HEDY LAMARR, ACTRIZ E INGENIERA
Mª Concepción Martínez Tejedor, Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos
Seguramente si a Hedwig Eva Maria Kiesler (Viena, 9 de noviembre de 1914-Casselberry, Florida, 19 de enero de 2000) le hubieran preguntado alguna vez eso de: “¿Tú eres de letras o de ciencias?”, le habría parecido un sinsentido, porque ella era de las dos cosas, y sin que ambas facetas de su vida colisionaran entre sí: como H. K. Markey –nombre adoptado tras su segundo matrimonio–, se dedicaba a fraguar inventos de diverso tipo, mientras que como Hedy Lamarr se convirtió en una de las estrellas más sofisticadas y deseadas del Hollywood de los años cuarenta.
A pesar de esto, las generaciones más jóvenes apenas recuerdan ya el nombre de esta actriz, y quién sabe si dentro de algunos años será más reconocida por su aportación pionera a la tecnología de las comunicaciones que por su faceta cinematográfica. Es en ese sentido en el que el Espacio Fundación Telefónica le viene reservando un rincón desde el pasado mes de noviembre de 2013, una pequeña exposición que se prorrogaba hasta abril de 2014.
Parece que Lamarr fue una mujer sin demasiados complejos. Nacida en Viena y entusiasmada por las artes escénicas desde su juventud, fue la primera actriz en aparecer desnuda en una película (Éxtasis, coproducción checo-austríaca dirigida por Gustav Machatý en 1933), en la que se bañaba despreocupadamente en un lago rodeado de árboles, custodiada tan solo por su yegua, que decide abandonarla con sus ropas a la grupa, lo que obliga a la muchacha a salir a buscarla en cueros por las inmediaciones.
Hedy Lamarr: An Animated Portrait
Pero tampoco se arredró al enfrentarse a unos estudios que, aún hoy en día, parecen ser de preferencia prioritariamente masculina, al culminar su formación como ingeniera de telecomunicaciones. Años después, conjuntamente con el compositor George Antheil, vinculado a la vanguardia artística parisina de los años veinte, patentó en plena Segunda Guerra Mundial un sistema para teledirigir torpedos de manera que no fueran interceptados por el enemigo. Su invento, que denominaron “Secret Communications System”, se basaba en el salto de frecuencia de las señales de radio para dificultar su captación por parte del enemigo, y está en la base de las comunicaciones actuales sin cable (WIFI, teléfonos móviles, etc.).
Secret Communications System
Pese a los esfuerzos de ambos, quizá una por ser actriz, el otro músico, el ejército de los Estados Unidos no puso en práctica de inmediato su invento, a pesar de que ellos lo cedieron gratuitamente como contribución al bando aliado. De hecho, el gobierno le sugirió que sería mucho más útil que utilizara su belleza y su glamour para vender bonos de guerra. No es hasta 1997 cuando en su país de adopción se reconoce públicamente su invento, y así lo acredita la concesión del premio «Pionero» por parte de la organización Electronic Frontier Foundation, y meses después el Bulbie Gnass Spirit of Achievement Bronze Award.
Lamarr tuvo una existencia que oscila entre la aventura, la desesperación, el estrellato y la tecnología, tal y como recoge un libro publicado hace un par de años, Hedy’s Folly: The Life and Breakthrough Inventions of Hedy Lamarr, the Most Beautiful Woman in the World (La locura de Hedy: la vida y los inventos de Hedy Lamarr, la mujer más bella del mundo), publicado por Richard Rhodes, historiador y periodista, premio Pulitzer y autor de varias publicaciones relacionadas con el armamento nuclear.
En honor de Hedy Lamarr, el día 9 de noviembre, fecha de su cumpleaños, ha sido declarado Día del Inventor.
Hedy Lamarr y el sistema secreto de comunicaciones, Espacio Fundación Telefónica, Madrid. Del 5 de noviembre de 2013 al 6 de abril de 2014.