ASCENSIÓN G. LORENZO: SOFÍSTERÍAS
Antonio OP
La muestra reúne piezas que utilizan una gran variedad de técnicas y materiales con el claro objetivo de sugerir sensaciones y plantear dilemas al espectador. Las ocho salas del museo son ocupadas por instalaciones, esculturas, dibujos, fotografías, pinturas y piezas interactivas que nos involucran aún más como espectadores de la muestra.
Obras de diseño pulcro y limpio trascienden la parte estética y se adentran en la complejidad de la psique humana. El punto de partida de su creación son preguntas y cuestiones que la artista plantea al espectador para que sea él quien las dote de significado y explicación a lo que ve. El tronco conceptual es un análisis de la situación de la sociedad contemporánea mediante sus personajes, normalmente blancos y de porcelana. Material la porcelana que como comenta la artista es fuertemente dual, siendo duro y resistente y a la vez frágil y delicado. Mediante esta dualidad, Ascensión G. Lorenzo utiliza a sus personajes como pantallas en las que visualizar nuestra sociedad desde fuera y así poder reflexionar sobre lo que nos rodea y sobre nosotros mismos como integrantes de ella. Es una oportunidad de mirar con ojos distintos la cotidianidad.
En ningún caso la artista pretende revelarnos las respuestas a los dilemas planteados, todo lo contrario, busca que sea el observador/espectador el que las construya. Como en el mundo cuántico, la simple observación del sistema provoca una modificación del mismo. Por lo que cada interpretación hecha por el público cambia, o más bien evoluciona irremediablemente el significado de la obra, haciendo que esos grupos de personajes níveos cobren vida propia y sean el complemento perfecto a la indiscutible belleza plástica de las piezas expuestas.
En las salas del fondo podemos ver tres grandes obras, el conjunto Miedo y abuso en la ciudad. Una gran plataforma circular invade el espacio de alto techo que es alcanzado por una escalera negra situada en el centro de este círculo. Hacia los bordes exteriores de la plataforma se agrupa más de un centenar de personajes blancos, níveos, con postura hierática, sólo algunos tienen su cabeza ligeramente girada. De este conjunto de personajes, ninguno está próximo a la escalera. Lo interesante de la obra, es que al fijarnos, vemos como algunos de ellos inician un movimiento circular sobre su eje. Giran hacia la derecha y hacia la izquierda con diferentes velocidades, cambiándola aleatoriamente.
Es una obra que enlaza con el mito de Sísifo en la interpretación de Camus en su obra del mismo título. La mayoría de esos personajes siguen con su vida exenta de preguntas sobre la propia existencia, y los pocos que lo hacen dan vueltas sobre sí mismos, sin un patrón claro en una desesperada búsqueda de respuestas. Aunque ni unos ni otros son capaces de encontrar el sentido de la vida, alternativas o soluciones diferentes, representado todo ello por la escalera, inalcanzable para todo esta masa de individuos.
Otra de las obras de este particular tríptico de Ascensión, es un gran mural de una ciudad sombría, inhóspita, difusa… Es todo aquello que lastra una vida apacible y que sin embargo es el escenario donde se desarrolla la vida de gran parte nosotros. Los personajes que la habitan han mutado. Unos hacia formas evolucionadas del ser humano que fusionan al hombre con partes de máquinas o en mezclas de carne y metal. Otros en pleno proceso involutivo representados por individuos con elementos arbóreos que emanan de sus cabezas. Unos y otros son habitantes de esta ciudad, que va desde la luz hacia lo tétrico, a la que aparentemente ninguno de ellos la hace mejor. No obstante, siempre nos queda la esperanza representada por ese personaje que emite su propia luz y que lucha contra las tinieblas en la medida de sus exiguas posibilidades.
Como cierre, el impactante “manojo” de personajes que cuelgan del techo, unos cabeza abajo otros atrapados por el tronco o la cabeza. Apretados, invertidos o succionados, sujetos por un material negro gomoso. Es este lo único que los salva de precipitarse al vacío. El precio a pagar es que no podrán escapar de él. Ya no son dueños de su propio destino y han sacrificado su libertad por una supuesta seguridad.
Todos estos “argumentos de refinada sutileza”, construidos por más de una cincuentena de obras, son una deliciosa oportunidad de reflexionar sobre nosotros, los que nos rodean, sobre nuestro rol en la sociedad en la que vivimos y cómo nos relacionamos unos con otros.
Ascensión G. Lorenzo, Sofisterías, argumentos de refinada sutileza. Sala de Exposiciones Casa de los Morlanes, Plaza San Carlos 4, Zaragoza. Del 28 de septiembre al 26 de noviembre de 2017.
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