ARTISTAS A LA VANGUARDIA EN ESPAÑA
Rocío de la Villa
Después de cuarenta años de democracia, ha hecho falta un centenario para sacar a la luz uno de los episodios más importantes de las mujeres en la historia de la educación, de la cultura y del arte en España. La exposición «Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936)» narra esta historia desde su germinación, sus conexiones internacionales y su influjo hasta su ocaso con la Guerra Civil.
Una institución que fue el primer centro oficial en España para fomentar la formación superior de la mujer, bajo la dirección de María de Maeztu, y por la que pasaron más de un millar de mujeres, profesoras, conferenciantes y estudiantes que formaron la primera generación de líderes en la política, la educación y la investigación científica, las profesiones liberales, el periodismo, la literatura y las artes plásticas. Como María Goyri, Zenobia Camprubí, Victoria Kent, Josefina Carabias, María Zambrano o Maruja Mallo.
María de Maeztu impartiendo clase en la Residencia de Señoritas, Madrid, hacia 1920.
Archivo International Institute in Spain
En cuanto a su origen, fue fruto de varios proyectos previos. En 1870 Fernando de Castro había fundado la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, que Francisco Giner de los Ríos asimiló y continuó en la Institución Libre de Enseñanza, convencido de la importancia de una educación de las jóvenes en igualdad con la de los hombres. Pero también contó con la colaboración de instituciones extranjeras como la norteamericana International Institute for Girls in Spain, creada en 1900, que facilitó becas de estudiantes en colleges estadounidenses, además de ayudar con medios materiales, programas de intercambio y con condiciones muy ventajosas en edificios y profesorado. Todo enfocado para formar una mujer “universitaria, moderna, independiente y poderosa”.
Maruja Mallo con la periodista Josefina Carabias, ante su óleo Antro de fósiles, 1931
Solo cinco años después de la fundación de la Residencia de Estudiantes y como resultado de tantas voluntades, respaldadas por Junta para la Ampliación de Estudios, JAE, la Residencia de Señoritas, instalada en un primer edificio en la calle Fortuny con capacidad para treinta estudiantes, pasó a multiplicarse por doce edificios aledaños, albergando cerca de trescientas estudiantes en los últimos cursos. Hasta un 40% de las plazas llegaron a ser becadas.
Por otra parte, merece la pena recordar, en el marco del interés por el diseño textil tan importante en el desarrollo de las vanguardias internacionales coetáneas, la confluencia con el Taller de Encaje, fundado también en 1915 por una junta de mujeres presidida por Emilia Pardo Bazán, al que no se dio la espalda, reconociendo la importancia de las labores tradicionales, a las que se dedicaron lecciones, exposiciones e investigaciones. En un periodo en que las artes decorativas e industriales modernas cobraron importancia en el seno del institucionismo, con la fundación durante esta época del Museo Nacional de Artes Industriales en 1912 –Museo Nacional de Artes Decorativas desde 1927–, el Museo del Traje Regional e Histórico y el Museo del Pueblo Español, como bien explica Idoia Murga en su cuidado texto en el catálogo «Muros para pintar: Las artistas y la Residencia de Señoritas», con una buena síntesis de referencias bibliográficas para entender y seguir investigando a las «modernas».
Maruja Mallo, Lo popular en la plástica española a través de mi obra, ed. Losada, 1928
La muestra intenta recrear este periodo a través de 400 piezas: pinturas, libros, documentos, vídeos, cartas, fotografías, dibujos y carteles cedidos por el Museo Sorolla, el Museo Reina Sofía o la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, junto a colecciones particulares. Sin embargo, como reconocen las comisarias, todo esto constituye solo una etapa de una investigación en marcha, desde que el Centenario de la Residencia de Estudiantes reservara a la Residencia de Señoritas una pequeña sección, evidenciando su importancia.
Sobre su final y proyección ulterior «apenas se muestran cuatro pinceladas de lo que fue el destino de las residentes», ha explicado De la Cueva, ya que «algunas tuvieron que exiliarse» y otras se vieron obligadas a «alejarse de la vida activa en España».
En el equipo docente de la Residencia hubo destacadas creadoras, como Victorina Durán y Maruja Mallo; así como entre sus estudiantes, encontramos a Delhy Tejero, Joaquina Zamora y Menchu Gal. También, se han incluido obras de las artistas que frecuentaron el entorno de la Residencia de Señoritas, entre otras, Ángeles Santos, María y Helena Sorolla, Marisa Roësset, Pitti Bartolozzi y Juana Francisca Rubio, recordando la importancia del Lyceum Club Femenino, gestado en y vinculado a la Residencia.
Victorina Durán, figurín para Los medios seres, hacia 1929. Acuarela sobre cartón.
Museo Nacional del Teatro, Almagro
Además de la buena representación de Maruja Mallo, cuya presencia refuerza el compromiso de la artista con la formación (también fue profesora del Instituto-Escuela y de la Escuela de Cerámica), en la exposición emerge la figura menos conocida de la pintora, escenógrafa y figurinista Victorina Durán (1899-1993), profesora de batik en la Residencia y figura clave de la vanguardia: trabajó con las compañías de Margarita Xirgu, Federico García Lorca e Irene López de Heredia, llegó a ser Catedrática de Indumentaria y Escenografía del Conservatorio Nacional y posteriormente directora del Teatro Colón de Buenos Aires. Pero cuyo trabajo, ya en la época de la Residencia de Señoritas, se adivina similar en importancia al de las artistas responsables del taller de textiles en la coetánea Bauhaus.
Delhy Tejero, Las brujas (boceto), 1932. Pluma, tinta china, aguada y lápiz sobre papel. Colección Javier Vila Tejero
Entre las estudiantes, destaca la versátil Delhy Tejero (1904-1968), que logró ingresar como pensionada, primero de la Escuela de Artes y Oficios (1925-1927) y luego de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado (1926-1930). Después, fue premiada en salones y exposiciones nacionales. En 1933 protagonizó una exposición individual en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. De Delhy Tejero se muestran aquí pinturas y series gráficas de diversas épocas.
Delhy Tejero, núm. 5 de la serie La Venus del bolchevique, ilustración para la revista Crónica, 28 de agosto de 1932. Colección Javier Vila Tejero
Pero también es muy interesante poder ver obra de Joaquina Zamora que, tras pasar por la Residencia, se integró en la escena artística local de Aragón, junto a otras artistas del Lyceum Club Femenino: excelente la cabeza Saeta de Helena Sorolla, así como el Autorretrato como bañista de María Roësset y La tierra (Pueblo Primitivo) de Ángeles Santos. Y ya del periodo de la guerra, los impresionantes grabados de Francis Bartolozzi “Pitti”.
Joaquina Zamora, Cabeza de mujer, hacia 1926. Óleo sobre lienzo. Colección del Ayuntamiento de Tarazona, Zaragoza
En conjunto, una pequeña representación de un escenario prolijo aún por explorar. Ya que, a pesar de las investigaciones realizadas en la última década y las exposiciones monográficas de algunas creadoras, siempre precarias, todavía seguimos accediendo a su obra y a esta escena fascinante fragmentariamente, con obras casi siempre o en su mayoría menores y una presencia que, en colectivas como esta, resultaría casi anecdótica si no fuera por la curiosidad que suscitan de ver más y conocer más y mejor.
¿Para cuándo una gran exposición de las artistas “modernas” en España? Con toda claridad: ha de ser el Museo Reina Sofía la institución que se haga cargo de esta responsabilidad, así como de la adquisición de sus obras. Resulta bochornoso que a estas alturas buena parte de las pinturas, grabados, etc. que se muestran en esta exposición sigan perteneciendo a colecciones particulares, en demasiados casos de los familiares herederos de estas artistas, cuando no a galerías. Otras muchas se hallan dispersas en instituciones y ayuntamientos poco apropiados para su conservación, no solo física, también historiográfica. Con lo necesario que es para nuestra sociedad que ingresen en nuestro Patrimonio y que, una vez se realice esa operación de recuperación –donde podamos ver un conjunto significativo de obras de cada artista con una narración detallada y coherente–, sean expuestas en la colección permanente de nuestro museo nacional de arte del siglo XX, incorporándolas al relato completo de la vanguardia española e internacional, todavía en pleno siglo XXI demediada.
Como mujeres, es ya inaceptable que ante una exposición como esta una vez más se abra la herida de la usurpación de un pasado y un patrimonio que nos pertenece y nos identifica. Esta exposición habla de una época en que las instituciones punteras trabajaron con decisión para implantar la igualdad. Ante la parsimonia y la cicatería con que nuestras instituciones hoy decantan gota a gota el patrimonio en femenino, es evidente que la herencia de la dictadura franquista sigue cerniéndose sobre nuestra sociedad.
Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936), Residencia de Estudiantes, c/ Pinar, Madrid. Hasta el 27 de marzo de 2016. Prorrogada hasta el 16 de mayo de 2016.
Comisarias: Almudena de la Cueva y Margarita Márquez Padorno.
Asesora artística: Idoia Murga.
CICLO DE CONFERENCIAS Y MESAS REDONDAS
Jueves, 10 de diciembre de 2015
18.30 h. Conferencia «La Residencia de Señoritas y la Residencia de Estudiantes». Isabel Pérez-Villanueva Tovar.
19.30 h. Mesa redonda «Relaciones Internacionales de la Residencia de Señoritas». Participan: Santiago López-Ríos y Margarita Márquez Padorno.
Lunes, 14 de diciembre 2015
18.30 h. Mesa redonda «Mujeres y Ciencia». Participan: Pilar López Sancho, Carmen Magallón y Esther Martínez.
19.30 h. Mesa redonda «Mujeres y creación. Literatura y arte». Participan: Almudena de la Cueva e Idoia Murga.
Entrada libre.
Francis Bartolozzi «Pitti», Arlequín. Misiones Pedagógicas, 1930-1936. Gouache y grafito sobre papel. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Depósito temporal de la familia Lozano Bartolozzi, 2012
Maruja Mallo, Mensaje del mar, 1937. Óleo sobre lienzo, 95 x 175 cm. Galería Guillermo de Osma, Madrid