Lynne Cohen, Living Room, Racine, Wisconsin, 1971
LYNNE COHEN. ESPACIOS DE APARENTE NEUTRALIDAD
Isabel Tejeda Martín
“La aparente neutralidad de mis fotografías es una pista falsa. Presento la piscina de un spa y un campo de tiro de forma similar, confiando en que el espectador reflexione sobre qué es lo que están haciendo en nuestro nombre”.
Lynne Cohen
Escenarios sin presencia humana, pero preñados de nuestras huellas. Presencia, por tanto, extrañamente omitida. Podría ser este un resumen del trabajo que la fotógrafa norteamericana Lynne Cohen presenta en Madrid en forma de retrospectiva. La Fundación Mapfre, en su sede de Azca, y dentro de su línea de muestras de fotógrafos contemporáneos, ha contado en esta ocasión con Nuria Enguita para comisariar una muestra que puede disfrutarse hasta el 11 de mayo de 2014.
Hay una sensación que acompaña al visitante desde la primera imagen: la incomodidad. Una inquietante fotografía en blanco y negro de un interior fechada en 1971 ilustra a la perfección la atmósfera que se respira en la totalidad de la muestra. Cohen retrata un salón en Wisconsin cuya decoración se estructura a partir de una obsesiva simetría que contraría al que mira. En este escenario cada detalle está decorado, recordando las risibles patas del piano forradas de las que hablara Walter Benjamin en su ensayo sobre los interiores burgueses decimonónicos.
Nos resultaría chocante habitar este lugar que se erige como testimonio de la clase media acomodada del primer mundo en el siglo XX. Cohen nos brinda escenarios que son reconocibles al tiempo que paradójicamente extraños, insólitos para un europeo: parecen falsos en tanto en cuanto nos recuerdan las ficciones norteamericanas de las que somos consumidores natos, que forman parte de nuestro imaginario colectivo televisivo: the American way of life.
Pero Lynne Cohen no construye nada, no toca nada antes de disparar. Afirma que fotografía los espacios tal y como los encuentra, ya sean clubs masculinos, comedores escolares, bibliotecas universitarias, halls de moteles, o residencias para ancianos. Se representen espacios domésticos o corporativos, todos exudan una atmósfera similar. Para ello, la fotógrafa realiza una substancial selección previa en la que privilegia unas miradas respecto a otras. “Me gusta la idea de tomar partido por las cosas y darles una voz en lugar de imponérsela. La vida pública de los objetos es importante para mí puesto que dice algo sobre cómo queremos ser vistos colectivamente” (Lynne Cohen). Esta del Living room, es una de una de sus primeras instantáneas, cuyo pequeño formato también indica su fecha de producción; con el tiempo, y siguiendo el mainstream de las moda fotográficas, a partir de los años 80 la autora norteamericana aumentará el tamaño de los positivos en un claro camino hacia su cosificación, hacia la objetualización de la imagen.
Esta sensación de disgusto ante espacios reconocibles, cuyas imágenes frías nos revuelven el estómago, como la misma Cohen indica, remiten a olores; y si sus fotografías primeras huelen a moqueta, tabaco y ambientador, las siguientes, ya en color, hieden a olores fríos, a desinfectante, cloro y productos químicos de limpieza.
¿Cómo conseguir que espacios aparentemente indiferentes y fotografiados de forma neutra resulten tan incómodos? Durante los años 80 y 90 recoge escenarios de instalaciones militares y policiales, laboratorios y ámbitos de investigación universitaria, fundamentalmente aulas en las que los alumnos y alumnas aprenden a ejercer el control y el poder sobre los ciudadanos; imágenes que, con ecos foucaultianos, desbrozan cómo se generan esos mecanismos. En la década pasada incorpora un objeto de estudio que ha dado lugar a algunas de sus imágenes más conocidas: los spas. La introducción del color en sus fotografías a partir de 2000, pese a que Cohen no cambie el tipo de espacio retratado, y junto a un mayor tamaño, ejercen un poder empático mayor, sea también porque, globalizadas, estas piscinas de tonos azules construidas para el “deber ser” de nuestros cuerpos podían estar en cualquier parte el mundo. Como ha afirmado Nuria Enguita, estas fotografías demuestran “cómo lo real puede llegar a manifestarse en todo su misterio”.
Lynne Cohen, Fundación Mapfre, Madrid, del 19 de febrero al 11 de mayo de 2014; Sala Rekalde, Bilbao, del 23 de octubre de 2014 al 25 de enero de 2015.