
EN LAS ALAS DEL MURCIÉLAGO. GRETA ALFARO
Daniel Soriano
Desde el trauma que ha generado en nuestro día a día el COVID-19, era inimaginable la avalancha de pérdidas de vidas, de ciudadanos marcados por una nueva enfermedad y las medidas disuasorias adoptadas por distintos gobiernos que se ha traducido en la necesidad de limitar derechos fundamentales como la libertad de movilidad en pos de la salud pública. Practicamos una política de cuidados, como la Vicerrectora de Cultura de la Universidad Miguel Hernández, Tatiana Sentamans, declaraba, encerrarnos en casa, reducir nuestros contactos sociales, llevar mascarillas, lavarse las manos, son simples gestos para cuidar al de al lado. Sin embargo, el miedo también nos rodea, al temor al contagio se suman la pérdida de algún ser querido, la desestabilización de nuestras situaciones materiales devenida por la reducción de nuestros ingresos o incluso afrontar la pérdida del trabajo, no debemos obviar que existe una parte de la ciudadanía que se ve enfrentada a elegir entre comer o tener salud. Se nos ha perdido el futuro y ahora tenemos que vivir todos en el día a día. Este presente es el resultado de la desestabilización de un frágil equilibrio que reina en las sociedades capitalistas, vivimos en una tragedia, entre los escombros de un sistema parasitario, no todos nuestros males que se derivan de la pandemia son culpa del virus. En las alas del murciélago es un proyecto nacido en este contexto; Greta Alfaro junto con Isabel Tejeda como comisaria iniciaron este camino en pleno confinamiento y han revisitado conceptos como la destrucción, los deseos descontrolados (patriarcal), la violencia o la incertidumbre en la producción de la artista. Desde unas nuevas lentes han construido una suerte de retrospectiva que reúne obras significativas de la carrera de Alfaro pero carece de discurso cronológico, cuyo recorrido está mediado por la violencia, la fragilidad, lo efímero, lo extraño y lo familiar.
La penumbra acompaña a la visita a lo largo de toda la exposición, el desvelo sinuoso a través de la luz de las distintas piezas de Alfaro continúa con la gramática barroca que aflora en la producción de la artista. Así, la teatralización, el drama, o las sombras albergan un estado frágil en sus piezas, acoge lo incierto y lo precario; otras obras, sin embargo, son hijas del desastre, se construyen tras el caos. La calma tras el desastre también está presente en la sala, no obstante, a la catástrofe solo le puede preceder la destrucción, la ruina de algo fallido que se ha mantenido frágil y cuya existencia ha sido perturbada hasta derrumbarse.

Así, nada más entrar en la sala Universitas en el Rectorado de la UMH, nos aborda Budapest y Viena (2007), una instalación construida desde unas fotografías extraídas de unos negativos comprados por Alfaro en algún rastro. El comedor está presidido por la típica escena de una comida familiar, posiblemente alguna celebración, sin embargo, la fotografía superpone dos imágenes que deja un extraño ambiente fantasmagórico que amplia y contrae el tiempo ilustrado dando como resultado cierta sensación ebria donde el cuerpo se disocia del espacio y del tiempo derivando en una experiencia donde todo ocurre a la vez y nada está pasando. La fiesta ha acabado y solo nos encontramos con la mesa y los indicios del festejo (o del desastre), el comedor de la fotografía se persona al completo delante de nosotros a la espera a nuestra mirada voyeur. Los signos de violencia se intuyen en las copas rotas, en la cubertería fina desperdigada, en los ceniceros y en las sillas tiradas en el suelo; a la parafernalia de la cena le acompañada objetos con dimensión mucho más oscura, que encarnan la violencia: jeringuillas, material médico (en especial el obstétrico). Los distintos rituales sociales, en este caso la comida, son un marco que aborda Greta Alfaro por la fragilidad de la ceremonia. Todo está regido por convenciones cuyo dogma básico es no mostrar lo no aceptado, sin embargo, convirtiendo todo en una escenografía y un pastiche de la condición humana. La máscara oculta la violencia, los deseos, la ira, el egoísmo, los miedos. No obstante, la máscara está sujetada de manera endeble por un hilo y Greta Alfaro se regodea en lo precario de lo humano y lo inquietante de la verdadera naturaleza escondida.
Siguiendo la estela que el banquete nos deja, nos encontramos con In Ictu Oculi (2009), un vídeo que nos sitúa en medio del campo, paisaje perturbado por la presencia de una gran mesa preparada para un festín. Los invitados no aparecen, al menos los humanos, en su lugar es una bandada de buitres que paulatinamente pretende ocupar el banquete. La comida es devorada en una orgiástica batalla por el mejor bocado, la mesa prácticamente es destruida dejando al desastre como única conclusión. Los paralelismos con Budapest y Viena son múltiples: la mesa, el banquete, lo violento, la naturaleza expuesta y el desmoronamiento de todo en lo que tarda un parpadeo.
Invención #4 (2012) es un resquicio de una intervención realizada en el Museo Ex Teresa Arte Actual de Ciudad de México donde Greta Alfaro construyó una capilla siguiendo el estilo del barroco mexicano. La fotografía aquí en cuestión intriga, duda que proviene de la faltan datos y lo engañoso del ojo: vemos una capilla en blanco con zonas en negro, ocres, y amarillos que recorren todas las paredes y ornamentos, parece piedra, o tal vez escayola, aunque el abanico de materiales se abre si eres goloso o golosa. El entendido en dulces puede llegar a encontrar indicios de que se encuentra delante de una habitación construida entera a base de merengue. Esta suposición nos la confirma un pequeño vídeo documental que nos relata la acción llevada a cabo. La elaboración de esta capilla utilizando merengue que será consumida por los visitantes-comensales dejando tras su paso la ruina de una blanca y dulce capilla barroca.

Para finalizar con las obras de Greta Alfaro que incluye la comida, sus ritos y sus simbologías debemos hablar de El cataclismo nos alcanzará impávidos (2015), pieza que fue el resultado de su estancia en la Academia de España en Roma. Consiste en un vídeo que nos traslada a una habitación que alberga un gran bodegón, con fuertes referencias a las vanitas barrocas: las velas que se consumen como fugacidad de la vida, las granadas y su significación como sexo femenino y como símbolo mariano, etc., que se presenta bajo la mirada de dos testigos. Un tercer actor aparece en escena. Los distintos cuerpos, tanto animales como vegetales, del bodegón son violentados por este hombre, los manjares son cosificados a través de la caricia, del deseo y de la penetración. Es la cosificación por parte del varón de todos los elementos, que no dejan de ser símbolos de los cuerpos otros, de la naturaleza, del resto de la existencia que ha sido devorado por hombres sin control. Solo caos y destrucción se destila de este vídeo en cinco actos que, alcanza su culmen en la violación de un pavo asado, brutal agresión que termina con la propia destrucción del cuerpo cocinado y dejando triunfante, amargamente, al potente embestidor.

Para finalizar, nos adentramos en unas obras con las que Alfaro fija su atención sobre el sistema ferroviario, su abandono y lo que ha significado este proceso de supuesto avance tecnológico. Decimocuarta estación (2019), Infinito (2019) y Decimocuarta estación 6, 4, 1, 3, 2, 8 (2019), vídeo, ready-made, y fotografías respectivamente, recorren el paisaje roto por las vías que ya no tienen uso, de cómo la falta de rentabilidad económica terminó por el abandono, sin embargo, al rendimiento económico no se le suma el rendimiento natural. Existe un paisaje atravesado por una cicatriz de difícil curación, perforado y explotado para cumplir con fines rentistas y egoístas cuya factura a pagar es común a todo ser vivo que habita el lugar.
En el recorrido planteado En las alas del murciélago nos deja indefensos a la tragedia y a lo oscuro, la violencia convive con, y vive en nosotros aunque hagamos oídos sordos ante el ruido que los golpes acarrean. Visitar esta exposición podría ser una cita con el bodegón barroco, sin embargo, si las vanitas adoctrinan en la fugacidad de la vida, lo decadente de los placeres y la necesidad de redención, el nuevo bodegón que presenta Greta Alfaro nos muestra que todo tiene un precio y que nuestras acciones perduran y magullan. Así, En las alas del murciélago nos encontramos con la tragedia en sus distintos estados: latente, presente y consumada.
En las alas del murciélago. Greta Alfaro, Sala Universitas, Rectorado UMH, Elche. Hasta 22 de enero 2021.
Comisaria: Isabel Tejeda
Crédito de las fotografías: José María Alcázar