EL SIDA COMO METÁFORA
Mª Ángeles Cabré
Especialmente pensada para el espacio de la Fundación Suñol y comisariada por Hilde Teerlinck, directora del FRAC Nord-Pas de Calais, “Perfect Lovers. Arte en tiempos del sida” ha aterrizado en Barcelona de la mano de la Fundación ArtAids y de su alma máter, el holandés Han Nefkens, seropositivo y coleccionista de arte instalado desde hace años en la Ciudad Condal. No es pues esta una apuesta baladí, sino una exposición comprometida con una enfermedad que ha marcado el siglo XX e insiste en seguir marcando el XXI, aunque los media parezcan haberse olvidado de ella.
Sigue la estela de otras muestras recientes como la que el año pasado pudo verse en el neoyorquino Whitney Museum “I, You, We” («Yo, tú, nosotros»), donde se exhibió la respuesta que los artistas dieron a los primeros años de la epidemia, incluidos sus mecanismos para combatir la estigmatización social en esos 80 y 90 negadores e irresponsables. De hecho, allí ya se exponía la serie del colectivo canadiense General Idea donde la palabra “Love” del logotipo pop de Robert Indiana es sustituida por las siglas AIDS, y que aquí ocupa casi una sala entera. Asimismo, si aquí encontramos un autorretrato de Peter Hujar, a su vez la exposición del Whitney mostraba las incómodas fotografías que David Wojnarowicz le hizo minutos antes de que las complicaciones derivadas de la enfermedad acabaran con su vida.
Desde siempre el lenguaje artístico ha tenido la sana o malsana costumbre de apegarse a los males de su tiempo, sirviendo de espejo del tiempo fugaz y convirtiéndose en su huella perdurable (ya sea en obras como “Los desastres de la guerra” de Goya, el picassiano “Guernica” o el cautiverio moderno que evocan algunas obras de Louise Bourgeois). Esta muestra recoge cuatro décadas de piezas dedicadas al sida (conocido también como “la palabra que Ronald Reagan tardó seis años en pronunciar”) o a cuestiones afines, todas ellas dotadas de una notable fuerza poética y no exentas de carácter simbólico.
La citada Bourgeois fue una de las artistas que se implicó al respecto, pues a principios de los 90 ya creó piezas artísticas para la organización ACT UP (AIDS Coalition to Unleash Power), al igual que hicieron otros artistas relevantes como Keith Haring, consagrado a combatir artísticamente esta lacra y de quien hace poco se ha recuperado el mural que realizó junto al MACBA, “Todos juntos podemos parar el sida”, pintado hace 25 años en un muro que fue derribado y que ahora volvemos a disfrutar en su emplazamiento original.
Robert Mapplethorpe, Larry and Bobby Kissing, 1979
Los artistas seleccionados para esta ocasión son el cubano-americano Félix González-Torres (que presta el título de una de sus obras a la exposición), Peter Hujar, Pepe Espaliú, Robert Gober, General Idea, Nan Goldin, el inigualable Mapplethorpe y el cineasta Derek Jarman, de quien se ha seleccionado la película “Blue”. Aunque hay que sumar tres piezas encargadas especialmente para la ocasión, obra de Keren Cytter, Willem de Rooij y Eulàlia Valldosera, artífice de una instalación-video que destaca en el conjunto de piezas expuestas. Se trata de “Vera Icon”, donde un infectado con el VIH que no llegamos a identificar limpia y cuida una imagen de una virgen que lleva en las manos el paño de la Verónica: limpieza y suciedad, sufrimiento, compasión, ocultación. Algunos de los artistas participantes convivieron con el sida y muchos de ellos murieron a consecuencia del virus, es pues más que oportuna su elección.
Ya entre 1988 y 1989, en el DIA Art Foundation de Nueva York, el colectivo de artistas Group Material expuso una instalación sobre la enfermedad: “AIDS and Democracy: A Case Study”. Y otro tanto hizo en el Berkeley University Art Museum con “AIDS Timeline”, una cronología del sida que incluía testimonios de afectados. Por su parte, Adam Rolston y Douglas Crimp publicaron en 1990 el libro «AIDS Demographics», mientras que Juan Vicente Aliaga y José Miguel G. Cortés editaron en 1993 un libro sobre el impacto del sida en el arte contemporáneo español, «De amor y rabia. Acerca del arte y el sida», que quiso ser ante todo un ejercicio de protesta ante la pasividad.
Porque hay todo un conjunto de artistas y de teóricos que se han mojado en este drama humano y que forman una especie de familia, una suerte de hermandad que trata de conjurar las calaveras y las lágrimas que aparecen en una de las imágenes de Nan Goldin mostradas aquí (“Skulls and tears. La Salpetrière”). La exposición incluye también una pieza de González-Torres, “Untitled (Last Light)”, de la misma serie de la que ilustra la portada de «Melancholia and Moralism: Essays on AIDS and Queer Politics», precisamente de Douglas Crimp.
En esa estela, y trayendo a colación el título de la muestra de Gober que ahora mismo puede verse en el MoMA, “The heart is not a methapor” («El corazón no es una metáfora»), se diría que por el contrario “Perfect lovers” se revela como una bonita metáfora de esa lacra aún vigente y del silencio que aún la envuelve, es decir, de la incapacidad de nuestra civilización para asumir su fragilidad. Este es pues un excelente recordatorio de que el sida aún existe y de que los contagios se siguen produciendo, a pesar de la inercia negadora del olvido. No se pierdan la muestra, ni tampoco la hermosa pieza de Pepe Espaliú “Luisa II”. Y ni por asomo el impecable catálogo, que incluye textos necesarios para una mejor comprensión, incluido el texto de la película de Jarman y una glosa iluminadora de Eulàlia Valldosera.
PERFECT LOVERS. Art en temps de la sida. Fundació Suñol, Barcelona. Del 3 de octubre de 2014 al 24 de enero de 2015.