CATACLISMO

UN DESAMPARO REDIMIBLE. ANA GALLARDO

pencas 2 Ana Gallardo. Vídeo, 9′ 20″

 

UN DESAMPARO REDIMIBLE. ANA GALLARDO
Carlos Jiménez

Cuando a la artista argentina Ana Gallardo le concedieron una beca para realizar un proyecto dedicado al geriátrico Xochiquetzal de la Ciudad de México no pudo ni siquiera imaginar que en la realización del mismo se vería abocada a una situación en la que la célebre consigna de Antoni Muntadas, Atención: la percepción requiere participación, adquiriría un significado perturbador. Ella lo que en principio pretendía era documentar el día a día de la vida en el que es probablemente el único geriátrico de América Latina que alberga a antiguas prostitutas callejeras. Un propósito congruente con su duradero interés en los temas de la precariedad y la marginalidad. Y que sin embargo no pudo satisfacer de inmediato porque la dirección del geriátrico decidió que solo le permitiría realizar el proyecto si previamente atendía durante dos meses a una de las internas con salud física y mental más deteriorada. «Fue una experiencia terrible, extenuante –cuenta Ana Gallardo– porque aquella mujer era un ser balbuceante e inerme para quien era tan difícil coordinar las palabras como controlar sus esfínteres». El trato cotidiano con las miserias de este despojo humano la llevó a cuestionarse seriamente qué hacía desempeñando un papel más propio de una enfermera o de un asistente social que de una artista, por lo menos en el sentido en el que habitualmente entendemos qué es una artista. Y la expuso igualmente a la insólita interpretación que de la advertencia de Muntadas hacía la dirección del geriátrico, obligándola a implicarse en la cruda realidad de este último, de una manera muy distinta a la habitualmente distanciada del artista, del analista o del observador especializado. Le tocó poner toda la carne en el asador, para decirlo con una expresión que evoca, en este caso, la humarada irritante y el chirrido de las gotas de grasa cayendo sobre las brasas al rojo vivo. También le permitió asomarse a los recovecos de un geriátrico cuya turbia realidad no corresponde exactamente a la muy idealizada que probablemente tendrán de él las ONG y las organizaciones feministas americanas y europeas que lo financian. Xochiquetzal fue fundado por una prostituta callejera que, sin embargo, fue defenestrada y expulsada del geriátrico por la actual dirección, que la acusó de malversación de fondos. O sea, del mismo delito que, según la fundadora, hoy es igualmente cometido por dicha dirección.

Pencas 1Ana Gallardo, instalación en galería Oliva Arauna, Madrid, 2014

El resultado de estas experiencias desasosegantes puede verse ahora en Pencas, el título de la exposición de Ana Gallardo en galería Oliva Arauna de Madrid. La parte más importante es una larga y entrecortada parrafada que pertenece a una ardiente requisitoria de la prostituta desahuciada contra el mundo y que la artista ha grabado arduamente con sus propias manos en uno de los muros blancos y habitualmente impolutos de la galería. La otra parte la forman unos dibujos de gran formato hechos con carboncillo sobre papel, a partir de fotos bajadas de internet que muestran a prostitutas anónimas en el momento de ser arrestadas por la policía, en unas de sus consabidas redadas moralizantes. Su factura desmañada responde, al igual que la tosquedad de la caligrafía de la parrafada, al deseo de Ana Gallardo de utilizar esa clase de acabado para hacer justicia de la manera más visceral posible al desamparo irredimible de la prostitución callejera.

Ana Gallardo, Pencas, Galería Oliva Arauna, Madrid. Del 31 de mayo al 15 de julio de 2014.

pencas muroAna Gallardo, instalación en galería Oliva Arauna, Madrid, 2014

pencas 3

 

 

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