CATACLISMO

INNER SIDE RESIDENCE WEB

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Joana Baygual

Con el confinamiento por el COVID-19 como pretexto, Rad’Art Project | Associazione artéco, a través del centro de residencias de artistas que opera en San Romano di Mercato Saraceno, Italia, propuso a una serie de artistas internacionales un proyecto de residencia en red debido al estado de excepción permanente al que todos nos veíamos sometidos a causa de la crisis de la pandemia. El proyecto fue posible gracias a la colaboración con el grupo de investigación Rates de Biblioteca, compuesto por Rosa Brugat (Girona- ideóloga y creadora del grupo), Rosó Cusó (Barcelona), Marisa González (Madrid), Myriam Lambert (Quebec), Francesca Llopis (Barcelona), Matilde Obradors (Barcelona), Ximena Pérez Grobet (México-Barcelona), Anton Roca (Cesena- Italia), Aureli Ruiz (Reus) y Joana Baygual (Andorra).

El reto era trabajar esta situación excepcional, cada artista desde su lugar de confinamiento y poder visibilizarlo y compartirlo con el mundo a través de un sitio web creado para tal fin. El resultado es un conjunto de trabajos experienciales donde cada artista ha reflexionado sobre su propia situación y sobre su visión de la realidad en ese periodo de tiempo, investigando los efectos psicológicos que tal condición de aislamiento ha producido en ellas y escuchando atentamente el eco derivado de los estímulos provenientes del exterior.

Todas las artistas se encontraban confinadas, muchas sin la posibilidad de desplazarse a sus lugares de trabajo, sin los medios adecuados para desarrollar sus proyectos. Pero con mucho tiempo para concebir y conceptualizar todo lo que experimentaban y sentían.

Mediante conexiones por vídeo-llamada y WhatsApp se fue forjando el proyecto, intercambiando ideas y comentando la situación en cada uno de los lugares donde se pasaba el confinamiento, poniendo en común habilidades y pensamientos.

La idea principal era poner de manifiesto que el trabajo de las artistas no se para debido a situaciones de emergencia, que a pesar de la pandemia y el confinamiento el trabajo de los artistas no se detiene sino que como dice Anton Roca, de Rad’Art, el arte es un flujo imparable, es un impulso interno que es imposible no escuchar. «Ser» artistas, en lugar de «hacer» artistas*, es una necesidad primordial, así como un requisito básico, que va más allá del límite de la persona como individuo para aumentar su valor colectivo. Y es que el peso del arte y la cultura, sin su valor colectivo y social, que revierte a la comunidad, como hemos visto en este tiempo de confinamiento, queda desprovisto de realidad y de razón de ser.

Rosa Brugat, en COVID19-Girona, de la mano de su personaje, Clotilde, empleada del hogar, nos muestra el rechazo de la casa como lugar de encarcelamiento y los inmensos deseos de libertad que aspira la artista que no está de acuerdo con el confinamiento. La intimidad de una casa que nos transmite la sensación de agobio e incertidumbre sufrida durante todos estos meses. En su vídeo se hacen patentes los temores a la enfermedad (en definitiva a la muerte). Brugat nos plantea donde está la seguridad si dentro de nuestras cuevas con nosotros mismos o en el exterior donde nos acecha el virus. Nos lo presenta con una cierta ironía teniendo muy en cuenta el haber pasado el confinamiento sola en su casa.

 

El proyecto de Rosó Cuso, Pequeñas Historias Desconfinadas, está planteada a partir de los paseos cortos diarios para sacar a su perro durante el confinamiento. La artista observa en su trayecto cotidiano como va transformándose el centro de Barcelona, como van cambiando las calles, por donde ya no pasea nadie, y empiezan a aparecer pequeñas plantas por los resquicios de las baldosas (los famosos panots de Gaudí), de una calle que había sido siempre muy transitada como lo es el Paseo de Gracia, la principal calle del lujo en Barcelona que durante este tiempo es tomada por el silencio, la vida vegetal e incluso la pobreza. Los pequeños detalles se vuelven importantes, y el tiempo se para. Cuando Barcelona empieza a desconfinarse todas estas plantas acaban muriéndose y desapareciendo.

 

Marisa González, como una voyeur, observa su ciudad, Madrid, todo lo que va cambiando durante el confinamiento. Observa a sus vecinos, confinados como ella, los coches aparcados, mucho tiempo sin ser utilizados, se llenan de deposiciones de pájaros, las comercios se adaptan a la situación mediante los avisos en sus escaparates, la religión también se adecúa a la realidad, la naturaleza invade el espacio público, y de manera irónica nos habla de la controversia sobre el uso de las mascarillas, para protegernos de la pandemia. Marisa ha realizado varios proyectos visibles en la web.

 

Myriam Lambert, en su proyecto Ressac, La Chute de la Course, da la sensación que la artista, confinada en la ciudad de Quebec, ha reflexionado sobre lo que supone para todos y para ella la vida. El no parar para alcanzar nuestros objetivos, a pesar de nuestra fragilidad, obstáculos, impedimentos. Mediante una serie de vídeos de la maravillosa naturaleza que tiene cerca de ella durante el confinamiento, juega con la metáfora de las olas y la resaca que provocan las corrientes de los ríos, para hablar de esa desazón que nos ocasionan los vaivenes de la vida. Con esta obra Myriam Lambert propone ralentizar la velocidad de nuestras vidas mediante una poesía videográfica y sonora más sosegada.

 

Francesca Llopis, con un proyecto muy intimista, observa desde su balcón su ciudad, Barcelona. Y se plantea mediante el proceso de trabajo de su pintura, secuenciado día a día, como la angustia del creador se une a la angustia del confinamiento, del no saber que pasará, de cómo pasan las horas eternas. El enfrentarse al lienzo en blanco, la incertidumbre. Es una metáfora del momento social y político que estamos viviendo en Cataluña. Como dice la artista: “En el film COVID19-Barcelona 2020, realizo un viaje interior, en un espacio donde vivo y realizo mi proyecto artístico. La noche es la protagonista, el silencio total, las sombras, los objetos, las tintas y el papel, se presentan en el absoluto aislamiento. Todo está quieto, el ojo que construye no! Están las palabras que hablan de otra cosa, del yo y el espacio. Las sombras se mueven dialogando con la cámara. Soledad total. Las tintas Virus son millones de segundos conectada con el virus y clavando cientos de veces la caña de bambú mojada de tinta, en papel japonés. Se han apagado las luces, hay que recapitular el mundo se muere y hemos visto que se puede parar, pero no acepto el precio de la represión y el control. Ley Mordaza y 155 a todo gas”. 

 

El proyecto de Matilde Obradors, Life Review Experience, es un acto de nostalgia poética generado a partir de todo el tiempo que ha pasado en confinamiento sola, de la posibilidad de hacer un repaso a los momentos de su vida que han sido importantes para ella. Ha inventado paisajes, degustado lo que ella llama ambrosías del confinamiento: el aire limpio, el silencio, el canto de los pájaros, el intenso amor de la familia y los amigos en la distancia. Como investigadora y artista está acostumbrada a pasar días trabajando en casa sola, pero esto era diferente, declara: “estábamos todos encerrados con la muerte llamando a nuestra puerta”. “Sin embargo, se nos dio la oportunidad de revisar nuestras vidas, y ver el universo que habíamos sido capaces de construirnos a nosotros mismos”. Y ella lo ha aprovechado. Con mirada crítica reflexiona sobre la gestión de esta pandemia. Reclama el entorno sostenible que nos merecemos. En Bodegones de Deseo refleja su necesidad inalcanzable de estar en contacto con la naturaleza. Y nos deja su risa para contagiarnos algo bueno.

 

El proyecto de Ximena Perez Grobet, Resonance Co.Wei 19, hace un símil entre el fenómeno de Resonancia Schumann y el interminable paso del tiempo durante estos días de confinamiento donde todo se ralentiza y parece que los cambios en el transcurrir del día son mucho más lentos, como mucho más bajas son las frecuencias de las ondas –transversales–magnéticas que vibran en la misma frecuencia que las ondas cerebrales del hipotálamo en los seres humanos y todos los mamíferos, es decir, a 7,8 Hz (ciclos por segundo). Ximena se plantea los cambios que se sufren los campos electromagnéticos de la tierra que está cambiando su frecuencia vibratoria la cual produce cambios en nuestras propias frecuencias que buscan adaptarse a una nueva sintonía. ¿Nos estará hablando de el temido 5 G que ha estado siendo un rumor permanente durante toda la pandemia? En su proyecto A Chess of One’s Own Ximena, juega una partida de ajedrez simbólica con ella misma, partiendo del juego de palabras de A room of One’s Own, de Virginia Wolf, donde las fichas son momentos vividos, los libros leídos y los escritos que ha producido durante el confinamiento.

 

Antón Roca, en Umbra Terrae (Cesena, Italia. Del 10 de marzo al 18 de mayo de 2020) y Luce/ Light, realiza un ejercicio de observación a partir de las sombras que se producen en su casa, donde se encuentra confinado, y observa el paso del tiempo, su lentitud, y como se modifica y se percibe ese transcurrir de las horas, materializándolo y documentándolo a partir de fotografías y vídeos. Reconstruye el espacio existencial a partir de la formación de las sombras en el confinamiento doméstico con las únicas herramientas disponibles, una cámara y un ordenador portátil. En diferentes momentos del día, la luz interactúa con las paredes y los objetos de su casa, la luz a través de las cortinas de su casa, donde se presiente el afuera, registrando esos momentos de quietud y incertidumbre. Además reflexiona sobre su papel como artista y en relación al arte como bien colectivo que revierta en la comunidad.

 

Aureli Ruiz, en Time capsule lockdown COVID-19 detiene el tiempo, lo ralentiza, lo captura y lo hace perceptible para todos. Aureli en otro vídeo muestra una de sus primeras salidas a la naturaleza donde el tiempo no se ha detenido y las plantas han continuado su ciclo vital, sin la presencia del hombre, ocupando los espacios que normalmente las personas nos reservamos para disfrutar de la tierra. Mediante Facebook, interacciona con sus seguidores y muestra en el proyecto los comentarios y respuestas que suscita la obra.

 

Joana Baygual, en Time Lapse, congela el tiempo desde la seguridad de su casa, haciendo que los momentos y los detalles se magnifiquen y se hagan mucho más presentes que antes del confinamiento. En Distopic Storyboard, realiza mediante dibujos tomados de imágenes de internet y medios de comunicación, la única ventana al mundo durante el confinamiento, un storyboard para su supuesta película de los hechos acontecidos durante esta pandemia. La realidad muchas veces supera la ficción.

 

* En italiano, cuando uno se refiere a su propio trabajo artístico, se dice «fare l’artista» y no «soy artista» como se dice en castellano.

 

Más información:
https://www.innerside.org

 

 

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