CATACLISMO

LA ESPIGADORA. WOMEN IN GOLD

Woman-in-gold

 

Un ejemplo de malas prácticas. El actor y empresario Antonio Banderas presenta estos días (del 11 al 18 de septiembre de 2013) sus fotografías en un glamouroso montaje bajo el título “Women in Gold”. La mullida moqueta casi blanca y un cortinaje circular de finas cadenas doradas prestan a la sala el aspecto de puticlub de lujo. El rollizo catálogo de mano, con solapas doradas, aclara la finalidad: “Antonio Banderas Fragances”. En la inauguración, acompañado de la también exitosa hollywoodiense Paz Vega, presentó su último perfume de mujer “Her Golden Secret”. Una fotografía de Antonio Banderas disfrazado de tópico fotógrafo/artista nos asegura que él es el autor de una veintena de imágenes, de variado estilo publicitario y demasiado déja vu. Las fotografías están al borde del porno refinado bajo bonitas frases del tipo: “Todas las mujeres tienen ese ‘algo’ especial…”, “La mujer es un misterio maravilloso…” y otras bobadas. Para más inri, también se proyectan en una pantalla las imágenes recogidas por la convocatoria “Para ti, ¿qué es la feminidad?”, cuya selección resulta excesivamente cargada: casi todas las imágenes de autores masculinos insisten en la vertiente erótica; mientras ellas proponen imágenes divertidas. El cinismo del evento y la falta del mínimo pudor de los organizadores no tiene límites: además, las fotografías de Banderas serán subastadas y sus beneficios se destinarán a la ONG de Antonio Banderas Lágrimas y Favores.

Es verdad que no es la primera vez que la empresa Puig utiliza el Instituto Cervantes, ya en 2010 Banderas presentó su colonia para hombre en su sede en Nueva York. En esta ocasión, la convocatoria de prensa en Madrid fue dirigida a medios del corazón, sin que nada llegara a los medios especializados en cultura ni en artes visuales. Se trataba de pasar de puntillas sobre el torpedo sexista acogido por una institución pública, es decir, pagada con los impuestos de todas y todos, y que se presupone en primera línea de la promoción de la “marca España”; marca que quedará a la altura del betún con la vergonzante itinerancia de este negosi en Chile, Argentina, Méjico…

Que esto se inicie en su sede central va dirigido contra la línea de flotación de una sala de exposiciones que bajo el nuevo equipo directivo este año ya se descolgó de iniciativas en las que antes colaboraba y que sí prestigian a nuestra ciudad y a nuestro país, como PHotoEspaña. Recordemos que por este espacio han pasado exposiciones tan serias como Escrituras en libertad, dedicada a la poesía visual, fonética, espacial y concreta española e hispanoaméricana del siglo XX; correctas, como Esquizofrenia tropical; y adecuadas, como Grafika y la retrospectiva Panóptica del dibujante Max, Premio Nacional de Cómic. Hacer de un espacio expositivo un lugar de referencia requiere años de coherencia en la programación. Cuando se trata de una institución pública, pierde su credibilidad al ponerse al servicio de empresas privadas. Para empezar, sería imprescindible que la institución presentara datos transparentes de los ingresos obtenidos a través de esta clase de maniobras y justificar su destino presupuestario. Pero ni por todo el gold del mundo una institución dependiente del Estado puede contravenir los más básicos principios constitucionales. Que exhiba sin pudor esta orgía de sexismo es intolerable.

 

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