Rosario Weiss: Autorretrato en la mesa de dibujo.
LA TIERNA FIGURANTE ROSARIO WEISS
Carmen Pena
Catedrática de Teoría e Historia del Arte Contemporáneo
Hubo una exposición de Rosario Weiss en el Museo Lázaro Galdiano el año 2015, y ahora se expone otra con 140 obras suyas en la Biblioteca Nacional. Tal vez nadie sabría quién fue esta dibujante y pintora, si no hubiera sido una figurante en la biografía de Goya, una tierna comparsa infantil que acompañó al genio en el silencio de su sordera durante el autoexilio de Burdeos.
Rosario Weiss, El genio de la libertad, c. 1931. Biblioteca Municipal de Burdeos
Rosarito era la supuesta hija de Leocadia Weiss Zorrilla, dicen que la amante de Goya; y aunque la niña llevaba el apellido de su marido, nunca se llegó a saber si realmente era hija de él o del pintor. Lo que sí es cierto es que Don Francisco la adoraba, porque lo bronco de su personalidad se desmoronaba ante la ternura infantil, su misoginia se derretía con la nena. Tal y como se había derrumbado al pintar a la Condesita de Chinchón embarazada de un hijo de Godoy, con el cual la habían casado por interés de la política, y cuentan que era obligada a departir mesa y mantel con la amante de su marido, Pepita Tudó. Vamos, que era una comparsa de la historia de España, de la corte de Carlos IV y María Luisa, la cual a su vez también era amante de su marido. El arte, la excelsa pintura del maestro, la rescató de la marea de los figurantes, sus pinceles la envolvieron en plateados grises irisados captándola en su primera maternidad, con la espiga de Ceres en su pelo rubio, suspendida en el aire, casi intangible, en ese estado de gravidez en que los varones arrobados subliman a la mujer.
Rosario, la “ahijada” de Goya, murió joven, a los 28 años, y hasta hace nada se le conocían unos pocos dibujos y algún cuadro, pero ahora se ha hecho una exhaustiva investigación sobre esta pintora y se han sacado a la luz un puñado de dibujos, algunos cuadros y muchos datos. No le dio tiempo a desarrollar su personalidad artística por su temprana muerte, pero hubiera dado igual, porque hubiese sido un fracaso de artista o hubiera sido un prodigio nunca habría sido conocida, ni aparecería en los relatos de la historia de la pintura, ni se habría llevado a cabo una investigación sobre su personalidad artística e intelectual si no hubiese sido el ojito derecho de Don Francisco de Goya y Lucientes: dormiría empolvada en los depósitos de los museos o estaría “muerta” para la historia del arte por violencia de género, eso sí, con su medalla de plata obtenida por su obra Silencio en la Exposición de la Societé Philomanique de Bordeaux. Era una mujer ilustrada que formó parte activa del Liceo Artístico y Literario como pintora y llegó a ser nombrada académica de San Fernando (1840), así como profesora de dibujo de la reina Isabel II y de su hermana la infanta Luisa Fernanda.
Rosario Weiss, Los duques de San Fernando de Quiroga, h. 1835
Porque se la llevó la parca a los 28 años, porque al lado de Goya nadie era visible como artista y por su condición femenina, el caso fue que se quedó entre los múltiples figurantes de la pintura, que son un montón, en el caso de las mujeres una legión. Rosario tuvo la suerte de ser la ahijada y alumna aventajada de Goya y la mala suerte de lo mismo, por ello siempre apareció como imagen del ambiente familiar del maestro, como copista fraudulenta del mismo, como protegida, pero nunca como pintora pionera romántica y sobre todo dibujante, grabadora, ilustradora y figurinista; hasta hace muy poco apenas investigada por sus méritos, que seguro que no fueron tantos como los del “genio” de Fuendetodos –ya se sabe que la genialidad es cosa de hombres, y de muy poquitos…–, pero eran de ella y de nadie más, por mucho que Don Francisco la iniciara en el trazo.
Rosario Weiss, Biblioteca Nacional, Madrid. Del 31 de enero al 22 de abril de 2018.
Catálogo razonado: http://www.bne.es/es/LaBNE/Publicaciones/CatalogosExposiciones/Dibujos-Rosario-Weiss.html
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