BERTA CÁCCAMO ESCRIBIÓ ‘ENTERAMENTE PINTADO’
Ana DMatos
«Berta Cáccamo. Enteiramente pintado: rexistro dun percorrido vital» es la primera exposición que se realiza tras su muerte. En ella, el comisario Juan de Nieves ha reunido una buena parte del material encontrado en su estudio: pinturas terminadas, cuadros en proceso, cuadernos personales y objetos diversos vinculados a su trayectoria artística. La muestra se expone en el Pazo Torrado de Cambados (Pontevedra), lugar especial, por las pequeñas habitaciones, que concentran y abrazan el mundo personal del taller de Berta. También, por ser el lugar en el que ella hubiera expuesto, que por cuestiones de salud aplazó y no pudo llegar a realizar.
Apenas hace dos años se presentaba una gran retrospectiva de su obra en el museo CGAC, en Santiago de Compostela. Recuerdo haber leído, en la escritura de Begoña Rodríguez Sotelino, que «Berta tenía miedo de que aquella exposición se viera como el final de su carrera, en lugar de un trabajo en proceso». Esta idea se mantiene en la presente muestra como un tiempo detenido, en el que es posible ver, a través de los diversos objetos, cómo era ese proceso creativo, lleno de fuerza, de profundidad, de dudas y de poesía. En la exposición hay obras no terminadas, anotaciones en hojas sueltas, restos de pintura adherida a distintas superficies de papel. Algunos objetos podrían haber sido solo basura, pero la mirada amiga y cómplice, los ha rescatado de una pérdida segura. Por ejemplo, los rollos de papel, deformados por el uso y endurecidos por la pintura, se disponen por colores en un orden expositivo. Presiento las dudas y no solo en la colocación. ¿Cómo los habría expuesto Berta? ¿Los habría expuesto?
Otro de los objetos que me sorprende es una pizarra en la que hay escrito Nichts, nada, palabra que ronda en la mente de los artistas, en su más hondo sentido. Nichts se extiende como memoria en negro, muerte imaginada y real, que nos transforma y nos alcanza siempre. Se me antoja que cada palo de la letra es una luz en el abismo, por donde mirar a través de, mirar dentro, no ver ya, sino solo sentir la pintura y la poesía. Pienso que en la mente de Berta ambos lenguajes funcionaban al unísono, y esa fusión se intuye en sus ilustraciones.
No cabe duda de que al mirar los objetos podemos reconstruir las emociones. En la pared se expone una hoja de papel, que durante un tiempo fue cuidadosamente guardada. Desdoblada ahora, leo el poema de Paul Celan que le había enviado Manel Clot. No tiene fecha. Ella remarcó con un lápiz el final del poema:
…
NINGUN NOMBRE que nombre:
su idéntico sonido
nos amarra debajo
de la inflexible-cantable
lona luminosa.
(De Hebras de sol)
Otros objetos me parecen igualmente simbólicos en lo personal, como una estructura que parece una casa sin tejado, realizado en escayola. Otras vitrinas se llenan de pequeños objetos, que quedan contextualizados y arropados por la escritura de su hermano Xosé María, texto que ha sido reproducido en la exposición. En él habla de “microtopofanías”, título acertado para estos objetos que viven gracias a las historias que contienen. Son encuentros felices, que nos acercan a las personas que los retuvieron, ofrecieron, que pusieron en ellos un valor emocional y contemplativo.
Otras obras encontradas y guardadas, no pretenden ser grandes pinturas, sino recuerdos de estados de ánimo, como el pequeño cuadro que dice lluvia, una anotación del lugar, después de muchos días de lluvia, durante su estancia en Roma.
En este laberinto de pequeños espacios, en esta construcción del siglo XVIII –como si este recordatorio de la fecha nos acercara a nuestras profundas raíces–, no es difícil descubrir qué forma parte de lo personal, lo encontrado, lo extraído del taller y, expuesto con todo cuidado. Yo diría que de una forma exquisita. Pero expuesto. Quizás Berta no habría dejado al descubierto los recorridos vitales de sus ideas. Quizás la desnudez de su pintura habría bastado. Digo esto porque Berta parecía una artista audaz y valiente. Aunque también, introvertida y tímida. Quizás, por todo esto, en el recorrido de la exposición tengo la extraña sensación de invadir su mundo. En sus cuadernos de artista anotaba su vida no solo sus reflexiones de la pintura, y de forma extensa. De cualquier forma, esta exposición representa mucho más de lo imaginable. Su obra, y por lo tanto su vida, ha sido salvada de la muerte segura, esa segunda muerte a la que parecen abocadas las mujeres artistas.
No quiero olvidar que esta exposición conserva una duda razonable sobre qué obras, de las encontradas en el taller, estarían ya terminadas. Sin embargo, hay algo común en sus obras no concluidas, que es que se pliegan sobre sí mismas, en contraste con el resto, que son obras expansivas, y parecen adaptarse mal a los espacios pequeños que las retienen. Porque esos signos básicos, pero esenciales, responden a un modo de trabajo, que la llevaba a repetir con insistencia el gesto, recorrido inagotable, hasta conseguir eliminar de él todo lo superficial. De ahí la importancia de: “Insistir, sintetizar, analizar, proyectar, trabajar”, tal y como ella escribió en uno de sus cuadernos, para que con la mente diáfana, adiestrada la mano, la pintura saliera sola.
Berta Cáccamo (Vigo, 1963-2018), cursó sus estudios de Bellas Artes en la Facultad San Jordi de Barcelona, donde obtuvo la licenciatura en 1986. Ese mismo año empezó su trayectoria profesional. Fue vinculada a la corriente renovadora del grupo Atlántica. Dos de sus exposiciones más importantes son: Verquidos, en la Casa de la Parra, de Santiago de Compostela, comisariada por Miguel Mont y, Expansión ensaio, la gran retrospectiva mencionada, que fue comisariada por David Barro, en el CGAC. Recibió el Premio Cultura Galega de las Artes Plásticas, en 2017.
Fue hija del escritor Xosé María Álvarez Blázquez, hermana del poeta Xosé María y de los escritores Alfonso y Celso Álvarez Cáccamo, con los que colaboró con sus dibujos en algunas de sus publicaciones.
El legado de Berta Cáccamo se constituyó tras su fallecimiento por su hermano mayor Xosé María Álvarez Cáccamo, y los críticos y comisarios Carlos Bernárdez y Juan de Nieves. El Legado tiene como misión la conservación, difusión y estudio del trabajo de la artista.
Berta Cáccamo. Enteiramente pintado: rexistro dun percorrido vital, Sala de exposiciones de Pazo Torrado, Cambados, Pontevedra. Del 27 de septiembre hasta el 3 de octubre de 2019.
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