CATACLISMO

GOHAR DASHTI: STATELESS

Gohar Dashti_Stateless-1Gohar Dashti, Stateless, 2014-2015

 

GOHAR DASHTI: STATELESS
Van García

En cada rincón del mundo, las devastaciones de la guerra, las masacres, la opresión, la enfermedad y la muerte son la causa generalizada de los trastornos humanos sin un fin imaginable.

Cuando los desastres fuerzan a las personas a migrar, ¿dónde son recibidos con los brazos abiertos?

Gohar Dashti trabaja sus imágenes en relación a cuestiones sociales con referencias particulares a historia y cultura en la sociedad moderna. En concreto voy a comentar su último proyecto, Stateless, realizado durante los años 2014 y 2015.

Gohar Dashti (1980) estudió fotografía en la Universidad de Bellas Artes de Teherán, obteniendo su titulación en el año 2005. En su currículo encontramos participaciones en residencias de artes y becas como DAAD en Berlín (2009-2011), Visiting Arts (1mile2 project) en Brandford/Londres (2009) y la International Arts & Artists (Art Bridge) en Washington DC, EEUU (2008). Además, cuenta con diversas exposiciones, publicaciones y ha dado charlas por todo el mundo, sus obras se encuentran en numerosas colecciones como en el Victoria and Albert Museum de Londres, el Mori Art Museum de Tokio o el Museo de Bellas Artes de Boston, entre otros.

Las imágenes de Stateless nos muestran las vidas de jóvenes en una tierra en guerra, un lugar donde han nacido, se han criado e intentan sobrevivir. Presionados en un ambiente inimaginable para un joven occidental, Dashti nos muestra esta supervivencia de jóvenes que intentan seguir sus vidas, abrirse paso en un lugar devastado pero no es eso lo que sus imágenes nos muestran, un lugar o cuerpos desmembrados; ella muestra mucho más, la cotidianeidad, el día a día, lo que no vemos en las noticias, quizá lo “no noticiable”. Esto es precisamente lo que la fotógrafa pretende mostrar en Stateless, el día a día de estos jóvenes.

A priori podemos pensar en el proyecto de Dashti como un arte realizado en Oriente Medio y con una visión oriental, pero no es del todo así. La fotógrafa vive entre Berlín y Teherán, por lo que su mirada inevitablemente se ha visto “distorsionada” por el occidentalismo, no es algo que deba cuestionarse como negativo o positivo, es algo simplemente irremediable. Ella misma explica que sus imágenes, aunque de temática social, tienen referentes históricos y culturales en la sociedad moderna; en concreto hay dos imágenes que componen el proyecto que de forma automática recuerdan a referentes artísticos, lo que por otra parte demuestra su cultura visual. Cuando observamos la imagen que acompaña a estas palabras, hay un punctum, como diría Roland Barthes, bastante claro y es la figura que componen los dos cuerpos. Al visualizar el punctum de la imagen rápidamente podemos relacionarla y comprobar la cultura visual de la que bebe o que conoce Gohar Dashti y esto a su vez la dota de un significado mayor. Podemos observar las similitudes que comparte con una Piedad. Además, podríamos encontrar otra similitud extraída directamente de la fotografía y es, analizando solo el punctum, con la imagen de Samuel Aranda tomada en Yemen y ganadora del World Press Photo en 2012, anterior a este proyecto y pudo ser también un referente tomado por la autora o, simplemente, los dos bebieron de la misma fuente. Siendo como fuere, lo cierto es que esta imagen está cargada de simbolismo. Es difícil explicar la simbología, precisamente porque mi visión será irremediablemente occidental y desde mi perspectiva; Dashti muestra esa compasión no solo por la figura sino también por el ambiente natural que la envuelve, una misericordia reflejo del cristianismo que nos muestra la realidad de un pueblo musulmán. Personalmente, creo que este juego de simbologías en cuanto a una posible comparación de religiones es muy positivo, puesto que no discrimina, no muestra uno por encima de otro; para mí es una visión equitativa, igualándolo sin ningún tipo de engranaje mal intencionado. Me resulta muy interesante porque yendo un poco más allá, podríamos analizar la imagen pensando en la idea que los occidentales “popularmente” creemos que los pueblos musulmanes pueden tener sobre el cristianismo. Nuestra imagen del “árabe”, haciendo referencia a Said, continúa asociada a una serie de factores que han determinado muchas de estas exposiciones. El Oriente Medio que Occidente contempla en las imágenes que pueblan cada día todos los medios de comunicación, es un mundo en el que “los árabes aparecen siempre en multitudes, sin ninguna individualidad, ninguna característica o experiencia personal”, un mundo en el que “la mayoría de las imágenes representan el alcance y la miseria de la masa o sus gestos irracionales (y de ahí desesperadamente excéntricos)”[1].

Partiendo de la visión a la que hace referencia Said podemos observar en las imágenes de Gohar Dashti todo lo contrario, una realidad de Oriente menos occidentalizada[2]. A partir de aquí se pueden sacar muchas lecturas, tantas como personas puede haber, ya que es algo muy subjetivo. Personalmente, veo una imagen muy normalizada a la hora de tratar un tema religioso cristiano, tratando la imagen y la simbología con respeto, y a la vez, usada para transmitir esa misma pena que al final no es cuestión de religiones sino de personas. Otro punto que me gustaría destacar en esta imagen es la vestimenta de la figura, presuntamente, femenina. La figura viste un chador[3], prenda típica iraní.

El chador, que remonta al siglo XVIII, se generalizó en Irán como prenda de calle común en la época Qayar (1794-1925). Posteriormente se prohibiría dentro del marco de una política general de occidentalización forzosa del país. A partir de los años 70, el islamismo revolucionario iraní ve en el chador una seña de identidad nacional e instrumento de salvaguarda de la identidad nacional y religiosa frente a la occidentalización y, así, la república islámica de Irán promociona el uso del chador y en ciertos ámbitos lo impone[4]. Por lo que quizá también en esto vemos un símbolo de identidad que Gohar Dashti no quiere perder aunque viva y trabaje en Berlín, quizá lo que nos quiere simbolizar es ese conocimiento de Occidente y su cultura pero sin llegar a occidentalizarse, no es incompatible ser “yo” y conocer, compartir y respetar el “otro”.

Gohar Dashti_Stateless-2Gohar Dashti, Stateless, 2014-2015

En otra imagen de Dashti dentro de Stateless también nos muestra o nos recuerda esa cultura visual occidental. En la imagen, enmarcada en el mismo escenario árido, aparece una chica recostada de espaldas. En su mano izquierda sujeta un espejo que nos refleja su rostro. Es inevitable que se vengan a mi cabeza referencias. Salvando las diferencias como en el caso anterior, el punctum de esta fotografía me recuerda por la pose y el espejo al cuadro del maestro Velázquez: La Venus del espejo que a su vez bebe de La Venus de Urbino de Tiziano. Como comprobamos, las referencias, directas o indirectas, a la pintura o escultura italiana son claras.

En resumen, estas alusiones occidentales son usadas para reflejar una realidad oriental, lo que no deja de ser paradójico ya que lo que se intenta es observar un arte al margen de Occidente.

Aunque Dashti tenga guiños a Occidente no deja de mostrarnos a jóvenes iranís alejados de las zonas conflictivas, alejados y escondidos. Cada artista se remite a su caso personal, aunque podemos observar unas intenciones comunes: trabajan desde la experiencia de la guerra. Esto se amplía a la reflexión sobre la imagen y la representación de cualquier realidad bélica, la búsqueda de nuevos discursos con los que recuperar, o volver a construir desde otros lugares, la memoria histórica de sus países. Esto es lo que precisamente hace Gohar Dashti, no muestra la imagen de Irán que podemos encontrar en un telediario sino que desde una realidad bélica, usa un nuevo discurso para hacernos llegar otra visión de su país, una visión no construida por Occidente y alejada del estereotipo que se ha creado. Una visión en la que muestra esas personas que se alejan del conflicto pero que quieren seguir en su tierra.

Para Homi Bhabha[5] un estereotipo no solo es una imagen falsa sino que es además una imagen que tiene dos sentidos diferentes o puede interpretarse de dos maneras distintas: de proyección e introyección, que revela algo de la fantasía de la posición de dominio, por tratarse de un fetiche en términos psicoanalíticos. Es decir, según Bhabha, el estereotipo aparte de ser falso, nos muestra además parte de aquél que los crea o los utiliza. Es por ello que no localizo la visión occidental del iraní en las imágenes de Gohar Dashti. Tenemos que analizarnos a nosotros mismos o mejor dicho a nuestra visión, preguntarnos, pensad acerca de cómo viven en Irán, recordad esa autorespuesta y después observar las fotografías de Dashti, ¿coincide en algo? Probablemente no. Para Bhabha, con este pequeño “ejercicio” habremos uno, conocido algo acerca de nosotros mismos y dos, cerciorarnos de que nuestra imagen acerca de Irán es falsa ya que probablemente este construida solo de breves ráfagas de noticias con una sola visión, ya no solo occidental sino “interesada” en mostrar un solo punto de una sociedad. Al tratarse de una autora iraní aunque no deja de mostrarnos otro punto de su sociedad (que no la sociedad al completo), nos muestra esa clave: “otro” punto.

Homi Bhabha dice que él es un sujeto capaz tanto de autodefinirse y romper con los estereotipos que le han asignado, como poner en crisis el ideal que el occidental tiene de sí mismo. Esto es un poco lo que Dashti consigue, ya no es solo con los estereotipos que se han creado en Occidente, sino mostrarnos otra realidad, al fin y al cabo, enseñarnos cómo son y cómo viven o sobreviven. Personalmente difiero con la afirmación de Bhabha en cuanto a que un estereotipo es una imagen falsa siempre que no sea tratada como única y verdadera. Creo que el estereotipo que cada uno podamos tener es solo una pequeñísima parte y creo que la suma de todas esas partes, vistas, situaciones es lo que compone un todo, por lo que, pensar que no existe machismo en Irán solo porque puede ser un estereotipo es erróneo pero pensar que todos los iranís son así también lo es. Por esta razón creo que analizar este tipo de trabajos como los de Gohar Dashti nos enseñan a mirar más allá, a crearnos una imagen un poco más “completa”.

Respecto a lo anteriormente dicho, Homi Bhabha dice que no se trata de juzgar un estereotipado como bueno o malo, sino procurar entender la subjetividad occidental. En términos coloquiales, llegaría a la siguiente formulación: “Me estereotipas para definirte y construirte idealmente a ti mismo”, pero: “cuando te digo que no soy quien piensas que soy, tu subjetividad entra en crisis”. “Al ser sujeto y no un objeto –conceptualmente «utilizable»–, te confirmo que mi persona no depende de una definición impuesta por ti, al negarlo estas evadiendo la realidad y construyendo una fantasía”. Aquí es donde estoy totalmente de acuerdo, Dashti con estas imágenes no se define como artista como “otros” podrían pensar: mujer, iraní, machismo, guerra… Ella no cae en el estereotipo, sino que se define así misma con su fotografía, mostrándonos otra visión acerca de su pueblo. Gohar Dashti no asume el papel de “dominada por el estereotipo” sino que como hemos dicho, se autodefine y crea una nueva forma de ver que además, es la captación de una realidad.

Se refiere a los artistas no occidentales como condenados a ser entendidos y expuestos siempre como parte de colectivos, ya sean éstos culturales, políticos o geográficos. Así, muchas de las exposiciones y de los proyectos dedicadas a Oriente Medio han caído en esos criterios generalistas/reduccionistas que denunciaba Said. En el caso específico de Gohar Dashti y tras leer artículos sobre ella, saco varias conclusiones. En cuanto a exposiciones ella ha conseguido no caer en demasía en este tipo de criterio reduccionista pero es verdad que así es, por ejemplo, en exposiciones colectivas como: «She Who Tells a Story; Women Photographers from Iran and the Arab World»; «Voice of Tacitness: Asian Women Photography» o «Echoes: Islamic Art and Contemporary Artists». Como he señalado en negrita, algunas de sus exposiciones nos remiten a esos criterios generalistas y ya no solo por ser de Oriente Medio, a eso se le añade el hecho de ser mujer. Es más, esto también es reflejado en los titulares de los artículos que hablan de Gohar Dashti, basta con poner en el buscador Google su nombre y señalar noticias para que leamos en, prácticamente todos los titulares, la palabra que define su sexo o su procedencia y eso solo echando un vistazo a la primera página del buscador.

Más información: www.gohardashti.com

 

Notas:

[1] En referencia a las palabras de SAID, Edward W., en su libro titulado: Orientalismo, Barcelona, DeBolsillo, 2004, p. 379.

[2] No expongo que la imagen que nos muestra Gohar Dashti en su proyecto es una visión puramente oriental porque al vivir entre Berlín y Teherán, personalmente creo, que su visión no es “puramente” oriental sino que su visión ya está occidentalizada.

[3] Un chador es una prenda de una pieza de tela semicircular y abierta por delante. Se coloca sobre la cabeza cubriendo todo el cuerpo excepto la cara.

[4] Referencia sobre el chador: https://es.wikipedia.org/wiki/Chador

[5] Homi K. Bhabha, teórico del poscolonialismo de origen indio. Autor de “El lugar de la cultura”.

 

 

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