CATACLISMO

LO ÚLTIMO DEL PERFORMANCE DE GÉNERO EN SEVILLA

LO ÚLTIMO DEL PERFORMANCE DE GÉNERO EN SEVILLA
Asun Requena Zaratiegui

El sábado 22 de septiembre de 2018 tuvo lugar en 13 ESPACIOarte el ciclo de performance sobre óptica de género en la práctica performativa comisariado por Margarita Aizpuru, historiadora del arte y comisaria.

La actividad se enmarca dentro del programa Lenguas Largas que el centro lleva a cabo desde su apertura en febrero de 2017, con el fin de visibilizar el trabajo de las mujeres artistas. Tonia Trujillo regenta la galería-espacio work in progress, un espacio diáfano a dos alturas que da al artista muchas posibilidades que no da un espacio articulado. El lugar se encuentra en un polígono industrial de principios del siglo pasado que ha sido rescatado por la Junta de Andalucía, pymes y empresas privadas para reciclar en patrimonio y aglomerar servicios culturales en un mismo recinto. Se pueden encontrar teatros, escuelas de danza, una panadería artesana, espacios de arte y una pequeñita fábrica de cerveza artesanal con restaurante, entre otros servicios.

El ciclo dio comienzo a las once de la mañana con la rueda de prensa. La primera acción performativa la llevó a cabo Elisa Torreira, con el título A la sombra. Su performance transmitió conceptos trascendentes desde la vida y con la muerte, presente en la propia vida, y la consciencia de la misma, la muerte en vida. Para ello utilizó una tela, un foco de luz, una silla y sus poemas. El silencio se intercaló con la vibración de su voz, o la sombra se mezcló con su realidad. La comunicación de su mirada y la brevedad enganchó al público.

En otro tono trabajó la performer Charo Corrales con Spring Cleaning, con un hilo conductor de género clarísimo y la diversidad del color negro, las prendas de ropa y los sentimientos. Partió de una maraña de ropa que fue clasificando por tipos de negro y sentimientos (dolor, pena, angustia…) encima de una mesa donde más tarde iría poniendo sobre su cuerpo mientras hablaba a los espectadores. El punto de inflexión se dio al empezar a quitarse las prendas y despojarse de todo el dolor en su circunstancia personal. Acabó con su piel.

La siguiente en accionar fui yo con la performance Zuletina. Como artista navarra propuse una acción con un matiz arraigado en sus raíces. Esta vez fue el folclore de la tierra en La Mascarada de Zuberoa de carnaval. Para ello elegí la inspiración de un baile enraizado en la cultura masculina que ha sido por centurias bailado por hombres. Fui danzari en mi juventud, pero nunca me dejaron aprender el baile por ser exclusivo de hombres. La mujer solo podía bailar el personaje de la cantinera. Actualmente ya se baila, pero estamos hablando de entrado el 2000.

En la escenografía cambio el sombrero del personaje del zaldiko (caballo) como muestra universal de respeto hacia mi cultura, por mi máscara de luchadora mexicana que utilizo desde 2011. En ella todas la mujeres que luchan, en ella la mujer rural y su reivindicación en el arte, en ella la mujer que fui en cada una de las performance anteriores. La máscara lleva ya mucho peso y se nota. Se está deshaciendo y encaro la acción desalineada pero barroca, mirando a los espectadores. Lo único que le importa es el momento. Cambio el vaso del vino que se utiliza tradicionalmente en el baile por una corona. La acción del baile es dividida en tres tiempos, dos en que no se pisa la corona y el último donde se pisa, introduciendo simbología política actual en la  acción. De nuevo se integra al público en la performance, terminando ellos la acción. El público aplaude rabiosamente. Nuevamente se utiliza al público para completar y medir el momento social actual, endiosando a la performer si es de su gusto o castigándola o tratándola de loca si no es de su gusto. Me caracterizo por mis performances arriesgadas y políticas, que no partidistas..

Eloína Marcos fue Penélope, sentada y amarrada a una silla de campo con lanas de diferentes colores y en altavoz las palabras de su abuela, que contaba su experiencia traumática del matrimonio. Traumática para los asistentes y una historia de resignación para la voz que nos da la realidad que ella repite: “era así”. Eloína intenta salir, desatarse y en ese juego de miradas quiere que el público se vaya.

La Historia universal del género fue presentada por el único hombre que intervino, Juan Miguel Romero Valero, cuyo proyecto fue premiado por su contribución a la educación en género y arte. Esta investigación sobre artistas mujeres la puso en práctica en el Colegio de Almonte donde da clases y puso en práctica la performance.

Para terminar dos acciones más, la de Giorgia Partesotti vía internet desde Italia y la de Ensayo sobre la ceguera (del amor) de la griego-palestina Doris Hakim. Elementos de su sobrecultura y la intercultura, la identidad en los ropajes antiguos, el texto en braille, la unión del mismo en la mano de un hombre y el cortejo en forma de danza con reminiscencias andaluzas en su cuerpo.

Así, durante el sábado, 13 ESPACIOarte de Sevilla se convirtió en el termómetro nacional de la performance de género en la actualidad, visibilizando nuevamente a mujeres artistas bajo la batuta de la comisaria Margarita Aizpuru, máximo exponente de la investigación de la performance de género y mujer en España, y fuera de nuestras fronteras en Sudamérica.

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