CATACLISMO

¡AHLAN!

¡AHLAN!
Rocío de la Villa

El pasado 9 de mayo se presentaba en la galería Formato Cómodo de Madrid la revista ¡AHLAN! realizada por Nuria Carrasco, fake de la popular revista Hola, como resultado de la estancia de la artista en noviembre de 2012 en los Campos de Refugiados Saharauis de Tindouf en Argelia, en el marco de Artfariti 2012, Encuentros Internacionales de Arte y Derechos Humanos del Sahara Occidental, celebrados anualmente y que en esta sexta edición ha contado con otros artistas de nuestro país, como Santiago Sierra, Esther Ferrer, Isidoro Valcárcel, Los Torreznos, Federico Guzmán, Muntadas o Miquel Barceló. La revista ¡AHLAN! es una crónica a todo color de su convivencia y el registro de la vida de sus habitantes, sus tradiciones, celebraciones, instalaciones sociales, iniciativas, etc., poniendo cara y protagonismo al empeño de una colectividad.

Habitualmente, las revistas reproducen “de segunda mano” arte creado para ser expuesto en galerías e instituciones. Sin embargo, desde las vanguardias históricas comienzan a producirse las colaboraciones “directas” de artistas en publicaciones periódicas, como por ejemplo los míticos fotomontajes de John Heartfield en Die Arbeiter Illustrierte Zeitung (El Periódico Ilustrado de los Trabajadores) y AIZ. Tras Duchamp, que propuso variedades de dispositivos para la producción y exhibición, y con la nueva conciencia pop del poder icónico de los medios de masas, se dará un vuelco definitivo. Como afirmó Dan Graham a propósito de sus obras para página de revista: “El pop quiso minar la noción de calidad en las Bellas Artes utilizando contenidos de la cultura de masas. En tanto se alimentaba de las imágenes de la cultura popular a través de las revistas, cuando retornaba a ellas ofrecía un punto de vista irónico sobre esta cultura popular. Lo que el pop ponía a la vista era que toda la información, como la de las revistas, podía ser utilizada dialécticamente desde el sistema artístico. Una obra puede funcionar simultáneamente a nivel del lenguaje artístico y a nivel del lenguaje popular de los media; e incluso puede existir un diálogo entre ambos, comentándose recíprocamente y dándose mutuamente perspectiva de los supuestos de cada uso de lenguaje. Diseñé obras para revistas que pudieran al mismo tiempo autodefinirse y relacionarse, a través del contexto, con la información del resto de sus páginas”.

Todavía en una vuelta de tuerca más, una revista completa puede ser modelo y formato para subvertir gastados estereotipos, como ha hecho Nuria Carrasco en ¡AHLAN!, continuando su serie de trabajos de crítica y parodia de la representación de la vida cotidiana contemporánea a través de los medios de masas en vídeos como ¿Quién eres? (2006) y sobre todo, Fortuna 82, Moraleja 13 (2009) –anticipatorio de un programa que efectivamente se emite ahora, en la televisión de la crisis–, con el que este proyecto guarda estrecha relación. Pues si entonces, pobres y ricas intercambiaban su residencia, en ¡AHLAN! la vida cotidiana de los refugiados saharauis se apropia del formato de la revista de celebrities en papel cuché para recuperar la dignidad perdida habitualmente en los medios de comunicación, al tiempo que, como señala Juan Pablo Wert, “quedan al descubierto los mensajes subliminales de aquella revista y del género en su conjunto”, cuya superficialidad es una muy eficaz herramienta para transmitir “los instrumentos de dominación que se hacen pasar por la normalidad”.

Inversión y deconstrucción que se aplican sistemáticamente, desde la portada, bajo el titular: “Lucha por la libertad de tres generaciones”, y va parodiando todas sus secciones, con oportunas inserciones publicitarias, hasta las recetas de cocina. Ya en Mitologías (1957), en su artículo “Cocina ornamental”, Roland Barthes calificó a la revista Elle como “verdadero tesoro mitológico”. ¡AHLAN! es una pequeña joya, un granito de arena más en la reivindicación de un pueblo y su legítima exigencia de independencia. Con su transmutación de las retóricas del éxito y el fracaso, ¡AHLAN! nos hace envidiar la dignidad, la ilusión y la alegría con que mantienen su ejemplar resistencia.

Habitualmente, las revistas reproducen “de segunda mano” arte creado para ser expuesto en galerías e instituciones. Sin embargo, desde las vanguardias históricas comienzan a producirse las colaboraciones “directas” de artistas en publicaciones periódicas, como por ejemplo los míticos fotomontajes de John Heartfield en Die Arbeiter Illustrierte Zeitung (El Periódico Ilustrado de los Trabajadores) y AIZ. Tras Duchamp, que propuso variedades de dispositivos para la producción y exhibición, y con la nueva conciencia pop del poder icónico de los medios de masas, se dará un vuelco definitivo. Como afirmó Dan Graham a propósito de sus obras para página de revista: “El pop quiso minar la noción de calidad en las Bellas Artes utilizando contenidos de la cultura de masas. En tanto se alimentaba de las imágenes de la cultura popular a través de las revistas, cuando retornaba a ellas ofrecía un punto de vista irónico sobre esta cultura popular. Lo que el pop ponía a la vista era que toda la información, como la de las revistas, podía ser utilizada dialécticamente desde el sistema artístico. Una obra puede funcionar simultáneamente a nivel del lenguaje artístico y a nivel del lenguaje popular de los media; e incluso puede existir un diálogo entre ambos, comentándose recíprocamente y dándose mutuamente perspectiva de los supuestos de cada uso de lenguaje. Diseñé obras para revistas que pudieran al mismo tiempo autodefinirse y relacionarse, a través del contexto, con la información del resto de sus páginas”.

Todavía en una vuelta de tuerca más, una revista completa puede ser modelo y formato para para subvertir gastados estereotipos, como ha hecho Nuria Carrasco en ¡AHLAN!, continuando su serie de trabajos de crítica y parodia de la representación de la vida cotidiana contemporánea a través de los medios de masas en vídeos como ¿Quién eres? (2006) y sobre todo, Fortuna 82, Moraleja 13 (2009) –anticipatorio de un programa que efectivamente se emite ahora, en la televisión de la crisis–, con el que este proyecto guarda estrecha relación. Pues si entonces, pobres y ricas intercambiaban su residencia, en ¡AHLAN! la vida cotidiana de los refugiados saharauis se apropia del formato de la revista de celebrities en papel cuché para recuperar la dignidad perdida habitualmente en los medios de comunicación, al tiempo que, como señala Juan Pablo Wert, “quedan al descubierto los mensajes subliminales de aquella revista y del género en su conjunto”, cuya superficialidad es una muy eficaz herramienta para transmitir “los instrumentos de dominación que se hacen pasar por la normalidad”.

Inversión y deconstrucción que se aplican sistemáticamente, desde la portada, bajo el titular: “Lucha por la libertad de tres generaciones”, y va parodiando todas sus secciones, con oportunas inserciones publicitarias, hasta las recetas de cocina. Ya en Mitologías (1957), en su artículo “Cocina ornamental”, Roland Barthes calificó a la revista Elle como “verdadero tesoro mitológico”. ¡AHLAN! es una pequeña joya, un granito de arena más en la reivindicación de un pueblo y su legítima exigencia de independencia. Con su transmutación de las retóricas del éxito y el fracaso, ¡AHLAN! nos hace envidiar la dignidad, la ilusión y la alegría con que mantienen su ejemplar resistencia.

Nuria Carrasco, ¡Ahlan!, 2013. 100 páginas. 10 euros.

HBUJA

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