CATACLISMO

EL IRIS DE LUCY. ARTISTAS AFRICANAS CONTEMPORÁNEAS

Amina Zoubir, Figure oubliée – Kahena (detalle), 2014

 

EL IRIS DE LUCY. ARTISTAS AFRICANAS CONTEMPORÁNEAS
Marta Mantecón

Esta historia se remonta al año 1974, cuando un equipo de antropólogos descubría en la región de Afar, al norte de Etiopía, los restos de un homínido australopiteco con más de tres millones de años. Le llamaron Lucy, como la protagonista de la célebre canción de los Beatles que sonaba durante el hallazgo. Pero ¿por qué ese nombre?, ¿no existían referencias autóctonas?, ¿ninguna mujer con méritos suficientes como para bautizar al homínido? Poco tiempo después, los etíopes le dieron un segundo nombre en amárico: Dinkenesh, que quiere decir algo así como «eres maravillosa». ¿Cuál sería entonces su auténtico iris?

Esta construcción metafórica constituye la tesis de partida de Orlando Britto Jinorio, curador del proyecto, cuya trayectoria ha estado marcada por su trabajo en contextos periféricos, buscando otros espacios de representación identitaria más allá de los centros de poder. Consciente de que la imposición de un nombre que invalida la cultura del otro y sustrae la mirada del contexto propio para ofrecer un punto de vista único, constituye una de las principales formas de operar del colonialismo occidental –devenido neocolonial–, esta cita colectiva propone una reparación simbólica: devolverle el iris a Lucy, reconvertida en Dinkenesh, a través de las miradas de una selección de 21 artistas africanas contemporáneas.

El iris de Lucy_ Safaa Erruas_InvisiblesSafaa Erruas, Invisibles, 2011

Procedentes de distintos países del continente, del Maghreb al África subsahariana, algunas de estas mujeres han vivido en entornos de opresión y violencia, bajo situaciones políticas muy difíciles, derivadas en muchos casos del sistema colonial europeo. Otras habitan en la llamada diáspora y conocen la experiencia del exilio. Muchas son conocidas en las redes internacionales del arte o han protagonizado exposiciones en centros de arte europeos, y hay también quienes muestran su trabajo en España por primera vez.

Si bien es cierto que el arte africano contemporáneo se va integrando lentamente en el mundo global y sus circuitos mainstream, todavía existe un profundo desconocimiento que nos invita a activar todo el repertorio de tópicos y estereotipos que acostumbramos a manejar cuando lo que está en juego son las realidades de los otros, proyectando una mirada que pivota sobre lo exótico, lo primitivo y lo arcaico, o que denuncia con cierto paternalismo la sujeción de las mujeres a determinados sistemas de poder (como si esta situación fuera exclusiva de esos contextos), convirtiéndolas en víctimas incapaces de hacer frente a sus propias circunstancias y asignándoles una posición subalterna.

El iris de Lucy_Tracey RoseTracey Rose, Pig, 1999

Frente a estas visiones reduccionistas, “El iris de Lucy” reivindica otra perspectiva, partiendo de la imposibilidad de abarcar la totalidad de las realidades de un continente de 30 millones de kilómetros cuadrados y más de mil millones de habitantes repartidos en 54 estados y varios territorios no reconocidos; un espacio complejo marcado por la diversidad, donde conviven múltiples ideologías, lenguas, etnias, religiones, estructuras sociales, organizaciones políticas, y tramas simbólicas y culturales.

La selección efectuada por Britto Jinorio aboga por la construcción identitaria más allá de los prejuicios eurocentristas y propone subvertir el discurso neocolonial a través de una propuesta multidisciplinar, donde las artistas transitan por distintas narrativas, formatos y soportes, generando un tercer espacio, entre lo íntimo y lo político, desde donde construir un nuevo imaginario que explora gestos, rituales, ideologías y herencias familiares, culturales y semióticas. Aunque la inmensa mayoría trabaja con referencias occidentales, estas artistas reclaman su propia genealogía, hundiendo sus raíces en sus respectivos contextos y haciendo explícita la necesidad de fijar la memoria, individual y colectiva, frente a la pérdida.

Amal Kenawy, The Purple Artificial Forest, 2005

La exposición está recorrida por una sensibilidad continua que sirve de hilo conductor durante todo el itinerario. Este flujo poético se materializa en un eje subrayado por varios hitos. En primer lugar, «Invisibles» de Saafa Erruas, una instalación de hilos de algodón suspendidos habitados por ojos que proyectan metafóricamente la mirada a Dinkenesh, buscando una dimensión inmaterial, cuyo movimiento leve sirve de batuta para el resto del recorrido. Continúa con un vídeo de Amal Kenawy, “The Purple Artificial Forest”, que ofrece una reflexión sobre la vida y la muerte, narrada desde una posición íntima y vulnerable, hondamente conmovedora. Y como cierre, “Never Forget the Song” de Pélagie Gbaguidi, un conjunto de vitrinas que describen una columna vertebral con dibujos procedentes de sus cuadernos de notas, poblados de imágenes sublimadas sobre el poder de los sueños y sobre cómo construimos las ideologías y las expresiones del cuerpo. Estas reservas de memoria constituyen una forma de compartir aquello que le atraviesa, sin olvidar el estigma (exilio, deportaciones, racismo, xenofobia, genocidios…), componiendo una hermosa oda sobre las ganas de resistir y las distintas formas de resistencia, donde cada dibujo es “una victoria sobre la búsqueda de sentido”, quizá porque la memoria selectiva constituye para esta artista «la parte irreductible del alma».

Pélagie Gbaguidi, Never Forget the Song (detalle), 2015

Sobre este eje central gravitan una serie de propuestas que presentan diferentes confluencias conceptuales, formales, estéticas y vitales. Orlando Britto Jinorio ha planteado con acierto diversos núcleos temáticos que se hilvanan entre sí, abordando situaciones que parten de los diferentes contextos de las artistas, pero poseen un alcance universal, de modo que las problemáticas que transitan no están, en esencia, tan alejadas de las nuestras.

El iris de Lucy_Aida Muluneh_DinkeneshAida Muluneh, Sin título, 2015

Aida Muluneh representa en un tríptico fotográfico el nacimiento de Dinkenesh y su reafirmación en el territorio, frente a dos composiciones de gran formato que contraponen lo geométrico y lo orgánico, firmadas por Julie Mehretu («Zero Canyon») y Wwangechi Mutu («I Belong to You, You Belong to Me») respectivamente, dibujando el espectro amplio sobre el que se desarrolla la exposición.

Varias artistas reflexionan sobre la memoria y la herencia cultural, desde los mismos orígenes (“In the Beginning” de Berry Bickle o “Figure oubliée-Kahena” de Amina Zoubir) a la tradición de la oralidad y la transmisión de saberes del imaginario colectivo por parte de las abuelas (“Stories” de Nicène Kossentini) y las madres (“All of Our Mothers” de Sue Williamson), subrayando en este sentido la importancia de las genealogías.

El iris de Lucy_ Nicène Kossentini2Nicène Kossentini, Stories, 2011

El recorrido atraviesa distintas poéticas del cuerpo como metáfora del sistema, cautivo y liberado, y su potencial para transformar la realidad (“Le complainte du serpent muet” o “Mamfoumbi” de Myriam Mihindou y “Magical Transformation of the World” de Loulou Cherinet). En este capítulo, cabe destacar la propuesta multidisciplinar de Fatima Mazmouz a partir de la figura de “Super Oum”, donde la artista aborda con humor el concepto de madre patria como ficción, la resistencia identitaria y la migración interior.

El iris de Lucy_Fatima MazmouzFatima Mazmouz, Super Oum (detalle), 2009

El iris de Lucy_Fatima Mazmouz_Super Oum, 2010Fatima Mazmouz, Super Oum, 2010

También están presentes el dolor, las heridas y sus cicatrices, la enfermedad y el sida (“From the Inside” de Sue Williamson), el apartheid (“Lull” de Berni Searle), el peso de las ideologías y la religión (“Silence Bleu” y “L’Araignée” de Zoulikha Bouabdellah, “Waiting for God” de Tracey Rose o “Corpus Muller” de Amina Zoubir), las distintas formas de violencia –real y simbólica– y miedo (“The Wild Side” y “The Future Waits for No One” de Billie Zangewa), pero también los procesos de superación (“Pig” de Tracey Rose o “They Abused Her by Saying” de Nicène Kossentini), la urgencia de resistir, el placer y el deseo, la identidad y el amor (“The Kiss” de Tracey Rose o el bello tríptico “Turquoise Realm” de Mwangi Hutter).

El iris de Lucy_Mwangi HutterMwangi Hutter, Turquoise Realm, 2014

Por último, la exposición aborda conflictos relacionados con el territorio (“Survey: Cape of Good Hope” de Jane Alexander), las fronteras (como el proyecto utópico de unir Europa y África a través de Gibraltar “Erygmascope” de Kapwany Kiwanga) o determinados procesos de expoliación afrontados desde la óptica de la esperanza (“In Pursuit of Bling” de Otobong Nkanga).

La exposición en su conjunto nos invita a revisar nuestras construcciones simbólicas rompiendo los clásicos binarismos yo/otro, centro/periferia o hegemonía/dependencia. Lo que se desprende del recorrido es la extraordinaria capacidad de estas artistas para abordar lo propio y lo universal con sencillez y honestidad, formulando un verdadero ejercicio de resistencia y resiliencia, de empoderamiento y vitalidad, alejado de cualquier impostura, donde las diferencias se proyectan siempre como oportunidades de intercambio.

“El iris de Lucy” nos ofrece, en suma, la posibilidad de dialogar con otras identidades en tránsito que restituyen la mirada a Dinkenesh, la abuela-adolescente de la humanidad que comenzó a caminar erguida, apoyando firmemente sus pies sobre la tierra.

El iris de Lucy_Zoulikha BouabdellahZoulikha Bouabdellah, Silence Bleu, 2008

 

El iris de Lucy. Artistas africanas contemporáneas, MUSAC de León, del 30 de enero al 12 de junio de 2016; Musée départemental d’art contemporain de Rochechouart, del 7 de julio al 15 de diciembre de 2016; CAAM-Centro Atlántico de Arte Moderno y Casa África de Las Palmas de Gran Canaria, del 26 de enero al 4 de junio de 2017.

Comisario: Orlando Britto Jinorio.

Artistas: Jane Alexander (Sudáfrica, 1959), Berry Bickle (Zimbawe, 1959), Zoulikha Bouabdellah (Rusia-Argelia, 1977), Loulou Cherinet (Suecia-Etiopía, 1970), Safaa Erruas (Marruecos, 1976), Pélagie Gbaguidi (Senegal, 1965), Amal Kenawy (Egipto, 1974-2012), Kapwani Kiwanga (Hamilton, Canadá 1978), Nicène Kossentini (Túnez, 1976), Mwangi Hutter (Kenia, 1975 / Alemania, 1975), Fatima Mazmouz (Marruecos, 1974), Julie Mehretu (Etiopía, 1970), Myriam Mihindou (Gabón, 1964), Aida Muluneh (Etiopía, 1974), Wangechi Mutu (Kenia, 1972), Otobong Nkanga (Nigeria, 1974), Tracey Rose (Sudáfrica, 1974), Berni Searle (Sudáfrica, 1974), Sue Williamson (Inglaterra-Sudáfrica, 1974), Billie Zangewa (Malawi, 1973) y Amina Zoubir (Argelia, 1983).

Más información:
http://musac.es/#exposiciones/expo/?id=6278
http://www.musee-rochechouart.com/index.php/expositions/expositions-a-venir
http://www.caam.net/es/expos_int.php?n=3815

 

 

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