CATACLISMO

A PIE Y MANO

A PIE Y MANO, una exposición de Teresa Sabaté y Virginia Santos

Asun Requena Zaratiegui

Desde el 20 de noviembre y hasta el 17 de enero se puede contemplar la muestra de dos artistas afincadas en Pamplona con un hilo conductor temático propiamente dicho.

Se trata de las artistas ya consolidadas Teresa Sabaté y Virginia Santos que conforman el taller de Santa Marta 10 junto al también artistas Mikel Cabrerizo  y donde podréis encontrarles si visitáis la ciudad en el barrio de La milagrosa. Este taller ha pasado a ser el pulmón artístico de la zona olvidada por el nacimiento de los nuevos barrios de la burbuja inmobiliaria, pero reconocido junto a otros barrios antiguos de la ciudad.

Oriundas de Pamplona, han conseguido configurar un tándem que les ha llevado hasta a pie y mano, cuyo resultado podemos ver en la sala Polvorín del Ayuntamiento de Pamplona, en Ciudadela.

Virginia Santos siempre se ha caracterizado por su buen hacer en la pintura y en el dibujo con varios libros publicados con sus propias ilustraciones. Teresa Sabaté decidió hace años combinar otro tipo de pincel en sus obras, el hilo. Junto al acrílico ha pasado a ser la técnica predominante en su obra que nos evoca un tipo de educación que Sabaté adquirió en su niñez  y está vinculado en su cotidiano a la hora de crear. En sus primeras obras con hilo retrataba personas y los recorridos urbanísticos que hacían dichas personas al ir al trabajo, a su casa ó al cine. Creaba la ciudad en vista aérea con sus hilos que cose al lienzo ya colgado, lo que le facilita a la aguja curvada su trabajo.

Virginia Santos respeta las tonalidades que le caracterizan en los retratos de grandes dimensiones y en sus anteriores escenas propias del un Realismo Mágico evocador. El escarlata y el rojo, junto al verde que fabrica, y  los colores  sombras, construyen unas imágenes en otra realidad paralela. Para ella, el dibujo no es un arte menor sino que lo iguala a la pintura dándole la misma categoría.

No es la primera vez que trabajan juntas, lo hicieron también en el Centro Huarte de arte contemporáneo y siguieron con el reto. La llegada del Covid-19 hizo que cada una en su casa trabajase lo que podía, hasta que el tiempo pudo hacer que pudiesen volver a cambiarse las obras.

Trabajar dos artistas en un mismo soporte trae con ello una serie de decisiones difíciles de resolver para encontrar el equilibrio de lo que se quiere expresar.

Haber cubierto todo el lienzo de pintura sin dejar respirar los dos conceptos artísticos de las creadoras, hubiera supuesto la eliminación del lenguaje artístico de una o la sutileza de la otra. Por ello la exposición huele a lino puro, que solo se deja contaminar por los sutiles dibujos coloreados y la realidad tridimensional que ha hecho de modelo en objetos expuestos en la muestra. Destaca los guantes de boxeo, las botas de Virginia Santos y las fotografías en diferentes posturas de las mismas como recurso para llevarlas con posterioridad a la tela, y un espejo, con toda carga simbólica de reflejos como Alicia a través del espejo, la madrasta de Blanca Nieves, Blade Runner y un sin fin de recorridos.

Dos cuestiones sorprenden en la exposición. La primera es la ausencia de cartelas evidentemente elección de las artistas. No les interesa que nos condicione la palabra. La segunda, el catálogo es en código QR. Quieren que sea una experiencia totalmente visual.

El taller y el barrio de  Santa Marta 10 aparece varias veces representado  en sus gentes, con sus tiendas en donde alguna vez desaparece el rostro del frutero en un cuadro de esos que presentan la belleza de lo inacabado. Detalles, detalles y más detalles, que Teresa Sabaté amplía con sus hilos magistralmente en sus hojas otoñales seriadas, en su gran  tiesto- corazón rojo que limita el fin del lienzo y conecta con la vida mediante sus costuras. Tiene algo de Louise Borgeuise por eso del remiendo bien hecho, por el cuidado del alma curada. Aunque no podemos olvidar  la presencia de Ghada Amer.

Sin embargo Virginia Santos no olvida, y recupera la secuoya como objeto. Esta vez en unidad y no en bosque eliminando el tenebrismo  de otras escenas que derraman su multiplicación cayendo en los brazos de sus influencias;  la portuguesa Paula Rego, la inglesa Jenny Saville, Balthus y Henri Rousseau.

 En fin, sabemos que lo de compartir cuadro es una idea antiquísima, empezando por lo prehistóricos y  siguiendo por los talleres de grandes artistas, pero no era lo mismo que se han planteado dichas artistas. Su unión tiene bastante de altruismo, de valores positivos, de empatía en estos tiempos que corren y, si no es así, a ver quién se atreve a meter el  pincel en obra ajena.

Teresa Sabaté y Virginia Santos, A Pie y Mano, sala Polvorín, Ciudalela, Pamplona. Del 27 de noviembre al 10 de enero 2021.

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