ENTREVISTA A MAU MONLEÓN
Ana Quiroga
Entrevistamos a Mau Monleón, artista y comisaria cuyo proyecto #Portaldeigualdad ha tomado una notable relevancia en las redes sociales. En él se recuerda la escasa presencia de las mujeres en el sistema del arte y se anima a las instituciones artísticas a asumir las máximas recogidas en la Ley de Igualdad. Hablamos de sus proyectos, de la escasa presencia de las mujeres en el sistema del arte, y cómo no, de la polémica en torno a la exposición de Invitadas.
Esta entrevista fue realizada el pasado 28 de octubre 2020, un día antes de la lectura del Manifiesto del Portal de Igualdad.
En tu perfil profesional vemos entremezclarse la labor activista con la curatorial. ¿Son dos mundos con más aspectos en común de lo que podríamos considerar a simple vista?
Dentro de mi perfil sí se entremezclan la labor social con la artística. Como artista estoy muy concentrada en el activismo feminista: llevo más de diez años realizando campañas de sensibilización. Respecto a la labor curatorial, tiene un carácter activista. Me veo como una artista humanista. La escritura, la investigación, la enseñanza universitaria y el comisariado se entremezclan en mi trabajo como gestora.
Una doble conexión que está igualmente presente en tus diferentes proyectos, donde lo local y lo global se entremezclan. ¿Consideras que esta visión poliédrica se ajusta al día a día de las secciones de cultura de los medios?
Creo que tenemos que tomar conciencia de la presencia del androcentrismo, no solo en la sociedad y en el sistema del arte sino también en los medios de comunicación. Es muy difícil encontrar perspectiva de género en los medios y mucho menos una visión poliédrica de lo global y lo local. Quizá un buen ejemplo de las buenas prácticas sea el de Eva Máñez, con la que tenemos un proyecto en común que saldrá próximamente.
Personalmente, yo apuesto por una narrativa de la historia que se despliega a través de múltiples medios y de las personas que adquieren diferentes roles, desdibujándose la figura de la autora suprema e intersecándose las subjetividades creadoras. Tal ha sido el caso de la plataforma del Portal de Igualdad, un ejemplo de la fuerza que genera el colectivo, gracias a la colaboración de las mujeres comprometidas desde el mundo del arte y de la cultura.
¿En qué momento surge la idea de #Portaldeigualdad?
El Portal de Igualdad parte de diferentes proyectos, personales y ajenos. Por un lado, el caso de la plataforma ACVG (Arte contra la Violencia de Género) que surge en 2010. Se trata de un archivo web contra la violencia de género. A su vez, mi colaboración con el colectivo Guerrilla Girls dentro del proyecto de Women in Work. Mujer, Arte y Trabajo en la Globalización. Concretamente, las Guerrilla Girls aportaron los datos recopilados durante el año 2015 acerca de la presencia de las mujeres dentro del sistema del arte en Estados Unidos. En el caso de España, el porcentaje de mujeres era levemente superior (27,45%). Un dato aún lejano a ese 50% que se sigue exigiendo hoy en día.
¿Cuál es el objetivo último de #Portaldeigualdad?
El objetivo último de #Portaldeigualdad es cumplir íntegramente con la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Quizá lo más complejo de este objetivo central es que en los museos y centros de arte a día de hoy todavía no existe esta figura jurídica, con lo cual se hace más complejo de lo que podría parecer para ciertos sectores del público y algunos gestores culturales.
Quizá en este punto uno de los aspectos más interesantes de este proyecto es el proceso que implica desde que se concibe inicialmente la idea en 2018 hasta que toma forma en 2020. Un proceso a través del cual se va vertebrando el manifiesto del Portal de Igualdad. Esto es, se germina como una acción reivindicativa, activista, y va tomando forma a través de recomendaciones originales y concretas.
Lo más importante es que estas recomendaciones se hagan públicas en los museos y centros de arte, que funcionen como los portales de transparencia de las instituciones, con el mismo valor. En este sentido, el hecho de que sea una herramienta virtual, como lo es un algoritmo, el instrumento decisivo para aplicar esas medidas, hace que este proceso se vuelva algo mecánico y totalmente objetivo. El marco ideal para lograr las tan añoradas medidas de igualdad. Qué duda cabe que, para que eso sea posible, necesitamos contar con el compromiso de los museos y centros de arte, que son quiénes tienen que comprometerse con el proyecto.
Debería existir una suerte de código de las buenas prácticas en igualdad (porcentaje de mujeres expuestas, listas cremalleras, carteleras no misóginas, etc)?
Eso sería fantástico, en el momento en el que un museo se comprometa con las cuestiones claves que presentaremos mañana en el manifiesto, estaremos poniendo la primera piedra para que ese objetivo último del #Portaldeigualdad se cumpla. Para ello, es necesario, como veníamos diciendo, que los museos y centros de arte se comprometan a completar fondos con artistas en femenino plural, a promover exposiciones de mujeres, a establecer un sistema de cuotas, a impulsar la creación de equipos paritarios que tengan en cuenta criterios como el género, la identidad sexual, étnica, etc., la conformación de los cargos de responsabilidad, etc.
En el momento en el que se pudieran hacer públicas todas estas medidas, el algoritmo se convierte en la herramienta ideal por su carácter virtual, mecánico, alejado de toda subjetividad y, por lo tanto, incuestionable.
¿Qué diferencia a nivel comunicativo #PortaldeIgualdad con otras campañas anteriores como #EqualWorkEqualRights o Mapas de las mujeres que cuidan?
A nivel comunicativo, la diferencia es que la comunicación se resume en ese hashtag único y concreto que apela a la necesidad de visibilizar a las mujeres de un modo conciso y determinado. No obstante, la presencia de lo transmedia ya estaba en el vídeo de Mapas de las mujeres que cuidan, así como en el proyecto de #EqualWorkEqualRights, que ya recogían la cuestión de la brecha de género y del impuesto reproductivo. En este sentido, la diferencia de #Portaldeigualdad con los anteriores proyectos radica en tres puntos concretos:
En primer lugar, la campaña de #Portaldeigualdad se ha elaborado para que funcione en redes sociales con agentes sociales, culturales, que pasan a ser protagonistas. Todo esto hace que se genere toda una corriente de opinión ya presente y que se visibiliza en ese factor en común.
En segundo lugar, hay una diferencia de contexto. Responder a una situación determinada, como es la falta de un archivo digital que recoja el número total de obras de mujeres en los centros de arte y museos.
En tercer lugar, en #Portaldeigualdad existe un objetivo único y muy concreto: los centros de arte y los museos. Se plantea un utensilio tecnológico activo y objetivo, ese algoritmo mecánico y virtual, que permita la implantación definitiva del marco de la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en museos y centros de arte.
Estas últimas propuestas tuyas surgen en torno a 2018, el año del #metoo. ¿Hasta qué punto consideras que este movimiento ha podido influenciar tus últimos proyectos o el de otras compañeras?
Es inevitable pensar que el movimiento #metoo ha influenciado no solo mi trabajo de los últimos años, sino también el de muchas compañeras. Pensemos en cómo se crean esas redes de trabajo, de acompañamiento, de solidaridad, a través de un solo hashtag. Ejemplos como el #MásMujeres de las compañeras de CIMA o las huelgas feministas del 2018 y del 2019 demuestran hasta qué punto se ha producido un cambia en el paradigma de las reivindicaciones sociales. Por no hablar de acciones en el mundo del arte como el #Freethenipple.
La campaña #PortaldeIgualdad es una acción donde lo transmedia adquiere un papel relevante. ¿La presencia de las redes sociales abren un escenario nuevo o se trata de un giro en el lenguaje y en los modos de comunicarnos?
Efectivamente, creo que estamos preparadas para un nuevo relato. Prueba de ello es el #MeToo y todo lo que implicó. Lo transmedia permite que todas las personas puedan adquirir un rol activo. En el caso de #Portaldeigualdad, yo simplemente me limité a lanzar una propuesta. La acción en sí no habría sido posible sin la respuesta de todas las compañeras que se han sumado al relato. #Portaldeigualdad es posible gracias a lo interactivo de la esfera pública.
Hablemos de la exposición de Invitadas. ¿Qué opinas del polémico título de la exposición?
Entiendo que el objetivo inicial de El Prado era posicionar la exposición como un viaje típico al centro de la misoginia del Estado, y por ende, del sistema del arte. Ese carácter puramente histórico podría haber sido válido si la institución hubiese optado por otro título para la exposición, como por ejemplo «viaje al centro de la misoginia». En ese caso habría sido mínimamente comprensible.
Conocemos el valor simbólico de las palabras. Tal y como afirma Eulalia Lledó, el lenguaje es determinante a la hora de configurar el imaginario sexista que nos domina. Siguiendo a Lledó, la forma (el contenido de la exposición) es tan vinculante como el modo en el que se configura: al proclamar «Invitadas», el museo nos condiciona una vez más a la categoría de lo pasivo, de actrices secundarias. Nos borra del relato, nos estigmatiza.
El Museo del Prado niega que se trate de un proyecto en clave feminista pero al mismo tiempo defiende sus buenas prácticas, jactándose de ser igualitario. ¿A qué crees que se debe esta doble moral institucional?
Creo que para entender a qué ha jugado El Prado con el título hay que partir de un premisa muy clara: se trata de una estrategia de marketing. No hay que dudar que cualquier tipo de referencia es una estrategia de marketing, una manera de venderse. En el caso de El Prado, el concepto de «Invitadas» es una marca, un estigma que refuerza los arquetipos de género. Una estrategia equivocada a mi parecer, ya que sigue relegando a las mujeres. Creo que desde la pinacoteca central de España se está lanzando un mensaje muy peligroso a nuestras hijas, «invitándolas» a seguir ocupando los márgenes de la historia.
¿Consideras que se trata de una estrategia de purple washing?
Creo que sí que puede haber un purple washing en El Prado, especialmente en la estrategia de marketing que se halla tras esta exposición. En este sentido, estoy muy de acuerdo con el artículo de Semíramis, creo que El Prado habría acogido de otra manera las críticas de haber sido realizadas por hombres. Ahí cabe preguntarse hasta qué punto molesta a El Prado que hayan sido las feministas quiénes han interpelado al museo.
Quieres decir que les molesta que hayan sido las feministas porque de esta manera su estrategia de purple washing queda invalidada, ¿no?.
Exactamente. Como dijo Semíramis, el museo no se ha hecho eco siquiera de su cuestionable política de adquisiciones. En ese sentido, el I Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito de la cultura dentro del marco competencial del Ministerio de Cultura y Deporte, el museo de El Prado apenas ha acogido obras de mujeres. El museo ha de cambiar ese enfoque y hacerse eco de su fallo, de su trayectoria misógina.
¿Hay algún ejemplo que pueda servirle a El Prado para repensar ese enfoque?
Creo que un buen ejemplo curatorial interesante es el caso de la exposición de Heroínas, comisariada por Guillermo Solana para el museo Thyssen-Bornemisza en 2011. En esta exposición sí se hablaba de la mujer como un sujeto activo. Se recogían tanto los arquetipos impuestos por el sistema como a las propias creadoras, desde Maruja Mallo hasta Cristina Lucas.
¿Puede un Museo jactarse de ser igualitario sin unas medidas claras y determinadas en cuestión de igualdad?
Como he dicho anteriormente, el objetivo de #Portaldeigualdad es ir más allá de las buenas intenciones. Para que un museo se declare feminista no basta con que lo diga, ha de demostrarlo. Con un compromiso claro: acciones, actividades, publicaciones, una revisión exhaustiva a los fondos artísticos del mismo… Y por lo que veo El Prado está muy lejos de cualquiera de estas posiciones.
¿Hay algún museo estatal que sí cumpla con unas medidas justas en materia de igualdad?
No creo que cien por cien lo cumpla ninguno y el principal problema es la ausencia de una transparencia. Esa es una de las razones por las que surge este proyecto, al igual que el trabajo que lleva realizando MAV desde sus inicios y ese interesantísimo informe dirigido por Fátima Anllo.
En este punto, Cristina Naulart propone diferentes formas para poner remedio a este desequilibro: acciones disparadoras, revisiones de las cuotas de poder, medidas que incrementen el número de obras de mujeres adquiridas, bases de datos, etc. En relación a las bases de datos, el trabajo de investigación de Nualart recopila alguna de las herramientas digitales más interesantes: Feminist Art Observatory (FAO), The Clara Database of Women Artists o el caso español del Museo de Mujeres Artistas Visuales en España (MMAVE)