CATACLISMO

SEGUIR CON EL PROBLEMA: MARIBEL DOMÈNECH

Maribel Domènech durante su ponencia (2022)

SEGUIR CON EL PROBLEMA: MARIBEL DOMÈNECH
Por Ana Quiroga

Maribel Domènech es artista visual e investigadora en arte, género, textil y tecnología. Catedrática de Universidad en el Departamento de Escultura de la UPV, desde 1990 forma parte del Grupo de Investigación Laboratorio de Luz UPV y entre1998-2019 ha sido una de las portavoces de la plataforma ciudadana Salvem el Cabanyal; esta circunstancia ha hecho que su trabajo creativo oscile entre la creación personal y la colectiva, entre lo íntimo y lo social. Ha sido directora del Departamento de Escultura en 1990-1994 y en 1998-2004. Desde 2021 forma parte del Consejo Asesor del IVAM, Instituto Valenciano de Arte Moderno. Su obra está centrada en la experiencia vivida en lo cotidiano. Estas obras están organizadas por series: Historias de lo cotidiano (1982-1987), La luz, espíritu y tiempo (1988-1993) y Tejer el tiempo: lo íntimo y lo social de la vida cotidiana, entendiendo lo cotidiano desde ese punto de vista consciente de que lo cotidiano es lo social, un compromiso vivo que siempre se manifiesta como un reto, como una conquista incesante del presente. 

El 31 de marzo de 2022, Maribel Domènech abría el ciclo de conferencias Seguir con el problema, un ciclo de conferencias organizado desde M-arteyculturavisual que ha logrado ver la luz después de dos años de pandemia. Partiendo de la perspectiva interseccional, el objetivo central era responder a las tres cuestiones decisivas en la obra homónima de Donna J. Haraway: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

Apelando al carácter genealógico de la obra de Donna J. Haraway, Domènech nos invitaba a reflexionar acerca del carácter activista del arte desde una perspectiva feminista e interseccional. En este sentido, la ponencia de Maribel Domènech buscaba responder a esa pregunta inicial de Haraway «¿Quiénes somos?». Así, la conferencia se iniciaba con tres cuestiones decisivas: ¿De qué hablamos cuando hablamos de mujeres en el arte?, ¿qué sujetos políticos definen el espacio artístico actual? y ¿qué cuerpos se integran en el sistema del arte y por qué razones?

Desde la noción de urgencia de Donna J. Haraway, Maribel Domènech nos habla de esa necesidad consciente de atender a la crítica situación actual de nuestro planeta. Rehuyendo de esa perspectiva fundamentalmente utilitaria que Haraway acusa al sistema capitalista, se proponía un nuevo enfoque donde esa necesidad imperiosa de ser narradas en femenino plural se impusiese a las premisas pragmáticas y patriarcales. 

En este sentido, Domènech retomaba el concepto radial de Haraway, haciendo referencia a esa red de cuidados, de hilos, entretejiéndose y construyendo nuevos espacios seguros entre todas. Una suerte de narración propia donde la voz germina en femenino plural y se deshace de la unicidad impuesta por el patriarcado. De este modo, nos acercamos a través de una genealogía propia al devenir del pasado siglo XX, donde la acción parecía determinarse en un masculino singular impuesto. A través de la mirada de Domènech y Haraway, el devenir histórico del siglo XX no solo se reconforta con la lucha feminista de los años setenta, sino que apura una red propia determinada por todas aquellas olvidadas y borradas de la narrativa oficial. 

Siguiendo con el problema y enfrentándose a él, postularse al margen del canon impuesto y apelar a todas aquellas artistas no nombradas por la Academia se torna una cuestión central para esta nueva etapa. Para ello, Maribel hace referencia a su propia trayectoria como creadora dentro de una vía única: aquella en la que la tecnología y la creatividad se entrecruzan. En ese nuevo verse desde la genealogía feminista, Maribel Domènech recupera el legado las mujeres en la tecnología, desde Ada Lovelace hasta Marie Skłodowska-Curie. 

En esta línea, Maribel Domènech apuesta por un discurso propio donde el compromiso social es clave en su devenir artístico. Una evolución donde el colectivo es clave, al mismo tiempo que la necesaria y presente crítica hacia la tecnología. Una mirada construida desde una sororidad plural que permita abarcar las diferentes facetas del arte y de la tecnología sin olvidar el peso del colectivo en todo ello. Esto es, el compromiso social no debe de quedarse únicamente en el sujeto y/o individuo, sino que ha de trascender a este para así instalarse en una nueva narrativa interseccional y abierta. Un nuevo capítulo de la historia donde las realidades cotidianas trascienden a través de acciones tan singulares como la obligatoriedad de cursar asignaturas con perspectiva de género en las formaciones académicas.

Dentro de su compromiso social y fuertemente vinculado a su interés por lo tecnológico, Maribel Domènech forma parte del grupo de investigación «Laboratorio de luz» (https://laboluz.webs.upv.es), junto con otras fundadoras del mismo como María José Martínez de Pisón, Trinidad Gracia Bensa y Salomé Cuesta Valera. Dentro de este grupo de investigación, integrado dentro de la red de trabajo de la Universitat Politècnica de València, se han llevado a cabo exposiciones como LuxData_25 o proyectos como Idea-Imatge-Universitat Reloaded (2019). 

La energía de una segunda piel (Maribel Domènech, 1992)

El profundo interés de Maribel Domènech por la tecnología se vislumbra desde sus inicios artísticos. Así, obras como La energía de una segunda piel (1993) revela ya la fascinación de la artista por aunar en su trabajo las innovaciones tecnológicas y la estética, sin olvidar nunca ese compromiso social con el colectivo. Fruto de ello son también Ni celeste, ni eterno (1993) o Acción Continua (1994-2009), vídeo en HD en bucle de 4 minutos, editado por Noé Bermejo. A su vez, Maribel Domènech se sirve de su propia identidad para construir la obra Autorretrato (2001-2020), en la que recoge su propia evolución a lo largo de los años y que apela a la necesidad imperiosa de toda artista de alejarse de sí misma para poder ver, (re)pensarse y, desde ese punto, seguir en el camino.

En esta línea, la obra Existir es resistir (2005-2020) hace gala igualmente de esa voluntad de permanencia, de rebeldía frente a la fugacidad y a la opresión sistemática y sistémica. Compuesta por una imagen digital Lambda laminada ultralight que recoge a su vez la obra Autorretrato, en una suerte de metadiscurso propio de la artista. Acompañando a la imagen encontramos una pequeña estructura con forma de casa, compuesta de hilo eléctrico blando. Junto a esta, las palabras «empoderamiento, resistencia, rebeldía», dibujadas con acero dulce, terminan de enmarcar esta potente obra simbólica. 

Seguimos de luto y con rabia (Maribel Domènech, 2019)

El compromiso social de Maribel Domènech se vislumbra igualmente en obras de carácter performático como Vidas interrumpidas (2008). En ella, plantea una intervención crítica acerca de la violencia machista, realizada con carácter efímero en el Calvario de Sagunto. Para ello, utiliza guirnaldas de leds color rojo que simbolizan, cada una de ellas, a cada mujer asesinada. Un trabajo que la propia artista canalizó en Seguimos de luto y con rabia (2019), obra que consistiría en juntar cada uno de esos leds rojos para configurar un mensaje de unidad frente a la violencia machista. El título de la misma hace referencia al trabajo de Suzanne Lazy y Leslie Labowitz «Con luto y con rabia».

En este punto, la presencia de las redes como contingencia y resistencia se desplaza a la obra de Domènech a través de esa suerte de manto de leds que componen gran parte de sus obras. En el caso último de Seguimos de luto y con rabia, los nombres de las asesinadas, recogidos en un vinilo, se reflejan en el vestido, compuesto cien formas triangulares entretejidas, que simbolizan cada uno de los feminicidios cometidos.

Desplazándose más allá del cuerpo como esqueleto y de la piel-led como espejo y/o sujeto de mutaciones, el trabajo de Maribel Domènech parte inequívocamente de esa misma red de redes que recoge Haraway. En el caso de Domènech, el hilo de la resistencia se refleja dentro y fuera de nuestras fronteras. Desde el trabajo colectivo que la artista realiza con las mujeres y vecinas del Cabanyal hasta los trazos de la resistencia saharaui en el proyecto Tejer la resistencia (2009).  

Aventurándose más allá de los márgenes, la presencia constante de esas redes entretejidas en el trabajo de Maribel Domènech nos recuerda que la rebeldía sigue siendo una vía factible. Accionándola desde el gesto justo y decidido y asumiendo una posición de resistencia, su trabajo es símbolo y reflejo de esa posibilidad abierta que es el arte para configurar otras vías posibles y reales frente a la pulsión prágmática del sistema.

Tejer la resistencia (Maribel Domènech, 2009)

 

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