CATACLISMO

PODRÍA SER CUALQUIERA DE NOSOTROS

Pablo Marchante, chicasPablo Marchante, Las chicas de la biblia, 2015

PODRÍA SER CUALQUIERA DE NOSOTROS
Regina Pérez Castillo, comisaria

Este proyecto expositivo se puso en marcha cuando recibí la llamada telefónica de Pablo Merchante, pintor nacido en Bollullos del Condado (Sevilla, 1979) y habitual en el mundo artístico sevillano. Al principio su propuesta me pareció bastante compleja, ya que se trataba de coordinar el trabajo de tres artistas (entre los que evidentemente se encontraba él) cuyo único punto de encuentro parecía ser meramente la amistad. Antes de decir “sí” a su propuesta, indagué en sus trabajos y me di cuenta de que existía un fantástico hilo conductor que iba más allá de la camaradería. Maribel Machado, galerista de La Hormiga Galería (Priego de Córdoba), y yo coordinaríamos un proyecto en el que las obras de Julio Díaz Rubio (Cáceres, 1984), Javier Ruiz Pérez (La Carolina, 1989) y Pablo Merchante dialogarían acerca de una nueva identidad contemporánea: borrosa, diluida y fútil. Curiosamente, en la obra de estos tres artistas la presencia femenina es fundamental.

Antes de profundizar en la obra de cada uno de ellos, cabría destacar algunos aspectos de interés que nutren su producción. Los tres han bebido de la “Nueva Figuración” surgida durante los años 70 y 80 en Occidente, y han participando además de uno de los hitos históricos más importantes de la historia de la humanidad: el nacimiento de Internet, que sin duda les ha permitido aprender de la imagen en todos sus sentidos: conocer a los y las artistas más relevantes en el ámbito de esa “Nueva Figuración” (Luc Tuymans, Jenny Saville, Michaël Borremans…), utilizar sus herramientas, educar su gusto en torno a la misma, etc. Pero existen otros puntos de encuentro entre ellos. Los individuos que retratan Pablo, Julio y Javier no tienen rostro, han perdido su identidad, o mejor dicho, la han sacrificado en pos de la acción, el verbo y el concepto. Sin rasgos faciales, estos personajes podrían ser cualquiera de nosotros. No debe extrañarnos, pues los tres pintores son herederos de lo que Rosa Martínez-Artero denominó retratos de “rostro borroso”[1], tipología que pone de manifiesto la inabarcabilidad del “yo” y la posición crítica ante la idea del sujeto, desviando el interés principal del retrato (el parecido), hacia el interés por la expresión[2]. En sus obras la individualidad se ha vuelto vaga en sus límites. Los tres buscan un espíritu universalizador que invite al espectador a meterse en la piel del personaje pictórico. El papel femenino en las tres obras es representado de manera diferente, hablamos de tres estrategias distintas que se enfrentan a la identidad diluida.

Pablo Merchante 2Pablo Merchante, 2015

Los individuos que construye Pablo Merchante son sujetos sin rostro que se desdibujan sumergidos en una marabunta de imágenes y color, individuos perdidos. Estos actúan, y es precisamente esa acción la que da sentido a su existencia (pictórica). Se definen por lo que hacen, por sus atuendos, su estilo o las marcas que visten y en esos medios buscan su “yo”. Es el individuo del siglo XXI: iconos publicitarios vacíos de espíritu, fantasmas de los mass media ávidos de esencia interior. La figura femenina, en la obra de Merchante, oscila entre dos roles bien distintos: por un lado encontramos a la «mujer objeto» cuya identidad ha sido completamente ultrajada por la sociedad de consumo, vaciada y puesta al servicio del deseo masculino (22, 2015); por otro lado tenemos a la fémina sagrada, la Lolita que es capaz de hacer sucumbir a cualquier hombre con su inteligencia y sus encantos, y de cuya imagen también se ha apropiado el ámbito cinematográfico, literario y, por supuesto, el publicitario (La menos inocente de su calle, 2015 y Las chicas de la Biblia, 2015).

Julio Díaz, Coordinates of frivolité, 2015

En el extremo opuesto se sitúa la obra de Julio Díaz, cuyos personajes están cargados de alma. Díaz trabaja con la potencia de la imagen subliminal: reproduce aquellos fotogramas que transmiten una fuerza salvaje y que son capaces de inundar sentimentalmente al espectador. Los protagonistas de sus obras no tienen rostro, pero tampoco lo necesitan: la composición de la escena, las posturas, el atrezo, sus indumentarias… Quizá es en la obra de Julio donde la presencia de lo femenino sea más numerosa y también más penetrante. Las mujeres que Julio representa son señoras de la alta aristocracia o prostitutas, pero todas ellas esconden detrás una historia dolorosa. El artista es capaz de reflejar toda la narración cinematográfica, toda la carga emocional que implican estas historias en un solo fotograma (Coordinates of frivolité, 2015).

Javier Ruiz, Mamá

Javier Ruiz, por su parte, también juega con las emociones del público, pero a través de microhistorias personales. Este genera pequeños “iconos etiquetados”, esto es, ilustraciones diminutas con nombre que hablan de sí mismo, pero que podrían hablar de cualquiera: “Familia”, “Amigos”… El pintor ha llevado a cabo una abstracción de sus propios recuerdos y los presenta al público en un formato cercano al diseño gráfico y la ilustración: el motivo mínimo. Los rasgos faciales de los personajes desaparecen y su obra se convierte en un espejo universal. La mujer es, en este caso, madre, amiga o hermana. En su papel familiar, “Mamá” se ha convertido en la columna vertebral de todos los recuerdos del artista, por ello se encuentra en el centro de la retícula de los pequeños recuerdos. Ella es quien ha dado vida y quien ha posibilitado la historia de Javier.

La Hormiga Galería, situada en Priego de Córdoba, se suma a la no muy extensa lista de espacios dedicados al arte contemporáneo en pueblos alejados de las grandes ciudades, Madrid o Barcelona, que hasta hace poco venían monopolizando el circuito de eventos artísticos. Maribel Machado, directora de la galería, apostó por exhibir en su pueblo proyectos artísticos de calidad, dando la oportunidad a jóvenes creadores que tienen mucho que decir. Su valentía, y sobre todo su amor por el arte, han conducido el trayecto de La Hormiga Galería desde noviembre de 2013 hasta nuestros días, estableciendo importantes lazos de unión entre el arte contemporáneo y los vecinos de Priego. Difundir y educar en arte contemporáneo son los dos pilares que sostienen la actividad de este espacio.

Por suerte, yo también he formado parte de este proyecto. Agradezco enormemente la confianza que han depositado en mí Maribel, Julio, Pablo y Javi, y espero no haber defraudado a ninguno de ellos en mi labor como comisaria. Esto ha sido un proyecto polifónico, donde se han entrelazado cuatro voces distintas: voces masculinas y femeninas, voces expertas y voces inexpertas… Creo que este proyecto puede resultar interesante en muchos aspectos. Sin duda nos plantea algunas cuestiones que atañen a la identidad contemporánea, pero también es importante observar el modo en que lo femenino traspira a través de la obra de estos tres hombres.

 

Notas:

[1] Rosa Martínez-Artero, El retrato. Del sujeto en el retrato, Montesinos, Barcelona, 2004, p. 188.

[2] Ibídem, p. 189.

 

Cualquiera de nosotros, La Hormiga Galería, C/ Tercio s/n, Priego de Córdoba. Del 20 de noviembre de 2015 al 8 de enero de 2016.

 

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