CATACLISMO

GERDA TARO: FOTÓGRAFA DE GUERRA

Gerda Taro

 

GERDA TARO: FOTÓGRAFA DE GUERRA
Van García

Este año hará setenta y siete años que murió, un 26 de julio de 1937, en el campo de batalla de nuestra guerra civil.

Estaba a punto de cumplir veintisiete años, los mismos que yo tengo hoy y cerca de su aniversario era inevitable acordarme de ella. Gerta Pohorylle, más conocida como Gerda Taro, la otra mitad del personaje de Robert Capa. Fue muchas cosas, pero durante años, muchos en mi opinión, su historia quedó en la sombra. Es cierto que en los últimos tiempos su figura ha empezado a revelarse, sus imágenes se reconocen y exponen, se cuenta su historia, pero aún así parece que aún falta algo. No sé exactamente qué es pero como mujer quiero recordarla, como fotógrafa reconocerla y como persona admirarla. Aunque sé que su historia jamás se podrá separar de André Friedmann, si me permiten, esta vez quiero ponerle un solo rostro y femenino a Robert Capa.

Que se comenzara a poner el nombre de Gerda Taro en su sitio es debido a la gran labor realizada por la investigadora alemana Irme Schaber, que  publicó el libro Gerda Taro. Una fotógrafa revolucionaria en la guerra de España, una completa biografía que junto a los datos aportados por Richard Whelan, biógrafo de Capa, sobre la relación de ambos, ha propiciado que su historia salga a la luz. En 2008, se expusieron cerca de ochenta instantáneas de Gerda Taro, en una exposición organizada por el Internacional Center of Photography (ICP) de Nueva York, comisariada por I. Schaber junto a R. Whelan y Kristen Lubben.

Gerda Taro, 1937 IPCGerda Taro, 1937 / IPC

Muchos adjetivos como valiente acompañan a los artículos que hablan sobre Gerda, pero no quiero hacer referencia a ellos porque no hace falta escribirlos para entender quién fue, para entender la fuerte personalidad que tuvo que tener en los tiempos en los que le tocó vivir. Nacida en Alemania, judía de origen polaco, cuando los nazis llegaron al poder decidiría el camino de su corta vida. Tras tomar parte de forma activa como anti-nazi se vio obligada a abandonar Alemania separándose de su familia con dirección a París. Los tiempos no eran fáciles para nadie y te obligaban a elegir, ella eligió mostrarle al mundo lo que ocurría. Hay que agradecerle y reconocerle muchas cosas a la figura de André Friedmann pero, en especial, que la sumergiera en el mundo de la fotografía, que pusiera una cámara en las manos de Gerda, de Gerda Taro. Al igual que hay que agradecerle a ella que se pusiera en el camino de él, ya que en mi opinión, el nacimiento de ambos como fotógrafos hasta lo que hoy conocemos no hubiera sido posible sin estar, al menos en un principio, el uno sin el otro.

Y en aquel París lleno de artistas nació la fotógrafa, la primera reportera de guerra. La fotógrafa a la que mirarían con cierta incredulidad para pasar a admirarla por su gran habilidad como reportera. Quizás esté equivocada, pero creo que un reportero de guerra no se hace, creo que es algo con lo que se nace, fotografiar lo peor de nuestra propia raza no es fácil; de hecho, debe de ser algo que te cambia la mirada para siempre, ya no vuelves a ver las cosas de la misma manera. Gerda Taro nació para ello porque creía firmemente en que el mundo, aquellos que no estaban en el campo de batalla tenían que ver lo que ocurría y no creer en todo lo que decían. Recordemos que en aquella época la información era controlada, censurada, y las fuentes no eran tan amplias como hoy en día.

Aparte de trabajar junto a André, fue asistente de la también fotógrafa Maria Eisner para Alliance Photo hasta que en 1936 llegaría su momento como fotoperiodista para la agencia ABC Press-Service. Después de esta etapa y debido al poco dinero que conseguían ambos, llegó el momento de la creación tantas veces contada del pseudónimo de Robert Capa.

Ese nombre, Robert Capa, significa muchas cosas según quien lo oiga, pero en este momento quiero pensar en este personaje desde otro punto de vista, desde el punto de vista de la igualdad. Pensemos en fotografía, aunque las imágenes de ambos iban firmadas bajo un pseudónimo masculino; eso en aquellos tiempos lo único que hizo fue darles entrada a una redacción y aumentar la cuantía económica debido a la historia inventada del personaje, pero las imágenes en sí las eligieron porque eran buenas y mostraban la realidad. Las fotografías contaban solas la historia y detrás de aquel acto de tomar instantes de una realidad difícil se encontraban una mujer y un hombre en igualdad de condiciones, trabajando codo con codo. Algo que también hay que agradecer a ambos autores, es el hecho de no ponerse límites o restricciones a la hora de fotografiar; independientemente de su condición, la fotografía o el arte de representar la realidad tuvo más valor para ellos que cualquier prejuicio.

España

Nuestro campo de batalla será para Gerda su gran oportunidad. En la guerra civil española ya no será el rostro femenino de Robert Capa, allí fue Gerda Taro con todas las letras. La primera fotoperiodista en estar en el campo de batalla, aunque viajaría junto a él como corresponsales para la agencia Vu. Estuvo en Barcelona fotografiando a las milicianas mientras se entrenaban, en Aragón, Madrid y Córdoba.

Gerda Taro_Milicianas durante un entrenamiento, 1937Gerda Taro, Milicianas durante un entrenamiento, 1937

Volvería a París para regresar a España en 1937, esta vez sola. Comenzó a publicar instantáneas en solitario, sus reportajes aparecían en Ce Soir y Regards, cubrió la victoria contra las tropas de Mussolini en Guadalajara, así como los frentes del Jarama y de Valencia. Entre cortas idas y venidas a París estuvo en el puerto de Navacerrada, donde fotografió la ofensiva republicana. Recorrió casi todo el territorio español robándole instantes a la guerra, congelando el dolor y la lucha con su particular mirada. En julio de ese año Gerda Taro viajaría para cubrir la batalla de Brunete, imágenes con las que conseguiría gran éxito, pero el lugar que impulsó su reconocimiento también sería el que la convertiría demasiado pronto en parte de la historia de la fotografía.

El 25 de julio durante la retirada, Gerda iba subida en el coche del general Walter que fue embestido por uno de los tanques republicanos que perdió el control y acabó atropellándola. Falleció al día siguiente, a seis días de cumplir 27 años, y a punto de regresar a París.

Dejando atrás el imaginario acerca de la historia amorosa con el conocido Robert Capa, Gerda Taro fue ante todo fotógrafa de guerra y por ello hay que recordarla. La primera reportera gráfica conocida en morir en el campo de batalla. Una mujer que perteneció al grupo de las pioneras y eso hay que recordarlo y reconocerlo. Por supuesto, agradecer su gran labor como reportera, en especial en su etapa en España, ya que fue una de las que puso rostro y alma a nuestra historia.

Más fotografías de Gerda Taro en: www.magnumphotos.com

 

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