CATACLISMO

SEGUIR CON EL PROBLEMA: MARINA VARGAS

Marina Vargas en Seguir con el problema (2022). Foto: Marisa González.

 

SEGUIR CON EL PROBLEMA: MARINA VARGAS
Por Ana Quiroga

Marina Vargas es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada (2006). Realiza el Programa Oficial de Doctorado en Lenguajes y Poéticas en 2009. En la actualidad está terminando el Máster en Producción e Investigación en Arte en la misma Universidad. Es presidenta de la Plataforma Intra-Venus. Asociación para la visibilidad y el apoyo de las creadoras con cáncer. Su obra se encuentra en las siguientes colecciones: CA2M,Centro de Arte Dos de Mayo, Móstoles, Madrid; CAAM, Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas de Gran Canaria; Artium, Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz; Colección DKV; Centre d’Art Contemporain Essaouira, Ifitry, Marruecos; Museo Fundación Gregorio Prieto, Ciudad Real; IAJ, Instituto Andaluz de la Juventud; Colección de Arte Contemporáneo Colección Caja Rural de Jaén; CAC, Centro de Arte Contemporáneo de Málaga; Colección Salvat o Fundación Benetton, entre otras. Son muchas las ferias nacionales e internacionales en las que ha participado, así como los reconocimientos recibidos, entre los que cabe destacar el Premio a la Mejor Artista en 2021 de la asociación Blanco, Negro y Magenta. 

Dentro del ciclo de conferencias Seguir con el problema, que tuvo lugar en Madrid del 31 de marzo al 2 de abril de 2022, la artista Marina Vargas aportaba su propio punto de vista sobre esa problemática planteada inicialmente por Donna J. Haraway de ¿Quiénes somos? Para ello, Marina toma su propio cuerpo como campo de experiencia y deja que este lo atraviese y narre. Asumiendo la enfermedad como un trance, un cambio más en las infinitas mutaciones ambientales y directas que nos atraviesan, el cuerpo supera el estado de lo categórico y trasciende, adaptándose al ambiente y asumiendo lo real. Una vía que parte de su intensa trayectoria donde lo referencial, la fragilidad y/o futilidad de la existencia y la imperiosa necesidad de (re)pensarse forman parte del eje central de su propio meta-relato.

Siguiendo con la línea de Donna J. Haraway, Marina Vargas busca responder en su ponencia a la pregunta de ¿Quiénes somos? Para ello, parte de su propia subjetividad como experiencia, canalizando esa fuerza creativa a partir de su cuerpo como vía de expresión.

Tras recibir su diagnóstico de cancer de mama en 2019, en plena pandemia, Marina Vargas tuvo que hacer frente a una nueva realidad. Asumir, asumirse, dentro de un nuevo contexto doblemente desafiante, sumando las revisiones y operaciones constantes que implica el cáncer a las contingencias derivadas por la situación pandémica a nivel internacional.

Si en el texto de Haraway la naturaleza se revela al sometimiento que ejerce sobre esta el sistema capitalista, en la obra de Marina Vargas, el cuerpo es la vía última de somatización del entorno que lo determina. Tal y como la propia artista narraba en la conferencia, tras recibir la noticia de su estado de salud sintió que no solo su cuerpo mutaba, sino también su identidad como mujer y, en última instancia, como ella era percibida por su entorno, desde colegas de la profesión hasta amigos y familiares. 

Contra el canon (Marina Vargas, 2021).

Al pasar de ser un cuerpo sano/útil dentro de la prágmática dualista de capitalismo y patriarcado a un cuerpo enfermo, este asume una suerte de posición subalterna respecto al relato oficial. Para Vargas, el diagnóstico de cáncer le condujo a un nuevo intra-relato donde su valía como sujeto político era cuestionada, pasando a ser percibida aún más si cabe desde lo pasivo. Desde el paternalismo del rosa de polietileno que cuestiona. Que calla y otorga. Que imposibilita toda vía creativa más allá de los colores fríos de las salas de oncología. Hasta que una dice basta. Y rompe. Y deja que el cuerpo sea sujeto. Sujeto de somatizaciones externas, de dolor, pero también sujeto artístico. Y ahí es desde donde es posible comenzar a crear un relato propio.

Recogiendo las palabras de Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas, Vargas asume y entiende la enfermedad como «el lado nocturno de la vida». En esa línea, Vargas busca superar la visión reducida y condescendiente que gran parte de la sociedad sigue conservando hacia las diagnosticadas con cáncer, especialmente el de mama. Según Vargas, la imposición social de la heroína, de la guerrera utópica que puede con todo, no sería más que una extensión capitalizada del arquetipo de mujer ángel. La mujer que cuida. Que se cuida. Y que no siempre asume el cuidado que cabe tener con tantos cuidados.

Buscando acoger sororamente a las compañeras que habitan la misma realidad estigmatizada del cáncer, Marina Vargas crea la asociación Intra-Venus el 2 de febrero de 2022. El nombre de la misma es un homenaje a la activista y artista feminista Hannah Wilke, pionera en los procesos de reapropiación del cuerpo diagnosticado de cáncer. El símbolo de la misma es una escultura en mármol de Marina Vargas, realizado en 3D a partir de un escáner de su propio cuerpo. 

Alejándose de esa Venus idílica y proyectada desde la mirada masculina, la Intra-Venus de Marina Vargas nos mira desafiante mientras levanta el brazo derecho. Un gesto con ecos revolucionarios que donde el hueco, la otredad, ocupa el lugar protagonista, arrebatándoselo al arquetipo fijado. Un cuerpo ciborg, como afirma Marina Vargas, concebido por la máquina. Un cuerpo esculpido e imperfecto que se impone al canon. Que lo rompe y lo cuestiona. 

Esa ausencia de la mama cuestiona igualmente al sistema de la moda de Roland Barthes. Tal y como recoge Vargas, la imposición estética del canon femenino impide otros modelos donde el pecho esté ausente o parcialmente presente. Un nuevo modo de imponerse no solo a la enfermedad, sino al mundo que condiciona a los cuerpos a  ese binarismo de lo utilitario vs lo marginal. Un canto a la sororidad que se entreteje, como las raíces de Haraway, más allá de los arquetipos impuestos. Que se aferra a la vida, asume el dolor y trasciende al canon. Un cuerpo quizá ciborg, pero más humano y real que aquellos regulados y fijados desde la mirada paternalista de este capitalismo tardío.

Integrantes de Intra-Venus y otras compañeras (2022). Foto: Laura M. Lombardía/CNIO.
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