Entrada a la exposición en la galería Fernando Pradilla
LA CORTEZA DEL ALMA
Marisa González
La artista brasileña Beth Moysés expone con asiduidad sus obras performativas y fotográficas en nuestro país en numerosos proyectos en diferentes ciudades españolas. En este caso, centramos la atención en una exposición internacional que ha comisariado para su galería de Madrid con la que lleva trabajando desde hace años. Este ambicioso proyecto de comisariado, ajeno a su actividad habitual, ha consistido en una selección de artistas afines a la temática feminista de denuncia que ella postula y en la que lleva trabajando muchos años. La exposición la ha titulado La corteza del alma.
Primero hablaremos de Beth, de sus trabajos colaborativos, de sus preocupaciones claramente feministas sobre la dependencia y discriminación que sufren las mujeres en el mundo, la relación del amor y la violencia de género, las relaciones de pareja, a través de sus trabajos y proyectos colectivos terapéuticos liberadores. En las performances que ha realizado en el territorio español muchas de nosotras hemos participado a lo largo de los años de la mano de la comisaria Margarita de Aizpuru, especialista en arte y género, la identidad femenina, sus condicionantes históricos, y los factores socioculturales y económicos que inciden en la diferencia sexual.
Desde mediados de los años noventa Beth ha trabajado frecuentemente con el traje de novia femenino, como metáfora del amor de pareja y felicidad. Con estos trajes ha vestido a cientos de mujeres en diversas ciudades de diferentes países, en una performance titulada Memoria del afecto, una performance entre el arte, la denuncia y la catarsis liberadora de las participantes. Mi primera participación fue en Sevilla, en la performance Memoria del afecto, donde, vestidas de novia y en parejas, recorrimos en procesión el centro de la ciudad con un testimonio en nuestras manos de texto o fotográfico, que hacia referencia a la violencia de genero, bien sufrida sobre cada una de nosotras o bien sobre alguien conocido. Al concluir el recorrido, unidas en un gran circulo, depositamos en el centro el testimonio que portábamos cada una, formando una montaña de fuego, el fuego con un fin liberador. Las participantes éramos de procedencia muy diversa, desde mujeres estudiantes, artistas, hasta mujeres salidas de la cárcel ex profeso para este evento. Fue muy impactante en las horas previas de la preparación, mientras nos vestíamos con los barrocos vestidos de novia que había traído la artista de Brasil, pudimos hablar con las mujeres presas, nos contaron los motivos de su encarcelamiento, para ellas fueron unas horas de libertad, ya que debían regresar de la mano de la trabajadora social al concluir la procesión. Fue una drámatica experiencia.
Otro proyecto en el que he participado con Beth ha sido en Brasil, en la exposición comisariada también por Margarita Aizpuru donde además de la performance que se llevó a cabo en el centro de Sao Paolo, presentó su obra videográfica y fotográfica Ex purgo.
El objetivo del vídeo “transbordando” era cuestionar el papel de la mujer en nuestra sociedad y demostrar que a pesar de muchos cambios, los problemas siguen estando vigentes hoy en día. Está compuesto por 100 dedales y cada uno, sangrando, representa la vida de una mujer. Eligió un objeto que refleja la mujer en el pasado, su cultura y la vida en su casa, el cuidado de la familia, bordado, cocina… Otros proyectos nos hablan de conflictivas relaciones de pareja, del drama y dolor de estas con títulos como Auscúltame, Mujeres divididas, Mujeres veladas, Miedo, Removing pain, Diluidas en agua o Herencia de mi padre. Son trabajos entre la performance y el ritual.
Volvamos a la exposición comisariada por Beth Moysés donde la autora define La corteza del alma como una metáfora para referirnos a las capas del cuerpo, el cuerpo como la casa de los sentimientos, físicos y espirituales. La exposición la componen diez mujeres de distintas nacionalidades y generaciones cuyas obras, según explica a autora, están relacionadas con la diversidad de aproximaciones a lo femenino a través de la violencia física, psicológica, las discriminaciones raciales o la sexualidad.
La corteza del alma revisa y actualiza esta premisa desde un enfoque plural, poético y político con las obras de Yolanda Domínguez (España), Catherine Dong (China), Regina Galindo (Guatemala), Beth Moysés (Brasil), Marina Núñez (España), Rosana Paulino (Brasil), Marta María Pérez Bravo(Cuba), Teresa Serrano (México), Mimi Smith (Estados Unidos) y Sue Williams (Reino Unido).
La española Yolanda Domínguez habla de un estereotipo de belleza que somete a la mujer, una violencia silenciosa en la que el alma sufre.
Marina Núñez vacía la piel de significado, se apropia del cuerpo femenino para desmitificarlo. Los rostros se tensan, se deforman, se rompen o se derrumban.
La obra de Rosana Paulino indaga en la condición de las mujeres negras en la sociedad brasileña, reflexionando acerca de las presiones que se producen dentro de los estándares de belleza, y los abusos a los que han sido sometidas las mujeres de raza negra a lo largo de la historia.
Rosana Paulino, dibujos en la galería Fernando Pradilla
El discurso de Catherine Dong se vincula a la sexualidad y a las normas culturales que regulan el cuerpo. Dong considera la performance como una actitud más que un medio, una ideología más que un estilo, una situación en lugar de una acción.
Regina Galindo utiliza su propio cuerpo como herramienta creativa. Regina ofrece su cuerpo y su alma en busca de un mundo más ético y justo. Como artista visual que ha investigado el medio de la performance, Galindo explora las implicaciones éticas universales de las injusticias sociales, relacionadas con discriminaciones raciales, de género.
Marta María Pérez Bravo ha articulado gran parte de su obra mediante vídeos y fotografías que reflejan, simbólicamente, el alma del ser humano; su tiempo, sus dificultades, retos, superaciones y caminos por recorrer.
Teresa Serrano reflexiona sobre la condición y circunstancias de la mujer en las sociedades actuales y su relación con el machismo existente, aborda temas diversos como la incomunicación, la religión, la migración o el lenguaje. La pieza escultórica 5 words, que es a la vez performance, fue creada con cera. Son cinco palabras asociadas al duelo, y pretenden resumir los estados anímicos por los que se atraviesa en las grandes pérdidas: ANGER (cólera), DENIAL (negación), DEPRESSION (depresión), BARGAIN (negociación), ACCEPTANCE (aceptación).
Mimi Smith centra su mirada en esa segunda piel del cuerpo que supone la vestimenta, especialmente la que se utiliza en el ámbito privado: la ropa íntima.
El trabajo Sue Williams se ocupa de la interpretación visual de la sexualidad humana y las complejidades de la conducta, vinculada a la vida contemporánea y la sexualización de la sociedad occidental. Smith busca comprender la compleja naturaleza del deseo humano, la comunicación.
Beth Moysés trata de obras que hablan del tiempo, del dolor, de las confesiones y de la denuncia. Su instalación Consejos, con auriculares y un reclinatorio de confesionario, propone al público escuchar los consejos que los sacerdotes dan a una mujer que sufre abusos. Para hacer este trabajo la artista fue a confesarse a varias iglesias españolas, colocándose en el papel de una mujer maltratada que relata su dolor como si se tratase de ella misma. La obra se convierte en un verdadero testimonio que aborda la problemática del maltrato femenino desde la óptica de la Iglesia católica. Para escuchar los consejos de los sacerdotes, la artista sugiere arrodillarse en el reclinatorio y colocarse los auriculares. Toda una conmovedora experiencia.
La corteza del alma, Galería Fernando Pradilla, Madrid. Del 11 de febrero al 27 de marzo de 2016.