Hilma af Klint, Nº 3d. Las enseñanzas del budismo, 1920
HILMA AF KLINT. PIONERA DE LA ABSTRACCIÓN
Javier Cuevas del Barrio
La exposición Hilma af Klint. Pionera de la abstracción pretende revisar los orígenes de la abstracción en las vanguardias artísticas a través de las más de 200 obras de esta artista sueca, que vivió entre 1862 y murió en 1944. Formada en primer lugar en la Escuela Técnica de Estocolmo, su ciudad de origen, Hilma ingresó posteriormente en la Academia de Bellas Artes. A pesar de esta formación debemos tener en cuenta la dificultad que para una mujer artista en aquella época entrañaba el acceso a los círculos artísticos, tanto expositivos como críticos, pues estaban destinados a los artistas masculinos. Al igual que otros artistas como Kandinsky, Mondrian o Malevich, la pintora sueca se interesó por los movimientos espirituales contemporáneos como el espiritismo, la teosofía y la antroposofía. Hilma af Klint, que utilizaba el espiritismo como medio para crear su obra, vio acrecentada su necesidad de comunicarse con el más allá tras la muerte de su hermana en 1880. Además, a través de la práctica mediúmnica, intentaba escapar del determinismo biológico que establecía que la mujer solo podía imitar y no crear algo original. El vínculo de su obra con el espiritismo cobra mayor interés si tenemos en cuenta que las sesiones espiritistas las realizaba con otras cuatro mujeres, con las que formaba el grupo de “Las cinco”. Estas sesiones, en las que Hilma actuaba como médium y transmitía mensajes procedentes de instancias superiores de la consciencia, recuerdan a aquellas que, años después, realizarían los surrealistas.
Hilma af Klint, Grupo IX/SUW, nº 17. El cisne, 1915
Esta relación con el espiritismo hace que la obra de Hilma sea bastante hermética, situándose a medio camino entre lo decorativo, el arabesco, la abstracción, el simbolismo, la pintura automática y las sesiones de espiritismo. A partir de 1906, fecha de arranque de su obra abstracta, empezó a incluir una combinación de letras y símbolos en sus cuadros. Algunas, como la u, con el significado de “espíritu”, y la w, “materia”, se repiten frecuentemente en su obra, así como el color azul para representar el principio femenino y el amarillo para el masculino. Gran parte de la obra de Hilma gira en torno a conceptos binarios como hombre-mujer, día-noche, calor-frío, espíritu-materia o macrocosmos-microcosmos relacionados con la antroposofía. También observamos cómo se repiten en varias obras algunos términos como “evolución” que, además de hacer referencia al desarrollo del ser humano en las distintas fases de su vida de acuerdo con presupuestos teosóficos, se asocia en su época a El origen de las especies de Darwin, siendo la obra de la pintora sueca un claro ejemplo del trasvase de las ideas darwinianas a un contexto artístico. Mientras realizaba la serie de Los cuadros para el Templo (1906-1915), que comprende un total de 193 cuadros de gran formato, la artista tuvo que dejar la pintura durante cuatro años para dedicarse al cuidado de su madre, que se había quedado ciega. Así, a su voluntad de ver más allá para poder de algún modo entrar en contacto con su hermana fallecida, se unía una experiencia vital, en la que la ceguera de su madre le obligaba a cuestionar cuáles eran los límites de la visión.
Hilma af Klint, Grupo IV, nº 3. Los diez mayores. Juventud, 1907
Con el título Hilma af Klint. Pionera de la abstracción, esta exposición ha sido planteada como un cuestionamiento de los orígenes de la abstracción en el arte europeo de las vanguardias. De este modo, parecería que estas obras abstractas, realizadas a partir de 1906, obligarían a revisar el relato hegemónico de la abstracción en la modernidad que sitúa su origen en Kandinsky y sus primeras obras abstractas en 1910-1911, si no algo más tarde. Sin embargo, centrando la obra de Hilma en este aspecto estaríamos ofreciendo una visión sesgada de la misma. Por un lado, consideramos que dicha obra es mucho más compleja y no puede ser reducida a sus aspectos abstractos. Por otro lado, si bien es de justicia incluirla en el relato del origen de la abstracción en las vanguardias, debemos tener en cuenta que el proceso discursivo de mistificación puede incluir tanto a los artistas-héroes de la modernidad, como a las mujeres artistas que también han acabado siendo mistificadas como heroínas del feminismo. De este modo, para aplicar una metodología histórico-artística desde la perspectiva de género no bastaría con incluir unos cuantos nombres de mujeres artistas en la nómina oficial del arte contemporáneo, sino que se debería interrogar de forma crítica el sistema que algunos llaman patriarcado y otros falocentrismo. Por último hay que señalar que resulta especialmente interesante el hecho de que ella misma pidiera que su obra no fuera mostrada hasta veinte años después de su muerte, en una estrategia de ocultación que trataba de esquivar la crítica conservadora de aquella época, y que a su vez le permitió escaparse de las tradicionales clasificaciones de la historia del arte basadas en la nación, cronología, antecedentes e influencias.
Hilma af Klint, Sin título, sobre la visión de las flores y los árboles, julio-octubre 1922
Hilma af Klint
Hilma af Klint. Pionera de la abstracción, Museo Picasso, Málaga. Del 21 de octubre de 2013 al 9 de febrero de 2014.