CATACLISMO

AURELIA NAVARRO. LA POÉTICA DE LA INTIMIDAD

AURELIA NAVARRO. LA POÉTICA DE LA INTIMIDAD

Redacción

Primera retrospectiva dedicada a la pintora granadina activa en la escena artística española de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En ella se exhiben, junto a su emblemático Desnudo de mujer, más de 70 obras pertenecientes a las colecciones de la familia de la artista.

Aurelia Navarro Moreno (Pulianas, Granada, 1882-Córdoba, 1968) constituye un caso de particular interés en la escena artística española de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Por un lado, su itinerario profesional representa el de otras artistas coetáneas -muchas de ellas aún poco conocidas- que, pese a los obstáculos derivados del hecho de ser mujeres en una sociedad marcadamente patriarcal, consiguieron desarrollar su talento creativo y, más aún, ocupar un lugar propio en el panorama artístico nacional. Por otro lado, por la valoración de su talento creativo por parte de la crítica coetánea que superó, de forma generalizada, el sesgo sexista con el que habitualmente se juzgaban las obras realizadas por las artistas.

Nacida en una familia granadina ilustrada, recibe una educación que fomenta sus aptitudes creativas en dibujo y pintura, habitual entre las jóvenes burguesas de finales del siglo XIX. Su primer maestro fue el artista granadino José Larrocha, quien le transmitió su interés por los espacios rurales y los paisajes del entorno de la Alhambra, que serían una constante en su trayectoria artística. A los 18 años pasa al taller del pintor y catedrático Tomás Muñoz Lucena, quien se había formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, había sido pensionado en la Academia de España en Roma y premiado en varias exposiciones nacionales, además de haber pasado un tiempo en París, donde había conocido a los pintores impresionistas.

En los primeros años del siglo XX Aurelia decide dedicarse profesionalmente a la pintura. Consiguió una beca de la Diputación de Granada que le permitió trasladarse a Madrid y optó por presentar sus obras a las exposiciones de bellas artes provinciales y nacionales. Tenía 22 años cuando obtuvo una mención de honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes, concedida por un jurado presidido por Joaquín Sorolla. Dos años después recibe una tercera medalla del Jurado, presidido por Francisco Pradilla, con su Retrato de señorita, tenido por autorretrato. En 1908 presenta una nueva obra a la Exposición Nacional, con la que consigue la tercera medalla, idéntico premio al que recibe María Blanchard con su obra Los primeros pasos. Aurelia había pintado un Desnudo de mujer en el que rinde homenaje a la Venus del Espejo de Velazquez, que poco antes había sido comprada por la National Gallery de Londres mediante suscripción popular. Se llegó a considerar que merecía un premio mayor, hasta la infanta Isabel quiso conocer a la artista. Pero el Estado rehusó adquirir la obra, como era costumbre en estos premios. Aunque acabaría siendo adquirido por la Diputación de Granada, por dos mil pesetas. En 1910 aparece como una de las socias fundadoras de la Asociación de Pintores y Escultores de España. Navarro era el número 80 de un total de 267 miembros, entre los que únicamente once eran mujeres.

Aunque no se conoce con certeza qué ocurrió en la vida personal y familiar de la artista a partir de entonces, parece que la presión de la prensa, que pretendía conocer detalles de su vida, resultó abrumadora para su entorno. Su padre la llevó de vuelta a Granada. En los años siguientes, Aurelia pareció desinteresada en participar en nuevas exposiciones nacionales y de sus temas costumbristas de brillante colorido pasó a centrarse en temas religiosos. En 1923, cuando contaba 41 años, ingresó en el convento de las Adoratrices de Córdoba. Todavía trató de seguir pintando, ahora temas sencillos y domésticos, realizados precariamente, con pocos y malos materiales. En 1933 se trasladó a Roma, para pintar un retrato de la fundadora – María Micaela del Santísimo Sacramento- que iba a ser canonizada al año siguiente. Luego, volvió al convento cordobés, donde fallecería en 1968.

La trayectoria artística de Aurelia Navarro fue tan breve como intensa. Alcanzó su plenitud con apenas 26 años, lo que auguraba una prometedora carrera como pintora que, sin embargo, fue languideciendo paulatinamente en la segunda década del siglo XX, siendo prácticamente abandonada en 1923, cuando ingresó en el convento de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento. Posteriormente, tras haber obtenido el aplauso de sus contemporáneos a comienzos del siglo XX, la historiografía artística ensombreció su figura hasta hacerla desaparecer y hubo que esperar a estudios recientes para que fuera rescatada del olvido histórico y para que fuesen valoradas, de forma justa, sus aportaciones al arte español.

La exposición plantea un recorrido cronológico en el que se ve su evolución, desde una primera etapa llena de retratos femeninos más cercanos al costumbrismo a una segunda sala que concentra sus cuadros de paisajes y flores para llegar a una tercera sala en el que puede verse su Desnudo de mujer, la obra más celebre de la granadina en su día.

La primera sala titulada Miradas en femenino, contiene por tanto sus retratos de niñas, adolescentes y mujeres de mirada penetrante e incisiva, que en palabras de la comisaria describen “sus individualidades mediante sutiles matices afectivos”. Y, de forma sobresaliente en esa producción, sus autorretratos “que le permitieron profundizar en la captación de sus aspectos anímicos y psicológicos”. “En ellos, Aurelia Navarro se representó a sí misma con una franqueza descarnada, evidenciando su carismática personalidad”.

Autorrretrato, 1908

La segunda sala, la de las Naturalezas vivas, recoge las escasas pinturas en las que abordó las representaciones de flores y bodegones que evolucionaron desde representaciones convencionales en floreros a otras en plein air, en las que fusiona el género tradicional y el paisaje, por el que manifestó un profundo amor.

Aurelia Navarro. Jugando con las gallinas en el Carmen, 1906

Y la tercera sala y la que contiene las obras de mayor formato es aquella que contiene ese “universo de personajes femeninos” con un denominador común: “Todos reclaman un espacio propio en el que preservar su intimidad”. Según la comisaria Magdalena Illán, “mujeres en soledad sumidas en sus pensamientos o en la lectura de un libro”, como Desnudo de mujer, en el que la protagonista exhibe su expresión “complaciente” mientras observa su propio cuerpo en un espejo.

El proyecto expositivo que se presenta carece de precedentes, ya que es la primera vez que se plantea una exposición individual sobre Aurelia Navarro. Anteriormente, algunas obras han formado parte de exposiciones colectivas, como «Un siglo de pintura cordobesa» (1791-1891), celebrada en Córdoba en 1984, en la que era la única mujer artista representada. Posteriormente, la exposición comisariada por Magdalena Illán y Concha Lomba, «Pintoras en España (1859-1926). De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo», organizada por la Universidad de Zaragoza en 2014, mostró la emblemática obra de la pintora granadina Desnudo de mujer, en un contexto en el que se abordaba, bajo una perspectiva de género, la presencia de las pintoras en la escena artística española de la segunda mitad del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX. Más recientemente, en la exposición «Invitadas», organizada por el Museo del Prado en 2019, también exhibió esta pintura.

Aurelia Navarro. La poética de la intimidad, Museo Casa de los Tiros, C/Pavaneras, 19. Granada Del 17 de septiembre al 7 de noviembre de 2021.

Comisaria: Magdalena Illán Martín es Profesora Titular de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Investigadora Principal del Proyecto I+D+i «Agencia femenina en la escena cultural andaluza (1440-1940)» (PY20_01208) y miembro del equipo de investigación del Proyecto Las artistas en España, 1804-1939 (HAR2017-84399-P). Ha comisariado, junto a Concha Lomba, la exposición Pintoras en España. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo (1859-1926) (Universidad de Granada, 2014). Entre sus investigaciones, dirigidas fundamentalmente, al estudio de las artistas en España y en Francia durante los siglos XIX y XX, son reseñables -por estar estrechamente vinculadas al proyecto expositivo-, el artículo «Una joven que vale mucho y que llegará a ser una pintora eminente». Aurelia Navarro en la escena artística española de comienzos del siglo XX», Atrio. Revista de Historia del Arte, 2019, pp. 224-239, y la monografía Aurelia Navarro. Semblanza de una artista contra corriente, que será publicada por la Universidad de Zaragoza en 2021.

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