Elisa Terroba, Historia de las civilizaciones, 2018
LIBRO DE ARTISTA NO-LIBRO EN EL TIEMPO DE LA SOBREMODERNIDAD
Ana DMatos
La IV edición de Imprimo, presentada en la sala de exposiciones del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, está dedicado al Libro de Artista No-Libro. El proyecto pensado y comisariado por Laura Gutiérrez reúne en esta apuesta las intervenciones de 28 artistas: Marta Serna, Cristina Ferrández Box, Elisa Torreira, Elisa Terroba, Fernanda Álvarez, Patricia Cayón, Iranidis Fundora, Isabel Cuadrado, Irma Álvarez-Laviada, Concha jerez, Hisae Ikenaga, Maite Centol, Abigail Lazkoz, Vicky Uslé, Santi Lara, Ricardo Mojardín, Rafa Sendín, Israel de la Peña, Federico Granell, Isidoro Valcárcel Medina, Daniel Verbis, Eugenio López, Enrique Marty, Fernando Gutiérrez, Jacobo Castellano, Julio Falagán, Miky Leal y Eugenio Ampudia.
La idea de utilizar el libro como un material de trabajo es sin duda un recurso expresivo y, en este proyecto además adquiere una dimensión mayor. Porque la idea de crear una particular no-biblioteca de libros de artista no-libros a partir de enciclopedias en desuso, recuerda el día que Laura Gutiérrez tuvo que vaciar la casa de sus padres. Aquellos volúmenes informaban de la existencia de una pequeña biblioteca familiar, que el saber había ocupado un espacio vital durante años, y ahora, sin un valor material o estético añadido, su destino parecía de forma casi inevitable el contenedor de papel, último y único valor posible. Sin embargo, a pesar del poco uso que habían tenido en sus manos, los objetos interpelaron a su nueva propietaria, hasta el punto de pensar en cómo recuperarlos. Participaban de la ausencia y la pérdida, rozaban la incongruencia del espacio que habían ocupado, siendo tal y como habían sido, tan anónimos como inservibles. Las enciclopedias llenas de contenidos y significados parecían lugares vacíos y sugerían el tiempo desplazado. Los objetos seguían siendo anónimos, sin un valor especial. Recordaban lugares de transito, que utilizamos e ignoramos.
Isabel Cuadrado, Extractos, 2018
Es en este contexto que la propuesta de Libro de Artista No-Libro, tal y como nos sugiere Gutiérrez, establece conexiones con la tesis de Marc Augè, que desarrolla en su libro Los no lugares, espacios del anonimato: Una antropología de la sobremodernidad, (1992). El autor defiende la tesis que la sobremodernidad es productora de no lugares, espacios que destinados a ciertos fines se caracterizan por su anonimato, por una identidad de tránsito. Son lugares de flujo no relacionales, espacios tan subjetivos como vacíos, que se oponen a los lugares antropológicos conocidos. En esos espacios, no lugares, los individuos establecen relaciones contractuales, donde la personalidad queda fuera de contexto. En referencia a lo que nos importa aquí, las enciclopedias llenas de saber, conocimiento e historia en un momento determinado perdieron todo interés. Inútil su función su identidad parece ser una negación, por lo que su destino se asemeja a un no lugar, orientado a comportarse como una entidad anónima y de tránsito.
Irma Álvarez-Laviada, S/T, 2018
La utilización de esos objetos entra de lleno en lo que son los no lugares. Las viejas enciclopedias en este contexto parecen estar destinadas a ser ese espacio de flujo, carente de significación e identidad singular. Negación y afirmación coexisten en el nuevo territorio que Gutiérrez propone, no lugar, no-libro. Abrazar esos no-lugares desafectos, –no-libros–, que los artistas han de utilizar, transitar. El conjunto de objetos son redefinidos por los artistas gracias a sus identidades individuales creativas. Pero es un viaje de ida y vuelta. El hecho que hayan sido reutilizados, redimensionados, refuncionalizados, no cambia el sentido último de tránsito y de flujo porque no están destinados a existir en sus propias individualidades, sino formando parte de un contexto mayor, el mismo al que pertenecían las enciclopedias. La biblioteca doméstica es aquí convertida en una no-biblioteca. El experimento es interesante porque nos hace pensar que esa dimensión subjetiva individual se diluye en un contexto subjetivo mayor, el de la no-biblioteca, a la que pertenecen. No quisiera dejar a un lado la importancia que la autora del proyecto da al pensamiento de Julia Kristeva, al resaltar una de sus célebres frases: “El texto poético es producido en el movimiento complejo de una afirmación y de una negación simultánea de otro texto”. También señalar como este proyecto se entrelaza con trabajos de otros artistas, y que podrían verse como antecedentes, como por ejemplo, Jabberwooky (2005), libro de artista de Sandra Ramos, o el Pop-Up Monumentos (2010), de Carlos Garaicoa, e inclusive rozando esta propuesta por su similitud con el libro objeto de Glenda León, Lecturas fragmentadas (2013). La importancia de este proyecto, en mi opinión, es por un lado el vínculo conceptual propuesto en una corriente teórica de pensamiento, donde las obras creadas son partícipes del anonimato, salen de él para regresar transformadas a ser lo que eran, una identidad anónima subjetivada. Los objetos libros de artista no-libros forman parte de esta lógica desbordada y expansiva de la sociedad global que habitamos. La resistencia y la poética de la existencia es también transformación, con los valores de la dialéctica y el tránsito.
Este proyecto realizado con la colaboración de 28 artistas se encuentra a disposición del lector hasta el 24 de junio de 2018. Por la extensión del trabajo solo he escogido algunas de las enciclopedias intervenidas, a fin de ilustrar esta no biblioteca compuesta en exclusiva con libros de artista no libros.
Elisa Torreira, El mito (Caperucita roja), 2018
La enciclopedia: “La Mujer 1976” que recibió Elisa Torreira se le antojó tan obsoleta como caduca. Cita del libro: “La crisis física y espiritual que supone la adolescencia es causa, sobre todo en las muchachas, de numerosos sinsabores. Es el momento en que ellas, aunque sea de un modo inconsciente se inician en la búsqueda del amor”. El párrafo demuestra una de las innumerables formas en como el patriarcado ejerce su influencia. Para resaltarlo, en lugar de abrir una senda para que la niña, convertida en la caperucita del cuento, pudiera entrar y perderse, la autora recreó un muro de ladrillos sobre la página. El bosque está construido con palabras y, el lobo en esta trama es la negación de la sexualidad de la mujer, eso que la hace culpable, responsabiliza y obliga a defenderse desde la infancia, toda su vida.
Concha Jerez, En busca de la memoria perdida, 2018
El concepto de este no-libro es el del propio título: Viaje en busca de la memoria perdida, tomo X de la Gran Enciclopedia Asturiana, de 1970. El recorrido trazado con un marcador amarillo fosfórico, pretende resaltar el contenido elegido, al tiempo que no destruir el resto de contenidos a partir de los cuales se podrían desarrollar otros itinerarios, tal y como nos informa su autora: “Con esta idea he trazado mi recorrido a través de dicho tomo, resaltando en él solamente las biografías de aquellas mujeres y hombres asturianos referenciados en este volumen por sus aportaciones constructivas a la sociedad en la que vivieron. Entre ellos encontramos escritores, artistas, músicos, científicos e intelectuales que dejaron su menor o mayor huella en la sociedad asturiana y en otros lugares por los que transitaron”.
Marta Serna, Secret Book, 2018
Secret Book contiene el dibujo de un cuervo que no tiene color, ni cuerpo. Hace referencia a la mitología griega, cuando el cuervo blanco fue convertido en negro por el enojo de Apolo, como consecuencia de las malas noticias que le transmitió. Desde aquel día, el cuervo guarda su saber y sus secretos, y con ello, se protege a sí mismo. Esa protección es a su vez el vacío con el que la autora ha dibujado la imagen, el cuerpo del cuervo es un no-cuervo, una ventana simbólica que representa de sabiduría.
Cristina Ferrández Box, La relatividad de las certezas, 2018
Cristina Ferrández Box sugiere un discurso basado en las ideas del físico Fritjof Capra, en particular de su libro El tao de la física (1975), en el que propone diferentes formas que el ser humano ha seguido para comprender la vida. De una parte el paradigma en que la visión del mundo es ofrecida por el conocimiento científico y por los valores basados en el conocimiento y en los descubrimientos científicos, el modelo causa-efecto, la lucha y competencia del hombre por su existencia, la creencia que el crecimiento y el progreso es constante e ilimitado, etc. Todo ello se contrapone a otro paradigma en formación, que no se identifica con el primero y relaciona las filosofías mentales orientales que aportan una visión interdependiente e interrelacionada del mundo.
.