CATACLISMO

CHRISTINE SPENGLER: ENTRE EL B&W Y EL COLOR

Christine Spengler_Irán, 1979Christine Spengler, Irán, 1979

CHRISTINE SPENGLER: ENTRE EL B&W Y EL COLOR

Van García

Hay momentos en la vida que te hacen despertar. Puede que comiencen como una huida, pero cuando encuentras ese momento que te hace ver qué camino quieres recorrer, entonces descubres el sentido de todo. Quizás eso fue lo que le ocurrió a Christine Spengler allá por los años setenta en Chad. Estaba allí con su hermano Eric, ambos se marcharon de París tras la muerte de su padre buscando nuevos días. Allí presenciaron un ataque de los rebeldes tubus a los helicópteros franceses. Spengler le pidió prestada la cámara de Eric, que era asistente de fotografía, para recoger la situación. Acusados de espías, fueron encarcelados y expulsados del país. Allí fue cuando Christine Spengler encontró su sino, quería ser corresponsal de guerra y dar testimonio de lo que ocurría más allá de unas fronteras confortables. En determinadas situaciones las palabras no bastaban.

Es una de esas fotógrafas románticas, de esas que no creen en las escuelas de fotografía y creen en el corazón antes que en el acto mecánico de captar simples instantáneas. Valor, ternura y saber mirar eran sus premisas.

Fotografió conflictos armados en Irlanda del Norte, Vietnam, Kosovo, Afganistán, Bangladesh, Beirut… Sus imágenes han aparecido en New York Times, Life, Time o Newsweek, entre otras publicaciones.

En 1973, mientras cubría la guerra de Vietnam, entre fotografía y fotografía, recibió la noticia de que su hermano Eric se había suicidado. En duelo, continúa fotografiando las heridas sangrantes que el hombre abre en el mundo, recogiendo instantáneas de un mundo también en duelo. Camboya, Nicaragua, El Salvador, Sahara Occidental, etc. Utilizó el dolor del mundo para calmar el suyo propio. Sin embargo, los protagonistas de sus imágenes no serían los cuerpos sin vida, desgarrados por la guerra, sino niños y mujeres como principales actores de las obras que se han vistos obligados a interpretar.

Huyó en todo momento del sensacionalismo en sus fotografías. Su objetivo retrataba a los sobrevivientes de las batallas, “como el de este niño llorando la muerte de su padre, a la sombra de un mortero. Era él la víctima, el niño-mártir. Una hora antes lo había inmortalizado nadando en el río Mékong sobre cascos de obuses vacíos, rodeado por sus compañeros. Había decidido no fotografiar al padre anegado de su sangre”.

Christine Spengler_Cambodge, enfants nageant dans le Mékong, 1974Christine Spengler, Niños nadando en el río Mékong, 1974

En 1984, iba a ser ejecutada por unos guerrilleros morabitos en la guerra del Líbano y fue liberada por el líder druso Walid Jumblatt en el último momento. Tras su encuentro con la muerte y unos sueños paradójicamente llenos de belleza decide fotografiar en color. Como ella misma dijo: “Por cada foto de duelo que había sacado en mi vida, expondría también su réplica en la belleza”[1].

Ella es una de esas personas que tiene dos almas, una en color y otra en blanco y negro. En sus entrevistas es normal que le pregunten acerca del por qué del uso del monocromo en la guerra, a lo que ella responde: “Como corresponsal, mi trabajo en blanco y negro es de un gran rigor y una gran austeridad; ahí me esfuerzo en dar peso a la historia, a esos rostros desgarrados o maravillosos que se plantan delante de mi cámara. Son ellos los que tienen que existir en la foto. Cuando se suicidó Eric, yo lo pasé fatal. Estuve quince años de duelo. Me corté el pelo a lo Juana de Arco y me vestí de luto como una viuda iraní, sin átomo de pintura. Entonces todo esa parte artística heredada de mi madre y de mi padre, la luminosidad de mi existencia en Francia, todo ello lo amputé bajo espesas capas y capas de abeto de mi Alsacia natal. Había puesto un enorme candado a mis sentimientos”[2].

Christine Spengler_Irlanda del Norte, Londonderry, 1970
Christine Spengler, Londonderry, 1972

El trabajo de Spengler estuvo inspirado en Robert Capa. Su cita[3] más famosa le inspiró, tomó esa enseñanza y la puso en acción, capturando así momentos de gran carga emocional. La colección de Christine Spengler ha demostrado que hay otro lado en una guerra, otras caras, la vida en estado puro, entre inocencia y miedo.

Fuego y humo en las calles justo donde la inocencia sigue viva. En medio de un campo de batalla aún dibujan sonrisas en una conversación directa con la fotógrafa. “Hay que tener talento para ver la belleza incluso en medio del caos”, decía.

Christine Spengler_Una joven madre con su bebé en un brazo y una ametralladora en la otraChristine Spengler, Sahara Occidental, 1976.
Una joven madre con su bebé en un brazo y una ametralladora en la otra.

En el amplio currículum de Spengler cabe reseñar que ha obtenido premios como el Scam en París en el año 1998, por sus trabajos sobre la guerra, o el que le otorgaron en Bruselas en el año 2000 como Mujer del Año. Sus obras se han podido ver en París (Centro Georges Pompidou), Madrid, Nueva York, Arlés, Lusana, Beirut, etc., habiendo participado en importantes exposiciones colectivas, como es el caso de PHotoEspaña.

 

Libros:

Christine Spengler, Entre la luz y la sombra. El País-Aguilar, Madrid, 1999.

Christine Spengler, Los años de guerra. La Fábrica, Madrid, 1999.

 

Notas:

[1] Madrid, 2003. http://www.mediterraneosur.es/prensa/spengler_christine.html

[2] Extracto perteneciente a la entrevista realizada a Christine Spengler, 2005. http://antoncastro.blogia.com/2005/062001-entrevistas-con-la-fotografa-christine-spengler.php

[3] «Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, no estás lo suficientemente cerca». Robert Capa.

 

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