CATACLISMO

¡CÓMO OLVIDARTE, MAMÁ! NATURALEZA TEJIDA, HECHA DE SILENCIO

¡CÓMO OLVIDARTE, MAMÁ! NATURALEZA TEJIDA, HECHA DE SILENCIO
Ángela Moreno

La exposición está dedicada a la memoria de mi madre, que falleció en otoño de 2015. Ella era una mujer sencilla, de campo y originaria de la ribera de Navarra. Siempre tenía una sonrisa en la boca y algo entre las manos: a menudo las agujas de hacer punto y, en sus últimos años, aquejada de Alzhéimer, sobre todo el ganchillo.

Siempre estaba ocupada haciendo labores, que eran para regalar a los demás. A ella le servían de entretenimiento y, además, las hacía con el fin de dejarnos un recuerdo suyo. ¡Cómo olvidarte, mamá! El punto y el ganchillo son, pues, la excusa y argumento para poder hablar de ella y recordarla. De hecho, en el silencio de la creación siento como si la tuviese cerca.

En este trabajo están presentes la naturaleza, la memoria, el tejido y el silencio. Sirven para tratar los temas de la identidad de género, de lo cotidiano, lo conocido y del mundo que me rodea, que considero recurrentes en mi obra.

En esta exposición pretendo tratar esas temáticas mediante los siguientes elementos:

– Memoria: la memoria y el olvido, la memoria y la identidad, la memoria y la enfermedad, la memoria y la presencia y, por último, los recuerdos.

– Silencio: silencio de lo callado porque no se puede hablar de ello; silencio de lo olvidado; silencio y mirada que comunica; silencio, abrazo y caricia; silencio y sonrisa; silencio, presencia y compañía.

– Tejido: labores, tejido y entretejido, desarrollo y construcción, amor y cariño.

– Naturaleza: una poderosa, sugerente y evocadora naturaleza.

 

En esta exposición muestro el trabajo realizado durante estos últimos cuatro años, siendo, a su vez, el final de un ciclo dedicado a la memoria de mi madre. El trabajo comienza con un retrato a lápiz, hecho a partir de una fotografía de mi madre que fue tomada poco antes de su muerte. Este retrato lo presenté en la anterior exposición, que trataba de los retratos y la naturaleza.

Esta vez, el retrato de mi madre va acompañado de unas hojas de magnolio tejidas con ganchillo. Recogí estas hojas en el jardín de las Residencia de las Oblatas, donde se encontraba mi madre. Esta residencia es un antiguo convento situado a orillas del rio Arga, en la avenida Gipuzkoa [1].

Antes de convertirse en una residencia, este gran edificio perteneció a Joaquín Ciga, también propietario de una tienda de bordados. El señor Ciga donó el edificio a las monjas.

Las religiosas trabajaban para él, haciendo bordados y otros trabajos similares, junto con otras mujeres también internas. Estas últimas vivían allí, a pesar de no ser monjas, ya que en aquella época el convento era también un reformatorio para mujeres, a las cuales se las conocía como “las arrepentidas”. Se trataba de mujeres que habían sido castigadas con el internamiento por haber tenido un comportamiento considerado impropio para una mujer (por ejemplo, acostarse con un hombre con el que no estaba casada).

Para mi madre, enferma de Alzhéimer, esta fue su última residencia. Juntas dábamos paseos, siempre agarradas del brazo, mientras recorríamos una y otra vez los caminitos del jardín. Tarde tras tarde y estación tras estación, fui recogiendo estas hojas. En casa se fueron secando, planas, pero conservan todo su cuerpo y brillo.

Estas hojas están rematadas con distintos dibujos hechos a ganchillo. Son réplicas de las labores que mi madre nos ha hecho en servilletas, toallas e incluso en sábanas para la cuna de mi hijo Julen. Cuando me faltó la presencia de mi madre, hacer crochet me sirvió para sentir su compañía.

Partiendo de esas hojas tejidas, he hecho dibujos a lápiz y grabados, acercando este trabajo a mi mundo gráfico.

Esta serie de obras pretende plantear la siguiente reflexión: ¿Es más o menos artístico un trabajo dependiendo de la herramienta que se utilice? ¿Debería ser, por lo tanto, más artístico un dibujo a lápiz? ¿Qué pasa cuando utilizo un ganchillo para crear una pieza?

Serie negra, serie blanca y las joyas:

En la exposición pueden verse también otros trabajos de la “Serie negra”, la “Serie blanca” y 150 piezas de joyería de autor. En la “Serie negra”, el papel está grabado con motivos vegetales y fragmentos de ramas de árboles, de tal manera que al eliminar la capa brillante del papel la imagen aparece en un negro mate intenso.

Dependiendo de la iluminación y del ángulo de observación, adquieren mayor o menor presencia [2]. Sobre los papeles negros y con hilo de plata he ido tejiendo formas, utilizando la técnica del punto. El crecimiento de estas figuras es paramétrico y, sin pretender representar ninguna labor ni figura en concreto, las formas van surgiendo a medida que crece del punto.

En la “Serie blanca” conviven y dialogan dos elementos: el entretejido vegetal y los dibujos de puntillas de mi madre. El entretejido vegetal está formado por ramas de árboles, pintadas con acrílico. Estos árboles fueron fotografiados desde abajo, de tal manera que el cielo servía de fondo, creando imágenes planas. Las fotografías fueron tomadas durante viajes familiares en Roma, Hangzhou (China) y Roda de Berà (Tarragona).

Por último, unos 150 colgantes y pendientes conforman las piezas de joyería de autor, todas ellas únicas, hechas inspirándome en una variedad de motivos. Los colgantes están hechos con hilo de plata tejido utilizando el ganchillo. En ocasiones la plata se mezcla con cobre de otros colores, cristal o resinas. Los motivos son puntillas de mi madre, vegetales (por ejemplo, vainas con semillas), etc. Se trata de piezas exclusivas con un gran trabajo detrás.

Los pendientes están hechos utilizando mayor variedad de materiales: nácar pintado con tintas permanentes a la luz, papel de cozo, plumas de faisán, hilo de plata de ley tejido a ganchillo, resinas de colores trabajadas con calor, hilo de cobre de colores, hilo de zorzal y cristal.

Todas estas obras, incluídas las joyas, han sido magníficamente fotografiadas por Asier Arístregui. Quiero aprovechar para agradecer tu enorme profesionalidad, y decir que ha sido un placer para mí contar con tu indispensable ayuda.

La calidad de tu trabajo solo se ve superada por la de tu persona, habiendo sido, además, capaz de captar y transmitir en tus fotografías todo el mensaje que yo pretendo proyectar con mi obra. Desde el primer momento sentí que te llegaba lo que yo quería transmitir y que quisiste ser parte de ello, aportando también una visión personal de gran valor.

Por último, la obra que cierra este ciclo, es un autorretrato de cuerpo entero en el que aparezco tejiendo y “jugando”. De hecho, esta obra es una versión en pequeño formato de una anterior titulada La niña que habita en mí. Esta obra, junto con el retrato de mi madre, son las únicas piezas de figura humana presentes en esta exposición.

“La sonrisa en la boca, el ganchillo en las manos. Para siempre en nuestro corazón silenciosa ama”.

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Notas:

[1] Antes de instalarse en dicho lugar, las Oblatas habían fundado un convento en la calle San Saturnino nº 14.

[2] Podrán entender esto con mayor facilidad aquellos que hayan leído El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki.

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Ángela Moreno, A la memoria de mi madre: naturaleza tejida, hecha de silencio, Galería ArteA2, C/ Idoia 9 Bajo, Zizur Mayor, Navarra. Del 25 de octubre al 23 de noviembre de 2019.

Fotografías: Asun Requena Zaratiegui.

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