Vivian Maier (1926-2009), cuyo trabajo hemos conocido a título póstumo, realizó cientos de miles de fotografías, algunos cortometrajes y registros de audio durante toda su vida, mientras trabajaba de niñera.
La historia de su descubrimiento es rocambolesca. Prácticamente se ha convertido en un atrayente personaje de ficción, objeto del documental Finding Vivian Maier, nominado este año para el Oscar. Interesa al mercado, a los centros de arte y a los medios de masas, aún cuando seguimos sabiendo muy poco de su vida y del conjunto de su producción. Como afirmó Virginia Woolf, «Anónimo era mujer». Quizás parte de su fascinación estriba también en que representa a todas aquellas creadoras desconocidas, por imposición del sistema artístico o por voluntad propia. Un hallazgo ha sido conocer que seguramente su vocación por la fotografía comenzó cuando ella y su madre convivieron con la pionera de la fotografía, la surrealista Jeanne J. Bertrand.
Después de la muestra que se celebró en Valladolid hace dos años, Portrait (self) portrait reúne treinta fotografías en blanco y negro más un cortometraje de las calles de Chicago. El juego del retrato y del autorretrato se desdobla entre las imágenes de niños, parejas y ancianos, y los destellos fragmentarios en sombras, espejos y superficies reflectantes en donde asoma el rostro de la fotógrafa.
Una exposición a no perder en este comienzo de la temporada madrileña.
Vivian Maier, Portrait (self) portrait, Bernal Espacio, C/ Libertad 22, Madrid. Hasta el 3 de octubre de 2015.