Rosario Weiss, Alegoría de la Atención (Autorretrato), 1842. Museo del Romanticismo
ROSARIO WEISS, DE PRIVILEGIADA DISCÍPULA A MAESTRA REAL
María del Prado Rodríguez Martín
Historiadora del Arte e investigadora independiente
Más allá de la leyenda negra, o más bien rosa, que la señala como hija natural de Francisco de Goya con Leocadia Zorrilla, Rosario Weiss (Madrid, 1814-1843), se define como una magnífica dibujante, litógrafa y copista, digna continuadora de su gran maestro. Pero lo verdaderamente excepcional en Rosario Weiss fue su éxito en desarrollar todo su talento haciendo de su pasión su profesión, y su capacidad para destacar en dicha profesión en un momento histórico donde las mujeres no solían alcanzar ninguna de estas metas. Aún más, la mayoría de ellas ni siquiera se lo planteaban.
Estas circunstancias tan inusitadas ya despertaron admiración en Juan Antonio Rascón[1], quien le dedicó una extensa y sentida necrológica[2] a través de la cual navegaremos por la trayectoria vital y artística de esta mujer única. Casi al inicio de la misma, Rascón manifestaba su elogio a esta mujer artista y su extrañeza por la poca repercusión mediática que había causado su fallecimiento, sobre todo porque “Era muger, y esta sola circunstancia debiera haber bastado para que con mas entusiasmo se ensalzara su mérito y se llorara su fin; porque si son dignos de admirar los talentos de aquellos hombres que han logrado sobresalir en la profesión á que se dedicararan, mucha mas alabanza merece una muger que sobreponiéndose a las dificultades que le ofreciera su sexo ha sabido vencerlas con éxito feliz”[3].
Esta mujer extraordinaria vio la luz en Madrid el 2 de octubre de 1814, como tercer fruto del matrimonio entre Isidoro Weiss y Leocadia Zorrilla. Sin embargo, muy pronto se rompería la armonía familiar al recibir Leocadia una denuncia de adulterio por parte de su marido. Debido a ello, el matrimonio se separó y Rosario “por consecuencia de las desgracias que experimentó su familia, se vió colocada al lado del célebre pintor D. Francisco de Goya, pariente suyo”[4], ya que Leocadia y sus hijos Guillermo y Rosario pasaron a vivir con él en la Quinta del Sordo[5] de 1820 a 1824. Una vez instalados allí y “Conociendo aquel genial pintor el talento y las bellas disposiciones que mostraba ya desde niña, empezó a enseñarla el dibujo á los siete años de edad al mismo tiempo que aprendía a escribir; y para no fastidiarla obligándola a copiar principios con el lapicero, la hacia en cuartillas de papel figuritas, grupos y caricaturas de las cosas que más podían llamar su atención, y las imitaba ella con un gusto extraordinario valiéndose solo de la pluma”[6]. Como inferimos de estas líneas, Goya renegaba del método de enseñanza propio de las academias de pintura en el que los alumnos debían copiar modelos de los grandes maestros y después ejercitarse en la copia del natural. Sin duda, y debido a la corta edad de su pupila, el aragonés pensó que sería más didáctico y ameno iniciar a Rosario en el dibujo como si de un juego se tratase, trabajando ambos al alimón. De esta forma Goya trazaría las figuras y Weiss las completaría y aplicaría la aguada de tinta, surgiendo de este proceso el denominado Álbum Goya-Weiss[7].
Francisco de Goya y Rosario Weiss, Mujeres lavando, 1821-1824. Biblioteca Nacional de España
Así fue pasando el tiempo hasta que en mayo de 1824 Goya decide exiliarse en Burdeos huyendo del gobierno absolutista de Fernando VII. Entonces “[…] quedó la Weiss encargada al arquitecto D. Tiburcio Pérez[8], en cuya casa empezó a emplear el disfumino y la tinta china con tanta afición estimulada por los premios que la procuraban adecuados á su edad, que hubo dia de verano en que llegó a copiar tres y aun cuatro caprichos de Goya, con suma exactitud y con notable efecto de claro-oscuro”[9] [10].
Transcurrido el verano y ya a mediados de septiembre Leocadia y sus hijos Guillermo y Rosario se reencuentran con Goya en Burdeos. Un año más tarde Rosario ingresó en “[…] el estudio de Mr. Lacour, director de la academia de aquella ciudad, y comenzó a gastar el lápiz de bien distinto modo que le había usado hasta entonces. La corrección de sus dibujos, la finura y exactitud con que ejecutaba todas las copias, merecieran que su maestro las distinguiera entre todos sus discípulos y la dedicara a usar de los colores […]”[11]. Como vemos, en la academia de Pierre Lacour el método de enseñanza se adapta principalmente al método académico decimonónico más tradicional con copias a lápiz de dibujos de los grandes artistas, después copia del natural y, cuando el alumno ya dominase esta práctica, se comenzarían a utilizar los colores. La corta edad de Rosario durante sus estudios en esta academia y la predilección que le muestra su maestro nos hablan del privilegiado talento de esta artista en ciernes. Junto a Lacour fue también donde se inició Weiss en las técnicas del grabado, más concretamente en la litografía, ya que este maestro fue de los primeros en utilizarla como método de enseñanza. De igual modo estaba asociado a los hermanos Vernet, Michel y François, en un negocio de alfombras pintadas en el que sus alumnos, entre ellos Rosario, también hacían prácticas.
Rosario Weiss, Retrato de Goya, 1827-1928. Museo Lázaro Galdiano
Desgraciadamente en 1828 se abre una etapa de incertidumbre para Rosario y su familia, ya que el 16 de abril fallece Francisco de Goya. Tras pasar dificultades económicas la familia Weiss regresa a Madrid en 1833 y Rosario comienza una carrera de copista que le deparará un gran éxito profesional y económico. De hecho, el 14 de mayo de 1836 la joven pintora escribe a la reina regente, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, solicitando permiso para copiar pinturas en el Real Museo[12] y así poder continuar sus estudios de Pintura y con ello atender a su propia subsistencia y la de su madre, dependiendo ambas del ejercicio de su profesión como pintora, y así “[…] se dedicó, por encargo del secretario de la embajada de Inglaterra, á copiar al lápiz varios cuadros que sacó con una verdad inimitable; contábanse entre ellos la Mona-Lisa de Leonardo Vinci, la Lucrecia Fede, muger de Andrea del Sarto, la Salomé con la cabeza del Bautista de Ticiano, y un retrato de la muger de Padilla, hecho por Goya, aunque se atribuyó á Pantoja. Este Mecenas, que se la presentó en su carrera, la excitó también á copiar al óleo algunos cuadros con el niño Jesús dormido, de Zurbarán, y los retratos de Wandick y Turena. Habria copiado otros muchos si la hubieran descolgado los originales, para lo cual obtuvo licencia de la Reina Cristina; pero no se quiso acceder á esto suponiendo que era muy dañoso para el Museo, ni tampoco se la construyó un entarimado para acercarse a ellos, á pesar de haberlo también mandado la Reina Gobernadora”[13].
Agotada la posibilidad de copiar cuadros en el Museo del Prado, Rosario “[…] se dirigió á la Academia de San Fernando donde copió varios cuadros por encargos particulares; fueron de este número la Charra de Mens, la Tirana de Goya y la Virgen del Medio punto, de Murillo. Ejecutó estos tres cuadros con tanta exactitud en el pincel y en el colorido que casi se confundían con los originales”[14]. Del mismo modo comienza a participar en las exposiciones de dicha Academia, participación que durará desde 1834 hasta 1842.
Esta gran capacidad de copista fue tan admirada en Rosario que, incluso, pudo ser conducida a realizar alguna actividad no muy legal ya que “un restaurador de muchísimo crédito, gran conocedor en materia de pintura [identificado como Serafín García de la Huerta], la proporcionaba lienzos viejos, sobre los cuales hacia ella excelentes copias, que cubiertas con un barniz que las dejaba el aspecto de obras antiguas, pasaban por originales a los ojos de los mas entendidos artistas. Esta habilidad, que por si sola bastaría para revelar el extraordinario merito de la Weiss, solo la sirvió para continuar atendiendo á su subsistencia, y tuvo que dejar de ejercitarse en ella á poco tiempo por la muerte del restaurador, que con otra habilidad de distinto género sabía dar salida a sus obras”[15].
Rosario Weiss, Ramón Mesonero Romanos, 1842. Colección particular
En 1837 Rosario se asocia al Liceo Artístico y Literario de Madrid[16], participando por primera vez en sus exposiciones, algo que seguirá realizando hasta 1839. A raíz de su pertenencia a esta Institución, Rosario realizará los retratos de varios de sus socios, destacando el de Ramón Mesonero Romanos, que se incluyó en la exposición de la Academia en 1842, como uno de los mejores tanto por su perfección técnica como por su captación psicológica. La revista del Liceo también le servirá como escaparate para sus obras, publicando en ella una de sus litografías más logradas, La Pasiega. Dicha estampa se regaló a los lectores de la publicación con el número del 2 de junio de 1838 y supone la única obra de una mujer artista que se incluyó entre sus páginas. Sin embargo, parece ser que esta técnica de estampación, aunque fue cultivada por Rosario desde que la aprendiera en Burdeos y obtuvo un gran prestigio gracias a ella, no contaba entre sus favoritas ya que “[…] tuvo siempre el disgusto de ver que la piedra no trasladaba fielmente al papel la finura y conclusión de sus dibujos; y por esta causa trató siempre de evitar el ocuparse de este trabajo, en el que se habría entretenido con sumo gusto suyo, si hubiera progresado en España el arte de la litografía, tan atrasado aun por la poca salida de las producciones artísticas, y la imposibilidad en que están nuestros establecimientos de estampación de competir con los extrangeros”[17].
Rosario Weiss, La pasiega, 1838. Museo Lázaro Galdiano
El 21 de junio de 1840 la pintora consigue uno de los grandes hitos de su carrera tanto desde el punto de vista artístico como por ser mujer, ya que es nombrada académica de mérito de la Academia de San Fernando por la Pintura de Historia. Aunque se la eximió de realizar los ejercicios reglamentarios para su admisión como académica, se le encargó que realizase una Virgen de la Contemplación de medio cuerpo. Otro mérito de su carrera fue la obtención, en 1841, de la medalla de plata en la exposición de la Societé Philomatique de Burdeos con el lienzo El silencio, por lo que vemos que dicha ciudad seguía presente en su vida y su carrera. Pareja de la obra mencionada es la Alegoría de la Atención en la que la propia artista se autorretrata como una Diana cazadora atenta a la posible presencia de algún animalillo. En las mismas fechas realiza su Ángel custodio, que formó parte de la exposición de la Academia de Bellas Artes de ese año y en el que se aprecia un recuerdo de las famosas ángelas que su maestro Goya inmortalizó en los frescos de San Antonio de la Florida.
Rosario Weiss, Virgen de la contemplación, ca. 1840. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
El 31 de julio de 1841 solicita a Agustín Argüelles[18] el puesto de maestra de dibujo de Isabel II[19], siendo nombrada para dicho cargo el 18 de enero de 1842. Sin embargo, a finales del mes de junio solicita una licencia por enfermedad; durante su convalecencia, que transcurrirá en Barcelona de julio a noviembre, Vicente López, pintor de cámara, será el encargado de continuar con las clases. En los primeros días de diciembre Rosario puede, por fin, reanudar sus clases en Palacio. Otra faceta de Weiss que Benito Pérez Galdós documenta en uno de sus Episodios Nacionales, es que también ejerció de maestra de música para tan regias discípulas, y así en Los Ayacuchos podemos leer que a Isabel y a su hermana “De regreso a Palacio les dieron de cenar, y luego emplearon un rato en la lección de música, bajo la dirección de la profesora doña Rosario Weiss, que aún no desempeñaba la plaza en propiedad. El maldito solfeo era un aburrimiento para las niñas, y la maestra tenía que desplegar toda su bondad y dulzura para contener la insubordinación que a menudo se manifestaba con síntomas alarmantes. Al fin transigían, compensando la aridez del solfeo con las canciones fáciles, aprendidas de memoria, al piano, música de Iradier, de Basili, de Cuyás o de la misma Weiss, quien empleaba esta enseñanza como prolegómenos del pomposo canto italiano”[20].
Desgraciadamente este puesto de maestra real pudo desarrollarlo durante muy poco tiempo ya que el 31 de julio de 1843 Rosario Weiss fallece en Madrid de cólera morbo no epidémico[21]. Rascón, sin embargo, atribuye la causa de su muerte a un susto producido al encontrarse con un motín popular a su salida del Palacio Real al día siguiente de la caída del general Espartero como regente, tal y como podemos leer en su necrológica: “El día 18 de Enero de 1842 fue nombrada maestra de dibujo de nuestra adorada Reina y de su augusta Hermana, en cuyo honroso cargo se ocupó incesantemente con el mayor celo y constancia, llegando hasta el extremo de fallecer victima del amor de sus excelsas discípulas, á quienes fue á ver diariamente para darlas lección durante los aciagos días de Julio ultimo, teniendo que atravesar las calles de la capital cubiertas de zanjas y baterías. En aquellos 10 dias de sobresalto y tribulación que representaban en su mente las sangrientas escenas que había presenciado en Barcelona el año anterior fue atacada al retirarse de palacio, de una terrible inflamación que la hizo bajar al sepulcro”[22].
La deuda de la Historia del Arte con Rosario Weiss se está saldando poco a poco debido, precisamente, a su estrecha colaboración inicial con su maestro[23]. Fue en una fecha tan tardía como 1956 cuando José López-Rey, historiador del arte especialista en Goya y Velázquez, inauguró la historiografía dedicada a Rosario demostrando que 77 dibujos que poseía la Hispanic Society y que, hasta entonces eran considerados goyescos, estaban erróneamente atribuidos y correspondían a las manos de su pupila. Una década después la historiadora también especialista en Goya Eleanor Sayre dio a conocer dos dibujos de Weiss que se encontraban entre los fondos del Baltimore Museum of Art. Hubo que esperar casi otras dos décadas para que en 1982, Jacques Fauqué y Ramón Villanueva aportasen nuevos datos sobre la vida de la artista en Burdeos y presentasen diversas estampas y dibujos suyos procedentes de colecciones francesas.
Ya en 1997 y 2003 José Álvarez Lopera siguió aumentando los datos biográficos de Rosario y aportó documentación que ampliaba el abanico de sus obras. Pero fue en 2008 y gracias a Jaime Esaín Escobar cuando se publicó la primera monografía de Weiss incluyéndose, también varios paisajes en su catálogo productivo. En ese mismo año Guadalupe Echevarría propuso a Rosario como coautora de La lechera de Burdeos. Un año más tarde, José María Puig y Fernández-Weiss, en su monografía sobre Leocadia Zorrilla y sus descendientes, aportó varios documentos de archivo y dos dibujos inéditos.
Y este proceso llega hasta nuestros días, ya que ha sido en fechas tan recientes como 2015, y gracias a la ardua labor de investigación de su conservador Carlos Sánchez Díez, cuando la Fundación Lázaro Galdiano ha podido ampliar su catálogo dedicado a Rosario pasando de certificar 8 dibujos suyos y la copia completa del álbum de Caprichos a incluir 50 obras más en dicha colección[24]. En estos días es la Biblioteca Nacional de España[25] la que nos obsequia con una muestra de su obra con más de un centenar de dibujos acompañados de varias litografías y óleos nutriéndose de fuentes tan diversas como la propia Biblioteca, el Museo Lázaro Galdiano, el Museo del Prado, el Museo del Romanticismo, la Bibliothèque de Bordeaux y varias colecciones privadas.
Ojalá la figura de Rosario Weiss siga ganando conocedores y admiradores de su obra, una obra que esperemos llegue a incorporar nuevas atribuciones que nos ayuden a colocar a esta gran pintora, dibujante y litógrafa en el lugar que le corresponde dentro de la Historia del Arte.
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Bibliografía:
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[1] Juan Antonio Rascón Navarro Seña y Redondo (Madrid, 1821-Córdoba, 1902), I Conde de Rascón. Realizó estudios de Derecho y ejerció cargos como periodista, abogado, diplomático y senador. Se relacionó con la familia Weiss a través de su amistad con el hermano de Rosario, Guillermo.
[2] Esta nota necrológica fue repetida, casi íntegramente, en otras publicaciones de la época que se hicieron cargo del fallecimiento de Rosario Weiss como el Semanario Pintoresco Español (26 de noviembre de 1843, p. 377), la Revista de Teatros (nº 477 del 21 de mayo de 1844), y la reseña que Luis Ballesteros Robles le dedicó en su Diccionario Biográfico Matritense (Madrid, 1912).
[3] Rascón, Juan Antonio, “Necrología. Doña Rosario Weiss”, Gaceta de Madrid, nº 3286, Madrid, 20-IX-1843. p. 3.
[4] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[5] La Quinta del Sordo fue una casa adquirida por Goya en 1819 en las inmediaciones del Manzanares, cerca del actual Paseo de Extremadura. Allí realizó sus famosas “Pinturas negras” al óleo y directamente sobre las paredes. El pintor legó esta propiedad a su nieto, Mariano, en 1823 poco antes de exiliarse en Burdeos.
[6] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[7] El Álbum Goya-Weiss consta de 28 dibujos, de los cuales 13 se guardan en la Biblioteca Nacional de España, dos en el Baltimore Museum of Art, uno en el Museum of Fine Arts de Boston y dos en colecciones particulares parisinas.
[8] Tiburcio Pérez Cuervo (Oviedo, 1785 – Madrid, 1841), fue un arquitecto español a quien su amigo Francisco de Goya retrató en 1820. Entre las obras más conocidas de Tiburcio Pérez están el Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos (actual Colegio de Médicos de Madrid) y el acondicionamiento de la Iglesia del Espíritu Santo (en cuyo solar se levanta ahora el Congreso de los Diputados).
[9] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[10] Esta copia completa del álbum, que Rosario Weiss realizó con tan sólo diez años, se encuentra entre los fondos de la Fundación Lázaro Galdiano.
[11] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[12] Expediente personal de Rosario Weiss, Archivo General de Palacio, caja 1108-36.
[13] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[14] Ibidem.
[15] Ibidem.
[16] El Liceo Artístico y Literario de Madrid es el precursor del actual Ateneo. Fue fundado en 1835 por el Duque de Rivas, Alcalá Galiano, Mesonero Romanos y otros prohombres de la época inspirados por la corriente liberal que trajo la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. La sede primitiva se encontraba en el Palacio de Abrantes y pronto se convirtió en un referente cultural debido a sus tertulias y a la organización de cursos y ciclos de conferencias y por los valiosos volúmenes de su biblioteca. Entre los presidentes de la Institución se encuentran Antonio Alcalá Galiano, Antonio Cánovas del Castillo, Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, etc.
[17] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[18] Agustín de Argüelles Álvarez (Ribadesella, 1776 – Madrid, 1844), apodado “el Divino” debido a su aclamada oratoria en las Cortes de Cádiz, ejerció como abogado, político y diplomático y fue presidente de las Cortes en 1841. Tras la muerte de Fernando VII participó en la redacción de la Constitución de 1837 y el General Espartero le nombró tutor de la reina Isabel II durante su minoría de edad, tras perder contra él una votación en las Cortes Generales para ser elegido regente de España.
[19] Isabel II de España (Madrid, 1830 – París, 1904), fue hija de Fernando VII y de su cuarta esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Cuando nació su padre promulgó la Pragmática Sanción de 1830, por la que se permitía su sucesión al trono si el rey fallecía sin hijos varones, lo que de hecho sucedió y dio lugar la Primera Guerra Carlista entre sus seguidores y los de su tío, Carlos María Isidro de Borbón, quien pretendía legitimar su derecho a ser proclamado rey.
[20] Benito Pérez Galdos, Los Ayacuchos, Madrid, Est. Tip. de la Viuda e Hijos de Tello, 1900, pp. 25-26.
[21] Informe del doctor Díez Hernández al alcaide de Palacio comunicando el fallecimiento de Rosario Weiss, Madrid, 31 de julio de 1843, Expediente personal de Rosario Weiss, Archivo General de Palacio, caja 1108-36.
[22] Rascón, Juan Antonio, op. cit., p. 4.
[23] Para ampliar la información sobre las diversas publicaciones que se mencionan ver Bibliografía.
[24] Con motivo de estas nuevas atribuciones, el Museo Lázaro Galdiano organizó la exposición temporal “Dibujos de Rosario Weiss en la Colección Lázaro”, comisariada por Carlos Sánchez Díez, que tuvo lugar del 14 de mayo al 29 de junio de 2015, prorrogada posteriormente hasta el 5 de julio. También se realizó la edición del catálogo (Ver Bibliografía).
[25] Exposición “Dibujos de Rosario Weiss (1814-1843)”, comisariada por Carlos Sánchez Díez en la Biblioteca Nacional de España del 31 de enero al 22 de abril de 2018.
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