CATACLISMO

OINEZ 21, LA EXPOSICIÓN

OINEZ 21, LA EXPOSICIÓN
Asun Requena Zaratiegui

Todos años la Federación de Ikastolas (Escuelas que imparten sus clases en euskera) realiza un evento de dimensiones considerables que reúne a gente de todas las edades de Navarra y el País Vasco. Existe un recorrido a pie que está lleno de actividades culturales, gastronomía, conciertos y danzas, pero además se realiza una exposición con obras de artistas consagrados cuya venta se destina al proyecto que esa Ikastola haya presentado, por ejemplo, la construcción o reparación de un nuevo edificio, necesidades educativas, adquisición nuevas tecnologías y otros menesteres.

Este año la afortunada ha sido la de Estella (Navarra), escuela que fue creada en 1970 siendo una de las primeras ya que el segundo idioma de la Comunidad se prohibió durante la Guerra Civil y la Dictadura. De ahí viene la frase habla en cristiano, para indicarles a los que hablaban la lengua que hablasen en castellano de forma despectiva. Curiosidades aparte, el Covid-19 ha hecho que no se puedan realizar grandes acontecimientos, por ello podréis disfrutar en el centro de cultura Palacio Condestable del Ayuntamiento de Pamplona una muestra, que a mi modo de ver ha sido la mejor hasta la actualidad. Muchísimo nivel artístico y nuevos medios de expresión.

Las dos salas contiguas donde se exhiben poseen pinturas medievales antiguas en alguna pared y techo, pero en ningún momento restan protagonismo a las obras, son ellas las que se comen la sala. Aunque ya sabemos que para ciertas obras las salas diáfanas, blancas inmaculadas, con mucha perspectiva y bien iluminadas son ideales, la característica más destacable de la que comentamos hoy es que se encuentra en el centro de Pamplona y en el centro de Navarra. Desde cualquier lugar que te muevas está bien localizada geográficamente. Debido a la cantidad de obra hay salas en las que unas se hacen sombra a las otras literalmente, la iluminación no está preparada para la museografía de cada pieza expuesta.

Respecto a la proporción de artistas mujeres y hombres, no las he contado pero es lo que más me ha llamado la atención porque deben estar más o menos a la par en cuanto a cantidad. No sé si habrá sido criterio de los organizadores o casuística.

Está exposición y aunque no lo parezca, forma parte de los medidores artísticos de Navarra y País Vasco porque en su representación están artistas de primera línea, unos ya fallecidos, profesores de universidad, artistas consagrados o los que empiezan a destacar.

Este año además de pintura, escultura, grabado, dibujo se expone videoperformance, videoinstalaciones muy interesantes una de ellas de Mabi Revuelta titulada Divertimento tipográfico n º 2 (2010) en donde podemos ver a la artista totalmente vestida de negro ir creando con su cuerpo el abecedario. A la par unos textos por cada una de las letras redactan frases, poemas, juegos de palabras que invitan al espectador a relajarse y centrarse en la obra bidireccional de pequeñas dimensiones.

June Crespo

De las artistas jóvenes que ahora en boga está June Crespo con una escultura de un zapato en bronce donde se ha dejado parte del molde perdido de escayola. La pieza Instrumentos y fetiches (2021) ocupa un lugar no captado totalmente escultóricamente, un no lugar, en este caso la pared. Todavía sigue costando asimilar a muchos la ruptura de la barrera entre la pintura y la escultura, y sus características extrínsecas. Dora Salazar también está presente con un conjunto exquisito de tres piezas en bronce con interpretaciones de los clásicos: una Menina de Velázquez, una araña de Bourgois y un equilibrista, que bien puede ser de Picasso o de Baquedano. Ixone Sádaba presenta la poetique de la desaparation con una escultura que recuerda a una cesta sin asas en cuyo interior se disponen varios materiales simultáneamente y orgánico. El punto de vista es un picado para su observación. Mari Puri Herrero con su obra Ventana describe a una mujer (2021) mirando por la ventana con factura postimpresionista en cuanto a la pincelada. De Cristina Galobart uno de sus cuadros de 1982, de una etapa intermedia, atrevido, amarillo y negro, que difiere mucho de sus últimas obras del 2000 en cuanto a tratamiento de luz y efecto. El de la muestra, Expresión, es Cristina Galobart en esencia pura, valiente, positiva y coherente en su necesidad de mostrar su interior, sin límites.

Itziar Okáriz

Itziar Okáriz presenta dos fotografías (máscaras) de 2019. Sobre sus párpados pinta unos ojos sencillos que cambian la fisonomía y el mensaje de la obra. Tuve la suerte de compartir taller en la fundación Jorge Oteiza donde nos enseñó el proceso creativo performativo de esas obras y de los proyectos que investiga sobre respiración y ritmo que nacen del yoga y la meditación. La pudimos disfrutar en Navarra en 2019. Miren Doiz muestra una obra en pared tridimensional con varias capas que forman cada una un paralelepípedo en diferentes tonos, primer plano en rojos difusos, plano medio en rojos claros y el último plano oscuro en negro, Izenbururik gabe hedatutako, sin título extendido (2019). Txaro Arrazola artista y profesora de la UPV-EHU titula su obra Tejido Urbano21 de 2001 donde presenta la importancia del camino en medio de un barrio de chabolas en blanco y negro. Asunción Goikoetxea pinta con relieve blanco sobre negro, con acuarela, tinta y técnica puntillista. Su obra formada por dos piezas que recuerdan planetas en su composición central. Su título Olaneta/Kala/Constelation (2011). Elena Mendizábal combina el hierro y la chapa donde juega con los pesos del color, la verticalidad y la horizontalidad en el esqueleto de un cuerpo tumbado que no es tal, en la pintura una carretera en negro y amarillo de la que sobresale la pieza roja que nos invita a cambiar de perspectiva para su observación. Txaro Fontalba pinta sobre fotografía en Bulimias (2016) indicándonos en rojo el camino a recorrer en la fotografía del carro de la compra con fondo en negro. La escena se ve sesgada por una línea blanca oblicua que parte la composición en dos, pero no iguales.

Marijose Recalde

Azucena Vieites muestra dos ilustraciones, Ángela Moreno una representación de su cotidiano, un detalle de una rama de árbol en negro y con fondo blanco de 2019. Gent del Valle una gran mancha fresca de carboncillo en movimiento de 2019, Interlocutor I. Susana Talayero dos fotografías en blanco y negro, tituladas Txoria/Sua (Pájarito/Fuego) de reflejos y pequeños pájaros. Idoia Montón una abstracción en dos piezas abstractas en rojo y negro, Marijose Recalde un busto de mujer con material de desecho, Alicia Irigoyen un gran paisaje de tierra Estella (2021), Zaloa Ipiña una serie de fotoperformance, Koldobika Jauregi con Anderea grabado seriado. Teresa Sabaté cuelga una de sus obras de su recorridos cosidos con hilos sobre mapas de ciudades, Ana Riaño coloca las grandes letras del final de la película, Blanca Mauleón con bidimensión de un prisma y Begoña Zubero con una serie de fotografías de pequeñas casitas de madera construidas junto al agua, la abstracción de la francesa Leontina d’Costa y por último, una acuarela de Ana Mari Marín y la instalación de Lorea Alfaro, artista y antigua alumna de la Ikastola de Estella.

Lorea Alfaro

Entre los artistas participantes exponen, además, Faustino Aizkorbe, Pello Azketa, Néstor Barrenetxea, Carlos Cánovas, Eduardo Chillida, Carlos Irijalba, Xabier Morrás, Txuspo Poyo, Juan Sukilbide o José Luis Zumeta. Sin duda una exposición de vanguardia.

La exposición estará abierta hasta el 28 de abril donde se puede adquirir la obra de los artistas.

Oinez 21, Ayuntamiento de Pamplona. Hasta 28 de abril 2021.

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