CATACLISMO

ENTREVISTA A ELSA PLAZA

ENTREVISTA A ELSA PLAZA: “Mis primeros trabajos nacieron desde la necesidad de ilustrar la vida y las reivindicaciones de las mujeres”

Elina Norandi

Hablamos con Elsa Plaza, mujer polifacética (artista visual, novelista e investigadora) a raíz de que su obra -realizada durante la transición y coincidiendo con la segunda ola feminista- haya entrado en la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

¿Cómo valoras que tu obra ya forme parte de la colección del MNCARS?

Para mí fue una sorpresa, soy una ilustradora de historias, siempre mi lado de relatora se impuso en todo lo que dibujaba y pintaba. Aquello que elaboro con colores, lápices y pinceles nunca es un proyecto teórico sino algo que surge de manera muy rápida, una necesidad de explicar una broma, o una historia muy sencilla; un instante. Mis primeros trabajos nacieron desde la necesidad de ilustrar la vida y las reivindicaciones de las mujeres. Eran dibujos rápidos sencillos, que explicaban sueños, que hablaban de nuestros cuerpos, de nuestra sexualidad, del aborto, la prostitución, o incluso de los viajes a las estrellas. Durante mucho tiempo dibujé la sección de los horóscopos de varias revistas de ámbito estatal, me encantaba. Y también numerosas Agendas de las Mujeres, publicadas por LaSal. Y dibujaba y coloreaba historias para mí, más libres, donde imaginaba personajes o reproducía alguno que veía por la calle… Pero nunca pensé que todo esto alguna vez fuera coleccionable para un museo. Creo que esta parte mía, aunque me sirvió en ocasiones para ganarme la vida, es como el lado más lúdico, el que más me divierte, y por esto también fue como un regalo el que el Reina Sofía me quisiera en su colección a partir de la exposición Poéticas de la Democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición en el año 2019.  

Recién ahora parece que los museos más importantes del país se están preocupando de las artistas feministas de la Transición, pero aún queda mucho por trabajar. Desde tu punto de vista, ¿qué haría falta para incrementar vuestra presencia y destacar vuestra importancia en las instituciones museísticas?

Una mirada diferente hacia la obra hecha por mujeres. Una mirada que creo tienen las mujeres jóvenes que se están encargando de ello a través del planteamiento de proyectos museísticos donde se incorpora los trabajos de muchas mujeres que durante siglos no han tenido espacios.  

Hasta hace bien poco dominaba la idea de que los artistas, y lo digo en masculino expresamente, son seres excepcionales que han dedicado su vida sólo al arte, genios únicos, de vidas dedicadas a la producción, con sus manías y sus grandes talleres, hombres casi siempre sin hijos o sin hacerse cargo de los que tuvieron. Y esto no cuadra con la artista mujer, quizás con algunas sí, pero muy pocas y recientemente. Pero hay enormes artistas con obras mucho más fragmentadas por sus propias circunstancias, o con obras sorprendentes que nadie descubrió hasta hace muy poco tiempo, cuando esa nueva mirada hacia la producción femenina comenzó a dar sus frutos. Hablo de producciones tan excepcionales como la de Claude Cahun o la de Hilma af Klint. En fin, habría tanto que hablar sobre ello.

A tu llegada a Barcelona contactaste con el bar feminista LaSal y con la editorial del mismo grupo, ¿cómo y cuál fue tu trabajo artístico con ellas?

Sí, conecté con LaSal de casualidad, iba por la calle casi recién llegada a Barcelona, y una chica que no conocía, me invitó al bar que se había abierto hacía poco tiempo, era LaSal. Empecé a trabajar allí y luego, como sabía dibujar, me propusieron dibujar para la primera Agenda de les Dones, la de 1978, y luego siguió la del 79 y así durante varios años colaboré con ese proyecto editorial importantísimo por su aportación a la cultura feminista en particular y a la literatura en general. Fue una colaboración entrañable que recuerdo con muchísimo cariño, sobre todo con Mari Chordà, su manera de apreciar mi trabajo me ayudó mucho a apreciarlo a mí también. Gracias a Mari conseguí mis primeros trabajos como ilustradora aquí, y a través de gente que ella conocía trabajé para Dunia, una revista “para mujeres” muy vendida en la época, y también me conectó con la revista Hogar y Moda.

¿Cómo recuerdas el ambiente artístico de Barcelona en aquellos años? ¿Consideras que había más ímpetu, contactos, etc. entre las artistas?

De aquella primera época, entre 1977 y 1985, recuerdo el contacto y colaboración con Mari Chordà en las Agendas de las Mujeres y el libro infantil Cap Pelat que ilustré para las Edicions de les dones. También conocía a Nora Ancarola, desde la época de la Escuela de Bellas Artes en Buenos Aires, y a Adelina Boyle, las dos llegaron a principios de los ochenta, y tenían un taller propio. Pero yo en esa época era fundamentalmente ilustradora y activista feminista. Compartí un tiempo taller con Marika Vila, a principios de los 80, pionera dibujante de cómics, que conocí en París. Hasta que nacieron mis hijos, lo cual me obligó a hacer una vida más retirada y concentrada sobre todo en ser mamá, trabajar de profesora y acabar una tesis doctoral.

¿Y qué obstáculos flagrantes os encontrabais para desarrollar vuestra profesión?

Ya ves, había que contemporizarlo todo. Sin ninguna ayuda, sin becas, sin padres… No sé cómo lo hacía, pero las cosas iban saliendo y se fueron dando bien. Aunque mi maternidad, el trabajo, acabar los estudios y luego el doctorado significó dejar bastante de lado la creatividad como artista. Ya que después llegó mi segundo bebé. Fue sobre todo gracias a algunas mujeres que en los años noventa, con los chicos ya criados y la tesis acabada, volví a la pintura y el dibujo con intensidad. En los primeros noventa mi creación se volcó en la tesis, también una obra de creación, creo que allí nací como escritora. Pero a partir de finalizarla, hasta principios de los dos mil expuse bastante.

Eras una de las muchas argentinas que llegaron a Barcelona huyendo del régimen dictatorial. El exilio del cono sur en los años setenta del siglo pasado trajo consigo un gran número de artistas, escritores, cineastas… a Cataluña, ¿opinas que se ha identificado y reconocido esta aportación?

Quiero aclararte que yo no huí sólo de la represión política, me fui antes del golpe militar en la época del gobierno de Isabel Martínez y la AAA (Alianza Anticomunista Argentina), sino también de una sociedad con la que me sentía muy incómoda. Mi origen proletario, de izquierdas y de barrio muy periférico me marcó mucho. No había oportunidades para mí, entonces, como estudiante de arte yo soñaba, como toda /o argentino/a con el viaje a Europa a conocer los lugares donde deambulaban los fantasmas de mis lecturas, y los músicos del rock que me señalaban la posibilidad de otra vida, donde nadie me tirara piedras por mi manera de vestir, ni me gritara desde un camión hippie puta, ni hiciera alusiones a las redondeces de mi cuerpo, ni tocara mi culo en el transporte público… Pero en París comprobé que el machismo de ciertos hombres hacía también intransitable algunos espacios. No obstante, aprendí a defenderme gracias a los grupos de autoconciencia feminista que allí sí que estaban organizados. Siguiendo con tu pregunta, algunos hombres creadores han sido reconocidos; en cuanto a las mujeres, como siempre, casi no existimos, en tanto que argentinas y latinoamericanas en general, emigradas desde hace tanto tiempo, que hemos trabajado y casi siempre de manera altruista, que hemos sido activistas de todas las causas justas, no somos reconocidas de manera “oficial” aquí, ni allí, en Argentina, aún menos.

Hablemos de la actualidad, tu obra estuvo presente en la exposición del CCCB “Feminismos”, en ella se incluían bastantes artistas de tu generación (Mari Chordà, Marisa González, Eulàlia Grau…)  así como de unas cuantas artistas jóvenes. Como curiosidad observar la presencia de dos artistas millennials que unos pocos años antes se habían negado a participar en la edición barcelonesa del Festival Miradas de Mujeres, por no considerarse feministas ni desear que se las encasillara en el tema. ¿Qué opinión te merece este tipo de muestras? ¿Las atribuyes al momento? ¿A una moda que, como tal, será efímera? o por el contrario, ¿te parecen interesantes?

Me parece interesante que se proponga este encuentro de tan diferentes discursos de mujeres sobre un tema que es tan necesario. Ojalá llegara un momento en el que los reclamos feministas ya no lo fueran, que se dejara de asesinar o mutilar mujeres, por el sólo hecho de serlo;  que las mujeres y niñas y todos los cuerpos vulnerables dejasen de ser vendidos y comprados como mercancías; que las mujeres, sobre todo las más pobres, tuvieran en todo el mundo las mismas oportunidades laborales, formativas, artísticas para desarrollarse que los hombres; que no se negaran los derechos de decidir sobre sus cuerpos y su sexualidad… y tantas otras cosas por las que aún debemos seguir luchando y creando, por el fin del patriarcado y el capitalismo depredador. Cuando no haya más que reivindicar, ya entonces, podrá decirse que los feminismos han pasado de moda y no será más necesario hablar de ello ni quizás hacer exposiciones sobre ello. No entiendo el que haya mujeres que digan que no se identifican con estos temas, supongo que por falta de información acerca del significado histórico del feminismo.

Elsa Plaza, Bailando sola

Tu obra, tanto pictórica como de ilustración, tiene como tema fundamental el cuerpo de mujer. Son habituales las mujeres de proporciones grandes, en actitudes siempre alegres con ganas de disfrutar de la vida y de sus cuerpos. La gama cromática, generalmente cálida y contrastada, afirma estas ideas. ¿Estás de acuerdo?

Sí, es así, siempre expreso mi parte más divertida en mis trabajos, aunque, a veces, algo irónica, pero me sale así, en ellos soy también algo agresiva y descarada; algo que me cuesta bastante serlo en mi vida, al menos es lo que creo. Aunque es difícil saber cómo nos ve la gente. 

Elsa Plaza, Lectora

Pero también tienes trabajos donde combinas el lenguaje figurativo con la abstracción, como las imágenes que ilustran el libro L’encís dels esbossos de Judith Usall, o que combinan el collage como tu serie sobre la maternidad…

Sí, es verdad, en el trabajo que hice para Judith utilicé las páginas del programa que distribuía la Filmoteca de Cataluña, me encantaba dibujar en ellas como si fuese un cuadernito. Los fondos con letras y fotos pequeñitas eran muy inspiradores, pero desde la pandemia los han dejado de distribuir. En Las Maternidades utilicé papeles antiguos, me encantan los papeles viejos, tienen un olor especial y unos colores que sólo los da el tiempo. Y la abstracción de ciertos fondos surge de las formas que dan esos papeles.    

Para acabar, quería hacer referencia a otro aspecto de tu trabajo: últimamente se ha estrenado una película, La vampira de Barcelona, con mucho éxito de crítica y público, además de la concesión de diversos premios. Viendo el film es inevitable pensar que director y guionista conocen muy bien tu insoslayable investigación sobre el tema, que has plasmado tanto en una novela y como en un ensayo. Es bastante sorprendente la falta de reconocimiento al trabajo de las historiadoras, ¿qué nos puedes contar sobre este asunto?

¡Puf!… Sí, yo la he visto tres veces, por diferentes circunstancias y cada vez que la veo descubro que hay detalles de información que están allí porque alguna vez los encontré en alguno de los documentos a los que accedí. O son conclusiones que saqué después de comparar muchos periódicos y de muchas relecturas. El mismo director reconoció en entrevistas de prensa la lectura de mis trabajos, y sé que también las actrices los leyeron. A mí me entrevistaron cuando estaban haciendo el guión, largas horas de conversación que fueron compensadas con un té que me sirvieron en el bar donde me cité con los guionistas. En fin, ya estaba acostumbrada a que me llamaran por teléfono o me pidieran clases en la Universidad, algunas gratis, donde explicaba mi trabajo de investigación. Estudiantes o algún profesor, o alguien que estaba averiguando datos sobre el tema de la secuestradora de niños del Raval… van utilizando lo que me ha llevado muchos años investigar. Se hicieron podcasts para vender a EEUU, trabajos de máster, de fin de carrera, etc., y yo daba mis horas y todo lo que había averiguado desde el año 2004 que fue cuando comencé a ir a archivos a buscar información sobre este caso. Creo que el trabajo que hacemos quienes nos dedicamos a hacer investigación seria y recurrimos a archivos y a hemerotecas de manera sistemática es, muchas veces, aprovechado por personas que, gracias a nosotras se ahorran esta tarea y sin ningún escrúpulo echan mano de ello. Son casi siempre personas con prestigio y contactos que hacen uso de la información para elaborar sus productos que saben colocar bien. En fin, sólo nos queda el derecho al pataleo.  

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