CATACLISMO

TANIA PARDO, RETANDO A LA SUERTE

Semíramis González

Entrevista a Tania Pardo por su nuevo proyecto “Retando a la suerte” con el colectivo NO PHOTO.

El pasado mes de diciembre se presentó la primera de las cajas que forma parte del proyecto “Retando a la suerte”, comisariado por Tania Pardo con el colectivo NO PHOTO y que supone la participación de 13 comisarios y 12 artistas.

Concibiendo cada exposición como una caja portátil en la que el resultado nace del contacto entre artistas y comisario, “Retando a la suerte” supone un proyecto de gran envergadura que se presentará en tres espacios distintos (garaje Vistahermosa, Centro Centro y La Casa Encendida) y que posteriormente se expondrá en todo su conjunto.

Nuevos aires para el comisariado y el formato expositivo en tiempos de cambios. Una propuesta novedosa y diferente, con gran importancia de lo procesual, que propone un resultado final portátil.

Entrevistamos a Tania Pardo, comisaria del proyecto, y aprovechamos para que nos cuente qué opina de la situación actual en el comisariado.

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13 COMISARIOS, 12 ARTISTAS. 13 PREGUNTAS.

SG- ¿Qué es “Retando a la suerte”?

TP- Es un proyecto curatorial con el Colectivo de fotógrafos NOPHOTO.

Retando a la suerte es un proyecto planteado como una cadena curatorial: trece comisarios plantean cada uno de ellos una exposición con los doce miembros del colectivo de fotógrafos NOPHOTO. El resultado de cada una de estas propuestas se presenta en un único formato: trece cajas concebidas como trece exposiciones fotográficas portátiles.

Trece miradas sobre un mismo colectivo, doce fotógrafos y un comisario.

Retando a la suerte es un proyecto que se plantea en diferentes fases de presentación, y genera una red curatorial en torno a la fotografía y al colectivo NOPHOTO. Lo importante de este proyecto también es la idea de proceso, ya que hay muchos profesionales implicados y cada uno de ellos trabaja con una temática distinta con un mismo colectivo. Además se ha habilitado un blog como herramienta de uso y se están generando muchos diálogos.

SG- ¿De dónde surgió la idea? (proyecto grande: 13 comisarios, 12 fotógrafos)

TP- Ellos me contactaron para hacer un proyecto y tras la primera reunión pensé que un colectivo que llevaba años trabajando en Madrid no había tenido mucho contacto con comisarios que no estuvieran relacionados directamente con la fotografía; observé que algunos de ellos se definían como fotógrafos y no como artistas, entonces consideré que sería interesante generar relaciones y aproximar el trabajo a diferente comisarios y que los fotógrafos establecieran relaciones con comisarios que no eran exclusivamente expertos en fotografía. El colectivo está formado por 12 fotógrafos y a esto le sumé mi mirada como comisaria, entonces éramos 13, pero si quería invitar a otros comisarios necesitaba continuar jugando con este número tan simbólico y con la propia fecha del proyecto que empezaba en 2012 y finalizaría en 2103, entonces invité a otros 12 comisarios, siendo un total de 13 comisarios y 12 fotógrafos.

La idea es generar una cadena curatorial, cada comisario invitado propone un tema a los fotógrafos del colectivo y el resultado es una caja (concebida como una exposición portátil) y dentro de ellas hay 12 imágenes de cada uno de los fotógrafos, el resultado final serán 13 cajas, concebidas como exposiciones, que contienen 12 fotografías cada una de ellas, un total de 13 cajas y 156 fotografías.

El proyecto se presenta en tres fases de presentaciones y, al final, una exposición que mostrará las 13 cajas y sus contenidos fotográficos. La primera presentación y arranque del proyecto fue el pasado 20 de diciembre en el garaje Vistahermosa (el lugar de trabajo del colectivo) donde se presentó la primera de las cajas comisariada por mí bajo el título “Juntos”. Se lanzó una pregunta a cada uno de los fotógrafos “¿qué es para ti lo colectivo?” y cada uno de ellos me respondió con una imagen. La segunda fase de presentación ha sido el 5 de marzo en Centro Centro y presentamos las siguientes seis cajas comisariadas por Virginia Torrente (su caja/exposición “Solo”); Rafa Doctor (su caja/exposición “Madrid”); Sergio Rubira (su caja/exposición “Errores”); Eva González-Sancho (su caja/exposición “La Pérdida”); Rosa Olivares (su caja/exposición “Crisis”) y Roberto Vidal + Iraida Lombardía (su caja/exposición “Lo invisible”). La tercera fase será en La Casa Encendida y se presentarán en junio las últimas seis cajas que conforman el proyecto con Manuela Villa, Pablo Flórez, Martí Manem, Manuel Segade, Horacio Fernández y Estrella de Diego.

Y por último la exposición completa que tendrá lugar en una sede (aún por concretar). Como ves, la idea es implicar a distintos espacios, instituciones y gente. También reflexionar sobre lo colectivo y lo individual pues la idea es trabajar con el colectivo NOPHOTO, pero las imágenes de cada caja tienen una autoría individual de cada uno de los miembros de NOPHOTO: Jonás Bel, Paco Gómez, Marta Soul, Eva Sala, Carlos Luján, Juan Santos, Juan Valbuena, Juan Millás, Eduardo Nave, Iñaki Domingo, Carlos Sanva y Jonquera (www.nophoto.org).

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SG- Es interesante la idea de “exhibición portátil de arte”, ¿en qué medida resulta esto novedoso?

TP- Esto no es muy novedoso, me interesaba mucho jugar, metafóricamente, con la idea de exhibición portátil en el sentido más duchampiano y que alguien pudiera llevarse una exposición en una caja (un homenaje a Cornell) y lo pueda mostrar como quiera y donde quiera. Reflexionar sobre el contenido y no sobre el continente. Una exposición en una caja supone que su contenido pueda mostrarse en un ascensor, en una cocina, en una sala de exposiciones, en un coche, etc.

SG- Desde el “manifiesto” se reitera la importancia del “capital afectivo como sistema de trabajo dinamizador”, ¿ha sido esto determinante a la hora de escoger comisarios?

TP- Sí, para mí el capital afectivo es determinante en muchos de los proyectos que planteo. El mundo del arte es un lugar tan flexible que esto es necesario, generar cadenas de afectos para trabajar es fundamental. Colaborar en red, crear grupos de trabajo, plataformas de pensamiento colectivo, etc. Parto de la implicación con muchas personas cuando planteo proyectos. La introspección la utilizo para mirar, estudiar y reflexionar. Pero no me gusta trabajar sola, prefiero ir acompañada.

SG- ¿Y en la elección del colectivo? ¿Primó la idea de que fuese un grupo?

TP- El colectivo NOPHOTO lleva operando en Madrid como agencia y como colectivo más de ocho años, además sus miembros tienen carreras individuales, muchos de ellos colaboran con galerías –Carlos Sanva en Galería José Robles, Iñaki Domingo en Inés Barraneche, Marta Soul en Galería Visor, Eduardo Nave el Galería Pilar Serra, etc.–. Conocía el trabajo de alguno de sus miembros y admiraba profundamente su trabajo como colectivo, no es fácil ser un colectivo con tantos miembros… Así que cuando me contactaron me interesó mucho trabajar con ellos y poner en marcha este proyecto. Estoy aprendiendo muchísimo. Es un honor que me dejen hacer esto con NOPHOTO, son muy generosos.

SG- ¿Qué aporta NOPHOTO al proyecto? (entendiendo que no se trata de un comisariado clásico)

TP- Casi podría decir que el proyecto en sí aporta muchas cosas, al ser 12 fotógrafos y 13 comisarios, se generan muchas y distintas relaciones, esto supone que hay comisarios más clásicos en su planteamiento, otros que se implican más, otros menos… Es un experimento y es muy enriquecedor también trabajar sobre las posibilidades que encierra el error y el experimento. Un proyecto de largo plazo como este, casi un año, resulta informe, cambiante, suceden cosas por el camino, ideas… además hay una web y un blog.

SG- La primera de las cajas, “Juntos”, ha sido comisariada por ti bajo la pregunta “¿Qué fotografía que forma tu obra representa para ti lo colectivo”: ¿la elección de cada foto es una decisión comisario-artista? (a modo de diálogo mutuo)

TP- En este caso, al ser la primera de las cajas, la que arrancaba el proyecto, me interesaba que fuese una reflexión sobre lo colectivo, y al lanzar una pregunta que debía ser respondida con una imagen, cedía en cierta manera la selección al propio fotógrafo con su repuesta, convirtiendo Juntos en un comisariado compartido, ya que yo no seleccionaba, la respuesta de cada uno de ellos era su propia selección y el resultado ha sido tan dispar como interesante. Entender a través de una imagen cómo cada uno de ellos entiende lo colectivo ha sido una experiencia muy enriquecedora.

SG- Estas ideas me recuerdan a las políticas de la amistad, al modo que planteaba Mieke Bal, ¿no? Como capital colectivo de conocimiento

TP- En realidad tiene mucho que ver con todo esto, como he comentado antes, con la idea de compartir y generar conocimiento colectivo y, en este caso, al hacer referencia a lo portátil también tiene que ver con los “conceptos viajeros” de los que ella habla en su libro Travelling concepts in the Humanities, donde se revisan diferentes conceptos como la propia mirada y la focalización.

SG- ¿Puede ser este capital afectivo un cambio necesario a la hora de pensar proyectos, o es algo que ya aplicabas?

TP- El uso del capital afectivo es algo que considero muy necesario a la hora de plantear proyectos. Lo he intentado aplicar siempre, es una militancia cotidiana más bien, que traslado a los proyectos que planteo, de hecho, lo he llevado a cabo en diversos proyectos donde he intentado generar redes y relaciones diferentes, “Un NO por respuesta” (Laboratorio 987, MUAC); “Uno más Uno, multitud” (Doméstico’08);  o el más reciente “News, Events & Friends… Homenaje a Walter Hopps” (La New Gallery). Me interesan diferentes formatos, no solo los expositivos, para generar redes, como los visionados de portfolios, los encuentros entre profesionales y todas aquellas iniciativas que tienen muy en cuenta a los públicos. Me interesan las ideas prismáticas y la funcionalidad del arte.

SG- La importancia del colectivo en las nuevas propuestas curatoriales, ¿qué supone esto de trabajar “juntos”?

TP- Trabajar juntos supone estar dispuesto a ceder, escuchar, aprender, equivocarte, en definitiva a crecer. Creo que plantear proyectos donde se implican diferentes miradas es bastante más enriquecedor en muchos sentidos y desde luego, el proceso se convierte en parte fundamental de un resultado, quizá casi es más importante. Establezco categorías unidas como colectivo y construcción. Doy por hecho que el trabajo de la práctica curatorial se debe plantear como trabajo en equipo con el artista, una práctica horizontal, entendida y asumida en términos de diálogo y comunicación.

SG- Citas a Duchamp, Cornell y Vila Matas para hablar de estructuras portátiles, ¿está cambiando el formato expositivo a causa de la crisis económica?

TP- Las crisis siempre hacen que se replanteen numerosas cosas y esta crisis económica, en concreto, hace que nos replanteemos el propio modelo de exposición. Han cambiado los paradigmas, se acabaron las grandes exposiciones, lo XXL, el mundo del arte ha sufrido  también su propia “burbuja”, víctima de un sistema capitalista abominable. Esto ha hecho que nos replanteemos infinitas cuestiones, no solo económicas, también ideológicas y, por supuesto entre ellas la propia función del arte, el sistema, el modo de aproximar el arte contemporáneo a otros públicos, la funcionalidad de los museos y centros de arte, etc. Y quizá, lo portátil responda un poco a todo esto, y lo relaciono, metafóricamente (casi literalmente, más bien), con la libertad como idea de movimiento en todas sus acepciones.

SG- “Retando a la suerte” llama precisamente a plantar cara a los malos augurios, ¿cómo ves el comisariado en este momento tan difícil?

TP- Es curioso cómo en estos momentos hay más comisarios que nunca. Existe el comisariado como práctica y quien hace práctica como oficio. Es interesante entender qué hace y en qué consiste la labor de un comisario, cuál es su papel en el engranaje del arte. En términos generales, las cosas ahora están difíciles pero la crisis es algo inherente al Arte, el Arte en estado permanente de crisis para avanzar y cuestionar (esto es fundamental, el arte no debe dar respuestas, sino generar constantemente preguntas). Creo que el comisariado está en un momento muy bueno, hay tantas fisuras que todavía quedan muchas cosas por hacer, hay hueco para todos, es necesario trabajar en red, colaborar, ser solidario y generoso y estar unidos como sector.

SG- ¿Qué recomendarías a los jóvenes comisarios que aún están empezando?

TP- Que visiten exposiciones continuamente, que lean e investiguen y que se pongan a hacer proyectos sin parar! Que intenten ser desprejuiciados, pero que formen y defiendan su propio criterio y por supuesto que no tengan miedo a equivocarse, el equívoco es necesario para aprender y avanzar.

 

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