombres horizontales (1975) es una cruda e irónica denuncia respecto del significado de los que es fracasar y triunfar en un contexto de valores predeterminados y un orden social jerárquico inflexible.
Finalmente la obra de producción reciente Me gustaría morir en un lugar donde nadie me viera. María (2011-2012) donde una mujer sin techo deambula por las calles de Barcelona mientras, en paralelo, se suceden imágenes de los protagonistas de la corrupción que continúan impunes, no puedo evitar relacionarla con Klara (1983-84) esa mujer destinada a ser enterrada al lado de su marido en un cementerio de Berlín.
Que el MACBA exponga a Eulàlia Grau y revise su obra, no solo era imprescindible, sino una deuda que no podía esperar más tiempo.
En el marco de la exposición, las actividades paralelas como las visitas comentadas de la comisaria Teresa Grandas, las conferencias y debates contribuyen a una mejor y más precisa comprensión de esta artista a la cual, por fin, se le ha hecho justicia.
Eulàlia Grau, Mai no he pintat àngels daurats (Nunca he pintado ángeles dorados), MACBA, Barcelona. Del 8 de febrero al 26 de mayo de 2013.
Prorrogada por éxito de público hasta el 30 de junio.