CATACLISMO

CREAR MUNDOS

CREAR MUNDOS. PROA LO HIZO DE NUEVO

Eugenia Garay Basualdo, Buenos Aires, Argentina*

Pocas veces en la Argentina tenemos la oportunidad de apreciar el arte contemporáneo internacional en vivo y en directo como en Crear Mundos. Proa lo hizo posible en diversas ocasiones como ninguna otra institución en el país en un lapso de 24 años. Y no se trata aquí de hacer un elogio, sino de resaltar lo cierto. A lo largo de su existencia se convirtió en el espacio por antonomasia para la exhibición del arte contemporáneo internacional en Buenos Aires. Por ejemplo, en 2012 pudimos presenciar Aire de Lyon curada por Victoria Noorthoorn, que fue una versión reducida pero potente del trabajo que llevó a cabo en la Bienal de Lyon de 2011. Precisamente, de esa muestra fueron parte Eva Kotátková, Tracey Rose y Lenora de Barros, además de la argentina Marina De Caro, artistas que hoy integran Crear Mundos. Podríamos considerar a Aire de Lyon como un hito dentro de la historia de las exposiciones de Proa debido a que no solo trajo lo más reciente y relevante, sino que entrecruzó las producciones de artistas de muy diversas latitudes como europeos, estadounidenses y africanos, incluyendo argentinos y latinoamericanos. Destacar una fuerte inclusión del arte de nuestra región en una bienal europea no es un dato menor para el año 2011, y se pudo observar en la remake realizada en Proa al año siguiente.

En este sentido, la cohesión y la coherencia que caracterizaron aquella exposición se retoman en Crear Mundos. Es así que advertimos que la lectura de la coyuntura del arte realizado por mujeres en los últimos sesenta años se concentra en dos aspectos cruciales para confeccionar el guión curatorial. Por una parte, observamos la investigación y el análisis de las condiciones de producción que develan los rasgos temáticos, retóricos y enunciativos de las obras. La exposición como construcción discursiva se constituye también por todas aquellas informaciones que aportan datos sobre el contexto en el que fue creada cada pieza. Y en el caso de una exhibición con tintes de antológica, y con un marco temporal tan amplio, esto resulta fundamental para la eficacia de su comunicación. Por otro lado, notamos el rescate de las condiciones de reconocimiento de éstas obras -o artistas- en las muestras efectuadas en Proa. En relación a este aspecto hay que tener en cuenta la construcción permanente del inagotable archivo online de Proa que, además de ser de libre acceso, es único en su tipo en la Argentina.

La labor desarrollada por las curadoras y la asesora académica de esta exhibición, Cecilia Jaime y Manuela Otero, y María Laura Rosa, respectivamente, recapitula sobre la historia de la institución, lo que acentúa cómo fueron las políticas curatoriales llevadas a cabo durante más de dos décadas. En este punto, y por una cuestión de fecha, hay que remarcar la intervención en el espacio público de Proa y el Riachuelo que hizo Jenny Holzer en 2000 como un suceso sin precedentes para una artista contemporánea mujer de trascendencia mundial. En efecto, la visión de Proa siempre estuvo en línea con lo que ocurría fuera del país y, de este modo, lo traía a la Argentina. Además, esta acción producía la puesta en visibilidad de este espacio en el mapa de las instituciones de la región Latinoamericana a principios del siglo XXI. Estamos señalando un momento en el que, por ejemplo, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires no existía, y eran muy pocos los lugares para exhibir arte contemporáneo internacional. Entonces, la presencia de Jenny Holzer en Crear Mundos cuenta con distintas connotaciones y, de igual manera, sucede con Louise Bourgeois (1911-2010). Para marzo del 2011 asistimos a una de las muestras más impresionantes que llegaron a la capital porteña denominada Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido. Nada se podría agregar que no se haya dicho sobre aquella exposición que trascendió todo lo imaginable. En Crear Mundos se incluye la obra Pregnant Woman de 2003 muy similar a la serie del mismo año titulada The reticent child que fue exhibida en 2011 en Proa. Resulta paradójico que una pieza diminuta pero cargada de intensidad pese de esta forma tanto en la muestra, como en la historia institucional.

En relación a la selección de las artistas locales, que incluye dos extranjeras que residen desde hace mucho tiempo en el país como Elba Bairon y Aili Chen, convergen varias generaciones y, por ende, influencias que se avizoran de unas en otras. En este sentido, el equipo curatorial de Proa elaboró un entramado de asociaciones que da como resultado una breve genealogía del arte argentino de los últimos sesenta años realizado exclusivamente por mujeres. Es cierto que en este conjunto hay una lucha por un protagonismo sin dudas ganado individualmente, porque las hay consagradas, de la generación intermedia, y emergentes con logros indiscutibles. Pero lo interesante es cómo se pueden encontrar las capas, a modo de layers, que muchas fueron construyendo a través del tiempo para que hoy ellas mismas, y otras más jóvenes, sean visibilizadas de una manera inédita. Por ejemplo, sin las incursiones performáticas de Liliana Maresca no tendríamos ese aspecto, con marca propia, de Nicola Costantino. Sin Delia Cancela y Dalila Puzzovio probablemente no contaríamos con las derivas del diseño que son tan contundentes en la actualidad; y en Nicola Costantino inclusive. Sin Mónica Girón, Mónica Millán y Teresa Pereda, por solo mencionar algunas, no existiría esa base tan sólida que tiene el textil en los últimos tiempos, y se observa en Mariela Scafati y Mini Zuccheri. Sin Minujín y sin Paksa, “la neovanguardia con mayúsculas”, no tendríamos representantes mujeres de las manifestaciones de los mass media y el minimalismo. Sin las experimentaciones conceptuales de Liliana Porter y Ana Gallardo, o más técnicas de Adriana Lestido o Gachi Hasper, no habría posibilidad de poner en contexto las búsquedas tecnológicas de Gabriela Golder o Mariela Yeregui. El antes, el durante y el después se advierten en líneas cronológicas que, vistas en superposición, conforman una parte de la historia del arte argentino hecho por mujeres, y también escrito por mujeres.

En este último punto, es necesario volver a lo que planteó el equipo de Proa porque con su labor no solo propuso una exposición antológica “con un elenco sin precedentes” de arte contemporáneo internacional que incluye al argentino. Sino que también re escribió una parte de la historia del arte global más reciente que hace tambalear lo dicho y lo no dicho y, sobre todo, dispara las más diversas y complejas discusiones que nos debemos en los tiempos que vivimos. Crear Mundos abre todas aquellas puertas que la historia hegemónica del arte se encargó de cerrar, sellar y clausurar, y libera la potencia del pensamiento. Y efectivamente, Proa lo hizo de nuevo.

Crear Mundos, Fundación PROA: Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca, Caminito, Buenos Aires, Argentina. Hasta el 28 de febrero de 2021.

Asesoría
académica e Investigación: Dra. María Laura Rosa

Curaduría:
Cecilia Jaime – Manuela Otero

*Doctoranda
en Artes y Magíster en Crítica y Difusión de las Artes (Universidad Nacional de
las Artes, Buenos Aires, Argentina). Miembro de la Asociación Argentina de
Críticos de Arte.

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