DE LA OBSTINADA POSIBILIDAD DE LA LUZ.
NIHIL OMNE. MARÍA ÁNGELES DÍAZ BARBADO
Cintia Gutiérrez Reyes
Con el título de Nihil Omne (Todo es Nada) la artista granadina María Ángeles Díaz Barbado ha presentado en la galería Isabel Hurley una suerte de dibujos, fotografías y objetos que se debaten entre el encubrir y el descubrir.
Las imágenes se mostraron en un espacio suspendido, teñido de negro, fuera de toda referencia a cualquier tiempo o espacio conocido, para narrarnos un discurso impregnado de silencio, de una melancolía que roza la atmósfera deletérea del Romanticismo alemán que ella tanto admira.
Los objetos cotidianos presentes en sus fotografías se ofrecen preñados de una paciencia infinita, casi mística, en virtud de la cual cobran cuerpo esos fantasmas que se esconden en los umbrales del recuerdo. En sus dibujos, la artista recurre a un lenguaje que lucha, cada vez más, por desaparecer. Estos “Escritos a lápiz” apenas nos dejan ver una forma de insecto, inspirados en grabados decimonónicos, cuando volvemos a sumergirnos en ese infuso espejante. Todo es cuestión de ver lo que no se ve y de hacerlo ver, en la detención irreal de un momento.
El orden y la pulcritud, en las fotografías de gran tamaño, muestran de forma explícita objetos que atienden a una imagen que nos da de lo real un instante de su apariencia. Pétalos de flores yacentes, balanzas o insectos a punto de extinguirse nos ofrecen una admirable ilustración narrada de la extrañeza. Estas naturalezas muertas retoman parámetros clásicos de Zurbarán o de Sánchez Cotán, introduciendo elementos contemporáneos, tales como copas rotas y el vuelo de una libélula. Otros insectos, sin embargo, reposan enclaustrados encima de sus cajas.
Objetos inanimados, orgánicos o inorgánicos, signos que nos obligan aprender para poder andar: signos muertos, abandonados, donde se descubre y se oculta el mundo para vivir o algo parecido, para escoger el sentido incierto de la vida que nos pone a vueltas con la muerte, con el vacío y con el ser. La artista nos brinda sus propias visiones ante la soledad más infinita, desamparándonos en el vicio absurdo de describir lo más ínfimo para no olvidarlo; quizá porque recorriendo estas obras, me encuentro, como dijo Max Frisch, con gente que ya no existe, y hablo con esas personas: las amo por primera vez. Es como la luz de estrellas apagadas hace milenios, pero que sigue avanzando todavía.
María Ángeles Díaz Barbado, Nihil Omne, Galería Isabel Hurley, Málaga. Del 27 de marzo al 30 de mayo de 2015.