ONLY FOR MEN
Después de Invitadas» el Museo del Prado ha cogido gusto al escándalo. ¿Es rentable? Cualquier cifra de visitantes es verosímil y aceptable en estos tiempos de pandemia. Muy desesperados deben estar para insistir, erre que erre. Después de la exposición misógina, con esclavas y voyeurismo sobre niñas, ahora se invita a los hombres a correrse viendo el gran arte.
En un vídeo colgado en la cuenta de Instagram del museo, Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 y comisario de la muestra Pasiones mitológicas: Tiziano, Veronese, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck, Velázquez, que puede verse desde el 2 de marzo, cuenta la anécdota -narrada por Plinio el Viejo y repetida en la literatura artística durante siglos- de que un marinero se corrió sobre la venus, una escultura del s. II d. C. que abrirá el recorrido.
Una venus púdica, que intenta taparse pecho y sexo, pero absolutamente «desnudada» (como explicaba John Berger en Modos de ver) desde su vista posterior. Vergara subraya la importancia de que sea contemplada desde todos sus flancos, porque «el arte nos debe hacer sentir con intensidad». Las imágenes de la exposición que ya se están publicitando parecen ser las más «calentorras» posibles de encontrar en la colección del Prado y de otros museos; como ya antes para «Invitadas» se habían elegido las más morbosas y humillantes. ¡Gracias, Alejandro, mil gracias!
Ni «las feministas» habríamos explicado mejor cómo el gran arte ha sido un coto masculino y perfecto transmisor de la dominación masculina durante siglos. Con productos exclusivos sólo para hombres, luego mistificados bajo el velo de la belleza por historiadores y conservadores de la institución museo; argumentos estéticos de la «alta cultura» que, después de la anécdota de la eyaculación sobre la estatua «manchada», retoma el comisario con toda naturalidad. Pues es precisamente esa naturalizacion del relato machista desde el orden del discurso de autoridad de la historia en el presente que es el museo, lo que se legitima. Luego, la explicación de la connivencia entre catolicismo y erotismo en esta tradición, no tiene precio.
¿Hasta cuándo se va a permitir que el Museo del Prado perpetre esa tradición misógina y excluyente con el presupuesto de todas?
Y ¿para cuándo una directora en el Museo del Prado, que no permita estos rijosos chascarrillos machistas que rechazaríamos y despreciaríamos en cualquier situación? Sí, una directora para variar, ¡por fin!
¡Y feliz 8 de marzo! con o sin concentraciones y huelgas, ¡seguimos siendo imparables!
Rocío de la Villa