CATACLISMO

VIBRANT MATTER

VIBRANT MATTER
Redacción

En la era de la biotecnología, la tecnociencia, los exoesqueletos y la inteligencia artificial, ¿cómo puede repensarse el ser humano y el cuerpo femenino en particular?

Vibrant Matter reúne posiciones artísticas en las que se explora la construcción de otras formas de subjetividad femenina y pensamiento. Para ello se basará en la interacción física de los cuerpos con plantas, animales, minerales y máquinas y la creación de otras posibles imágenes y ensamblajes de biomateriales orgánicos y elementos no-orgánicos. En la era del poshumanismo y del pensamiento no-antropocéntrico, Vibrant Matter abre un diálogo entre las políticas del cuerpo femenino de la tecnocultura contemporánea y la crítica tradicional feminista de la representación corporal. A través de cuatro programas, el ciclo audiovisual ofrece una reflexión sobre esta “materia vibrante” en el contexto del cine experimental, el videoarte, la animación digital y la programación 3D.

El cuerpo como materia, el cuerpo como el envoltorio del “yo”. La materia como generadora de pensamiento y como un continuum en el que todas las bioespecies y los elementos no-orgánicos se entrelazan y son atravesados por una “materialidad vital”, como sugiere Jane Bennett en su obra Vibrant Matter.

Vibrant Matter recurre a la metáfora del cyborg de Donna Haraway a través de la cual rompe con las rígidas barreras que separan al animal, al humano y la máquina. En su obra A Cybog Manifesto la autora propone un nuevo pensamiento político sobre el cuerpo, la ciencia, la tecnología y el feminismo. Otra importante aportación es la condición poshumana que plantea Rosi Braidotti, cuya influencia también se hace evidente en la producción artística contemporánea, y en la que las fronteras entre los agentes humanos y no-humanos se desdibujan a favor de la hibridización y la multiplicidad del sujeto.

En este contexto de pensamiento que desplaza la posición hegemónica del ser humano como el centro de todo pensamiento y conocimiento hacia una nueva identidad expandida, flexible y multidimensional, la filosofía de Rosi Braidotti incorpora el cuerpo femenino como elemento esencial de esta emergente subjetividad nómada.

Vibrant Matter (Materia vibrante), La Casa Encendida, Madrid. Del 5 al 8 de noviembre de 2019.

Comisaria: María Morata.

 

Programa:

 

5 de noviembre de 2019. Programa 1. Mecánica del cuerpo: materia expandida.

“Todos somos quimeras, híbridos teorizados y fabricados de máquina y organismo; en otras palabras, somos cyborgs”, decía Donna Haraway. A día de hoy la síntesis humano-máquina es técnicamente posible y abre nuevas perspectivas para otras construcciones materiales, sociales y políticas. La unión cámara-cuerpo, el cuerpo inscrito en procesos de trabajo alienantes, cuerpos en el ciberespacio, cuerpos virtuales, cuerpos tecnológicamente aumentados, la visualización de imágenes médico-técnicas, cuerpos y dispositivos culturales e intelectuales.

Sanctus, de Barbara Hammer. Estados Unidos, 1990. 19’ (proyección en 16 mm.). Hammer utiliza imágenes de rayos X en movimiento, mayoritariamente de mujeres, producidas por el Dr. James Sibley Watson en la década de 1950, convirtiéndolos en espectáculo mediante una manipulación médico-técnica. La artista rescata y exalta estos cuerpos, restaurando su presencia sensual.

Rigged, de Kate Cooper. Reino Unido, 2014. 5’. Cooper explora la imagen de la mujer generada por computadora en la estética brillante del hipercapitalismo. Delicados retratos de modelos femeninos, en este caso haciendo jogging contemplativamente. Seres humanos de última generación totalmente realizados por y rodeados de la fascinación de la simulación virtual.

Der Sadist schlägt das eindeutig Unschuldige (El sádico golpea lo que es manifiestamente inocente), de Margaret Raspé. República Federal de Alemania, 1971. 6’. Raspé filmó sus películas en la década de 1970 con el casco-cámara que le permitía pintar, actuar y filmar al mismo tiempo. Una prolongación técnica y medial del cuerpo. La película trata sobre labores domésticas: como la crema dulce que se convierte en mantequilla, al ser batida con una batidora eléctrica.

Ingenio (Ángeles), de Marina Núñez. España, 2010. 9’. Un dispositivo mecánico, en el que se colocan cabezas mutantes e inconsistentes, mantiene la cabeza de una mujer inmovilizada en el suelo. Quizás las cabezas son dobles de la mujer, quimeras imaginarias procedentes de su inconsciente, o intentos científicos reales pero fallido.

The Third Body, de Peggy Ahwesh. Estados Unidos, 2007. 9’. Adán y Eva llegan a un Edén exótico y las imágenes del Paraíso se intercalan con demostraciones de realidad virtual. El ciberespacio se suma a la génesis de una tercera posibilidad, una existencia virtual que desafía las definiciones naturales y sociales de género y moralidad.

Rigged (Reprise), de Kate Cooper. Reino Unido, 2014. 2’. Otra variación de la obra de Copper, en la que la modelo muestra sus nuevos y brillantes aparatos dentales. La artista es crítica con las imágenes virtuales, en especial las que representan mujeres, en las que la relación con el deseo y la violencia es fluida.

No Beach Just Sand, de Sabine Marte. Austria, 2017. 14’. La deconstrucción del cuerpo femenino a través de manipulaciones físicas, espaciales y cinematográfica se intercala con una reflexión sobre los cuerpos exhaustos, el trabajo y la pérdida de la utopía en los estados neoliberales.

Duración total: 78’. Tras la proyección habrá un coloquio con Beatriz Ortega Botas y María Morata.

 

6 de noviembre de 2019. Programa 2. Híbrido: materia inter-especie.

Intermaterialidad: simbiosis sostenible de humano-animal-planta-objeto. Las relaciones ecológicas de las especies sin una interrupción entre lo biológico y lo social, como recoge el pensamiento “naturocultural” de Donna Haraway. El cuerpo interactúa con otros animales y fuerzas biológicas, evidenciando la posibilidad de un híbrido orgánico y un mundo múltiple. Los cuerpos de las mujeres esquimales y las focas se unen, medusas venenosas flotan alrededor de cuerpos desnudos, criaturas híbridas habitan el fondo del océano y algunos órganos humanos siguen otros caminos evolutivos.

Powder Placenta, de Katrina Daschner, Austria, 2015. 9’. ​Es un cuento de hadas en el que las criaturas femeninas míticas, híbridas, misteriosas y sensuales habitan bosques y montañas en decorados teatrales y establecen sus propias relaciones con sus cuerpos y el espacio.

Birds of Paradise, de Julia Montilla. España, 2003. 5’. Bajo la apariencia de un documental sobre el canto de los pájaros, las imágenes son parodias en las que distintas mujeres emulan el trinar de los pájaros en apartados como el cortejo, el habitat o la defensa territorial.

Jelly Fish Lake, de Dorothy Cross. Irlanda, 2002. 6’. La obra de Corss radica en la interacción entre lo cultural y lo natural. En un lago aislado originado hace 12.000 años en Palau, Micronesia, millones de medusas doradas altamente venenosas (Chironex fleckeri) se desplazan alrededor del cuerpo de la artista.

Putting Down the Prey, de Nathalie Djurberg y Hans Berg. Suecia, 2008. 6’. La relación entre una cazadora en el Círculo Polar Ártico y su presa de morsa. Después de destripar al animal, se desnuda y se desliza dentro de su piel sumergiéndose en las aguas heladas, descentrando la perspectiva del cazador en favor de una experiencia encarnada de la presa.

Multiplicidad, de Marina Nuñez. España, 2006. 1’40’’. La clonación del iris que ocupa progresivamente el espacio ocular propone una identidad múltiple, formada por diferentes aspectos o roles yuxtapuestos, y revela otros aspectos de lo natural, posibles y poco ortodoxos.

Wonders of Nature, de Martha Colburn. Estados Unidos, 2017. 3’. El siglo XVII se descubrió el manuscrito «Wonderen der Natuur» (Maravillas de la Naturaleza) de Jan Velten en la biblioteca Artis de Amsterdam. El trabajo se enfoca en los detalles de los dibujos de animales, plantas y artistas de circo de aficionados que fueron omitidos en la restauración y anotación del libro.

Abismo, de Marina Nuñez. España, 2005. 3’. En el fondo marino, varias personas intentan adaptarse a un entorno que no es el suyo. Sus ojos ya han comenzado a mutar, pero aún están lejos de dominar un ambiente hostil en el que apenas sobreviven.

Acoustic Ocean, de Ursula Biemann. Suiza, 2018. 18’. En las islas Lofoten, en el norte de Noruega, una mujer científica es personificada por una bióloga-buzo sami que usa todo tipo de hidrófonos, micrófonos parabólicos y dispositivos de grabación. Un vínculo tecno-orgánico une el cuerpo de la acuanauta con el medio creando relaciones inter-especies y una forma intra-activa de creación de conocimiento entre humanos y no humanos.

Duración total: 52’. Tras la proyección habrá un coloquio con Tania López García y María Morata.

 

7 de noviembre de 2019. Programa 3. Continuum. Materia omnipresente.

Presencia y porosidad de la “fuerza vital” (life force) que subyace a todos los seres. La poética y políticas de lo minúsculo. La fascinación y la abyección que generan los biomateriales: los poderes del horror que anunciaba Julia Kristeva a través de la confrontación del sujeto con no-objetos como los procesos de excreción, otros cuerpos o insectos. Imágenes del cuerpo y fenómenos naturales entre seres humanos y no-humanos. El cuerpo y la Madre Tierra, la metamorfosis de insectos y pájaros, imágenes inquietantes y caníbales en las que se consume la representación del cuerpo humano. El decaimiento y la emergencia de lo vivo.

Perlenmeere, de Katrina Daschner. Austria, 2016. 9’. ​Un cuerpo y su encuentro con criaturas de aguas profundas: medusas, algas, cnidarias. Esculturas corporales sensuales, casi táctiles, que se fusionan por similitud de forma y montaje con un cuerpo de película híbrido.

Planet Z, de Momoko Seto. Francia/Japón, 2011. 9’. Los fenómenos naturales son los protagonistas de esta historia sobre un planeta vivo, en evolución. Brotes, moho mucilaginoso, frutas en decomposición y moho ofrecen una belleza inaudita en sus procesos de cambio biológico.​

Red Moon Rising, de Vivien Dick. Irlanda, 2015. 15’. Una celebración de lo carnavalesco, a través del baile, el espectáculo y la palabra. La película propone una unión con la Tierra como respuesta a una creencia en la invencibilidad y al deseo de los humanos de dominar los planetas. Una luna roja es a la vez un faro y una advertencia.

Into All That Is Here, de Laure Prouvost. Reino Unido, 2015. 10’. Into All That Is Here explora la noción de lujuria después de tiempos de oscuridad. La artista continúa en la exploración de temas abordados en Wantee (2013), una historia vinculada a su abuelo. Esta vez, se enfoca en excavar en el subconsciente de este personaje, mientras un insecto o un pájaro se sienten atraídos por el polen de una flor.

Death defeats, creates, repeats, de Anetta Mona Chisa / Lucia Tkáčová. República Checa, 2012. 22’. El film se inspira en el fenómeno del canibalismo ritualista, un esfuerzo por adquirir la esencia de otra persona consumiendo partes de su cuerpo. Ejemplifica el deseo humano instintivo de obtener control sobre la muerte y, en última instancia, triunfar sobre ella.

Planet Σ (Sigma), de Momoko Seto. Francia/Japón, 2014. 11’. Hace 2.200 millones de años la Tierra estaba completamente cubierta de hielo y la temperatura promedio era de -50 ° C bajo cero. Los volcanes submarinos estaban activos y causaban cambios constantes con sus erupciones. Un recorrido macro-microscópico por el mundo natural prehistórico sin presencia humana.

Duración total: 76’. Tras la proyección habrá un coloquio con Julia Morandeira y María Morata.

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8 de noviembre de 2019. Programa 4. Tecnopoiesis : materia convulsa

En una concepción poshumana del mundo, la existencia no-humana es la base de la creatividad técnica y tecnológica. La tecnopoiesis favorece un desajuste productivo del sujeto, un punto de partida descentralizado que da pie a un nuevo conocimiento físico y material. La biotecnología y las imágenes digitales permiten que virtualmente emerjan cuerpos asexuales, liberados de género; los cuerpos femeninos reinterpretan mitologías de lo mórbido y las animaciones 3D disuelven las fronteras entre el entorno físico y el digital. Una vuelta a lo humano, como advierte Judith Butler, solo es posible atendiendo a su fragilidad y a los límites de sus capacidades.

Pfauenloch, Katrina Daschner. Austria, 2018. 9’. Un cuento de hadas zombie en un espacio subterráneo en el que habitan las bellezas góticas de Orcus, mujeres con prótesis y añadidos faciales que representan otros modelos estéticos y de comportamiento.

Ofelia (Carmen, Inés), de Marina Núñez. España, 2015. 4’. La cara de Ofelia se abre y se descompone, se desintegra en partículas. Parece un sueño, ya que periódicamente, de acuerdo con el ritmo de las olas, el agujero se cierra y la mujer se recupera de su integridad física. Hasta que el sueño se haga carne, lo psíquico, orgánico, locura o muerte, implacablemente real.

Lost Astronaut, de Alicia Framis. España/Países Bajos, 2009. 34’. El proyecto consistió en una performarce de varios años durante la que la artista se paseaba por la ciudad de Nueva York como su alter ego vestido con un traje espacial vintage. Estas performances acciones fueron escritas y recogidas por un gran grupo de artistas para abrir una discusión especulativa sobre la vida en la luna y el casi inexistente rol de las mujeres en la carrera espacial.

Placebo, de Saskia Olde Wolbers. Países Bajos, 2002. 6’. Placebo es una historia ficticia basada en el síndrome Pseudoligica Phantastica, por el que las experiencias inventadas se presentan como realidad. Imágenes de interiores vacíos del hospital, un goteo, pastillas efervescentes y varias estructuras moleculares, se funden en ambientes líquidos.

Warum es sich zu leben lohnt (Por qué vale la pena vivir) de Friedel vom Gröller, Austria, 2013, 2’. La cineasta se sienta en la silla de un dentista y se somete a un tratamiento dental en varias etapas que ella misma filma. En lugar de sus ojos, su boca es primero el órgano abierto en el centro de la imagen, iluminado por la lámpara del dentista.

Precarious Inhabitants, de Eva Papamargariti. Grecia, 2017. 13’. A través de espacios y escenarios renderizados en 2D / 3D, la artista explora la simbiosis y transformación entre humanos, máquinas AI, animales y otros cuerpos orgánicos y sintéticos. Crea narraciones basadas en las oscuras situaciones simultáneas que ocurren en las borrosas fronteras entre entornos digitales y físicos.

Duración total: 72’. Tras la proyección habrá un coloquio con Marta Sesé y María Morata.

 

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