LA IBEROAMERICANA DE TORO. MUJER, ARTES Y CULTURA EN LA IBEROAMÉRICA DL SIGLO XXI.
Sgún los organizadores, para La Iberoamericana de Toro «el objetivo fundamental es difundir la producción artística de mujeres de Iberoamérica en el siglo XXI, no exento de un plano de reivindicación de igualdad aún pendiente de consolidarse más allá de los pasos avanzados hasta la fecha y claramente insuficientes». En la Primera edición, el país invitado es México.
Precedida por los Encuentros Delhy Tejero (Toro, Zamora, 1904 – Madrid 1968) durante los días 9 y 10 de julio, en los que participaron varias artistas seleccionadas para la muestra por Víctor del Campo, reune unas 150 obras de diferentes disciplinas realizadas por una treintena de artistas de diversas tendencias. Inés Vila, sobrina nieta de Tejero, se ha encargado junto a Fernando Muñoz del excelente diseño de la exposición. En la inauguración tuvo lugar la performance “Rito” de Susana Guerrero.
Entre las mexicanas encontramos a Susana Casarin, Ximena Perez Grobet, Flavia Tótoro; y “Cuerpo, dolor y sombras”, una serie de videoperformances que se proyectarán sucesivamente en el pabellón de Mexico firmada cada una de ellas por las siguientes artistas: María Eugenia Chellet, Sarah Minter, Ximena Cuevas, Grace Quintanilla, Inmaculada Abarca, Lysette Yoselevitz y Mónica Dower. Las obras pertenecen al fondo del Museo La Neomudéjar y la curaduría a Mónica Sotos.
Del panorama en España se ha seleccionado a Gloria García Lorca, Susana Guerrero, Pepa Mora, Marina Núñez, Rut Olabarri, Natalia Pintado, Eva Rodríguez Góngora, Mar Solís y Marina Vargas.
Para empezar, la elección en el título del término «mujer», en lugar del más adecuado «mujeres», ya nos avisa del punto de partida «esencialista» de este proyecto, si es que los organizadores son conscientes del matiz. Y a pesar de que se ha partido de la figura de Delhy Tejero, incorporando a allegados, parece que no se ha encontrado un hueco para algunas, como la pintora de abstracciones Pepa Caballero, fundadora del colectivo Palmo en Málaga, pero muy vinculada a Toro. La selección es amplia y dispar, sin que se encuentre ningún hilo en común. El turismo cultural junto a la noción implícita de «festival» veraniego parece ser justificación suficiente para esta propuesta desigual, y sin argumento.
Al margen de que la instalación en algunas sedes sea adecuada y en casos relevantes, de destacado relieve escenográfico en el marco sacro, como ocurre con las pìezas de Marina Núñez y de Marina Vargas.
Una de las obras con mayor fuerza estética de la exposición puede verse en la iglesia del Santo Sepulcro, donde la artista Marina Vargas ha reconstruido la imagen inversa de ‘La Piedad’ con un intercambio de papeles en el que Cristo es el que sujeta el cuerpo yacente de la Virgen, con su corazón en la mano y el color rojo que tiñe toda la obra. Junto a una escultura de Mar Solís, en la Iglesia del Santo Sepulcro.
En este templo también conviven con el arte sacro los trabajos en barro de Marina Anaya, la cestería de Idoia Cuesta, los textiles de Irene Infantiles, la forja de María Oriza, las esculturas de Mercedes Vicente, en un diálogo entre tradición y creación del siglo XXI.
En otras sedes:
La Iberoamericana de Toro. Sedes: Casa de Cultura de Toro, Palacio de los Marqueses de Castrillo.- Iglesia de San Lorenzo.- Iglesia de San Sebastián.- Iglesia del Santo Sepulcro.- Palacio de los Condes de Requena.- Iglesia de San Agustín.- Teatro Latorre. Hasta 15 de septiembre 2021.
