CATACLISMO

SIMONE FORTI en el MNCARS

Simone Forti 1Ensayo de la representación de Simone Forti en la exposición En torno a 1961. La expansión de las artes, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Fotografía: Joaquín Cortés / Román Lores

 

SIMONE FORTI EN EL MNCARS
Isabel Tejeda (UMU)

La artista italo norteamericana Simone Forti (Florencia, 1935) ha estado impartiendo un taller durante el mes de marzo de 2014 en La Casa Encendida. En coincidencia, el MNCARS, museo con el que la artista tiene una relación que data del pasado año –En torno a 1961. La expansión de las artes–, organizó el último viernes del mes una charla performance. La actividad consistió en dos performances con los asistentes a su taller, así como una entrevista pública con la coreógrafa española Tania Arias.

Forti fue una artista basal en la creación artística de las neo vanguardias neoyorquinas de los años 60, participando en la revolución que la danza como “campo expandido” experimentó en aquellos años de la mano de Merce Cunningham y Martha Graham. Forti estudió con estas importantes figuras y, más tarde, con Anna Halprin y Robert Dunn. En ese momento estallaba por sus costuras la idea de que las disciplinas artísticas debían separarse en departamentos estancos, de que existían lenguajes autónomos sin posibilidad de contaminación entre ellos, una idea que el Modernismo norteamericano había generado y mantenía de forma férrea.

Se producían entonces obras rebeldes de difícil catalogación que se saltaban las normativas estrictas de lo que, según los popes de los años cincuenta, debía entenderse como escultura, pintura, música o danza. Y es que la influencia de Marcel Duchamp sobre John Cage –referente clave en esos años–, así como una lectura en clave renovada de las primeras vanguardias, golpearía con fuerza en esta generación de artistas. Simone Forti comentó el otro día en su conferencia cómo en aquellos años los artistas procedentes de distintas formaciones –creadores visuales, bailarines y poetas–, se reunían muy a menudo para tomar copas y para intercambiar ideas y propuestas estéticas: “se trataba de artistas de la misma generación, con las mismas preguntas aunque se sirvieran de diferentes materiales”. Sin embargo, no todos tuvieron idéntico éxito a la hora de estar representados tanto coetánea como posteriormente en las colecciones de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo. Por lo general, los museos coleccionaron/adquirieron aquellas piezas que poseían una materialidad estable, los objetos, algo que ya había sucedido con las obras de las vanguardias históricas, convertidas éstas, por obra y gracia de los pretendidos discursos enciclopédicos de los museos, en algo que en realidad no habían sido. Los museos mantuvieron por décadas una mirada sesgada, excluyendo de sus grandes relatos una parte esencial de los discursos creativos de la época. La situación se mantuvo en las neo vanguardias, como recordara el otro día Forti.

Y es que si bien las colecciones adquirían ya entonces obras del que había sido su marido desde mediados de los 50 hasta principios de los 60 –me refiero al famoso escultor Robert Morris– es en la actualidad cuando los museos se interesan por sus antiguos trabajos. Estos fueron años de importante efervescencia creativa en los que Forti considera que realizó su mejor obra. El propio Morris ha subrayado en diferentes foros la importancia que tuvo en su trabajo la influencia de Forti, sobre todo en sus obras performativas, en aquellas que precisaban de la participación del usuario, así como en sus esculturas sin forma estable y de materiales blandos, siendo especialmente visible en su truncada y censurada exposición de 1971 en la Tate Gallery. Lo sucedido con esta exposición pone en evidencia que la institución británica tenía las obras mestizas bajo sospecha, que las toleraba “ma non troppo”. Morris había planteado una exposición de carácter interactivo que contaba con obras clónicas de las “construcciones de danza” de Forti, como Slant Board y que, sin embargo, firmaba de forma autónoma. La muestra se acabó censurando: la propuesta de subir rampas y colgarse de las cuerdas de los dispositivos provocó heridas en los usuarios, por lo que Tate clausuró adelantadamente la muestra y acabó organizando un proyecto convencional de carácter retrospectivo con los objetos minimalistas del norteamericano quien, por cierto, finalizaba entonces una relación con la también bailarina Yvonne Rainer.

Simone Forti 2Performance de Simone Forti, Slant Board, 1961. MNCARS, Madrid, 2013.
Exposición En torno a 1961. La expansión de las artes

Resulta interesante analizar las tensiones conceptuales en las que se encontraba Simone Forti durante esos años, ya que se debatía entre la improvisación y los trabajos previamente pensados y diseñados. Contó en el MNCARS cómo le resultó iluminador conocer el trabajo de los Gutai a principios de la década, citando especialmente una performance de Saburo Murakami en la que el autor japonés atravesaba sucesivos marcos con papel. “Me impresionó que no necesitará cien gestos y movimientos diferentes, eran obras pensadas cuya influencia me hizo apartarme de la improvisación”. Inició una serie de trabajos que eran esculturas y danzas a la vez, como La montaña, una performance de entré cinco a nueve personas que reptan unas sobre otras constantemente, como un sísifo colectivo (ver vídeos de Forti, y de esta pieza en concreto, al final de este link). También introdujo materiales con los que actuar, sus citadas “construcciones de danza”, como una plancha con agujeros de los que colgaban cuerdas con las que interactuaban distintos performers. Estos trabajos cuestionaban no sólo el concepto de autoría sino también el de belleza y virtuosismo técnico: “No había que hacerlo de forma interesante. Sólo lo que tenías que hacer”. Forti partía para ello de los movimientos cotidianos o analizaba los movimientos de cosas –como el tráfico de la metrópolis, los árboles balanceados por el viento–, de los animales y los niños. Exploraba el movimiento.

Simone Forti 3Performance de Simone Forti, Huddle o The Montain, 1961. MNCARS, Madrid, 2013.
Exposición En torno a 1961. La expansión de las artes

Durante su charla, Forti, casi octogenaria, no para quieta en la silla. Se levanta, gesticula y mueve una botella de agua. “Las improvisaciones surgían así”, dice. E imita con su cuerpo el movimiento ondulante y orgánico de un agua que, encerrada, busca la gravedad.

Simone Forti 4

Performance de Simone Forti, Accompaniment for La Monte’s 2 sounds (without La Monte’s 2 sounds), 1961. MNCARS, Madrid, 2013. Exposición En torno a 1961. La expansión de las artes

 

 

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