CATACLISMO

SEGUIR CON EL PROBLEMA: CONCHA LOMBA

Concha Lomba en Seguir con el problema (2022). Foto: Marisa González.

SEGUIR CON EL PROBLEMA: CONCHA LOMBA
Por Ana Quiroga

Concha Lomba Serrano es Catedrática de Historia del Arte y en 2019 fue elegida Directora del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades (IPH) de la Universidad de Zaragoza. Es, además, conservadora del Cuerpo Facultativo de Museos (en excedencia voluntaria) y desempeñó su trabajo en el MEAC y en el MNCARS (1987-1192). En materia de investigación, es la IP del grupo de investigación Vestigium desde 2009, y de diferentes proyectos de investigación obtenidos en convocatorias competitivas; el más reciente, Las artistas en la escena cultural española y su relación con Europa, 1803-1945 (2021-2024). Es autora de más de doscientas publicaciones en forma de libros y artículos en revistas especializadas, siendo el arte contemporáneo y los estudios de género sus principales líneas investigadoras. Una de sus últimas aportaciones que aúna ambos campos ha sido Bajo el eclipse. Pintoras en España, 1880-1939 (CSIC, 2019). En materia de transferencia ha comisariado medio centenar de exposiciones temporales en diferentes museos públicos y entidades privadas —Goya e il mondo moderno (Milán 2010) o Hacia poéticas de género(2022) y dirige una base de datos sobre las artistas españolas entre 1804 y 1939.

El 1 de abril de 2022 tenía lugar la segunda cita con el ciclo de conferencias Seguir con el problema, organizado desde M-Arte y Cultura Visual. Una jornada que presentaba Maite Méndez Baiges, Catedrática de Historia del Arte e integrante del Consejo Editorial de este medio. Dentro  de este segundo encuentro, se pretendía responder a otra de las cuestiones claves que enuncia Donna J. Haraway en Seguir con el problema: «¿De dónde venimos?». Una cuestión con un fuerte carácter genealógico que apela sin duda a esa historia de las mujeres (también conocida como herstory en inglés) y que se construye mano a mano con el trabajo de las divulgadoras e investigadoras académicas. 

La primera en intentar responder a esta compleja cuestión era Concha Lomba, Catedrática de Historia del Arte muy vinculada a esa herstory desde la perspectiva española, con reconocidos trabajos como Las artistas en la escena cultural española y su relación con Europa, 1803-1945 (2021-2024) o Hacia poéticas de género (2022). Esta última exposición, en cuya comisariado intervendrían igualmente voces como la de Estrella de Diego, Alicia Fuentes (Universidad Complutense de Madrid) o Estar Alba (Universitat de València) entre otras, buscaba precisamente responder a ese vacío historiográfico y genealógico en femenino plural. 

Es precisamente en Las poéticas del género donde se intenta dar respuesta a esa compleja cuestión que planteaba Haraway: «¿De dónde venimos?». Esta misma, que se inauguraba en el Instituto de Arte Contemporáneo Pablo Serrano de Zaragoza el 22 de marzo de 2022, se estructura en seis bloques que recogen la obra de 71 mujeres. Con un total de 111 obras, provenientes de centros tan diversos como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional de Arte de Catalunya o la Biblioteca Nacional de España, una de las señas de identidad más claras de Las poéticas del género es su afán por construir ese relato colectivo en femenino postergado a lo largo de los siglos.

Cartel de la exposición comisariada por Concha Lomba.

Precisamente es su experiencia como comisaria al frente de Poéticas del género la que le permite a Concha Lomba elaborar un relato en torno a las mujeres artistas desde 1804 hasta 1939. Partiendo de esa selección previa, Concha presentaba dentro del ciclo de Conferencias Seguir con el problema una serie de relatos que nos acercan a la vida y obra de algunas de las mujeres artistas que lograron imponerse al silencio patriarcal sistemático y sistémico.

La primera de ellas es María Tomasa Palafox, artista nacida en 1780 en Madrid y fallecida en Nápoles en 1835. Pese a que su trabajo le permitió llegar a integrar la Academia de las Artes de San Fernando, su obra pasaría desapercibida. De ella conocemos más los aspectos personales y ciertamente anecdóticos, como que fue Marquesa de Villafranca y llegaría a ser retratada por Goya, que por su perfil artístico.

Otra de las olvidadas es Rosario Weiss Zorrilla, pintora madrileña del siglo XIX nacida en 1814 y fallecida en 1843. Al igual que sucedía con María Tomasa Palafox, en el caso de Rosario es su relación familiar con Goya la que la convierte en mínimamente visible. Hijastra de Goya, Rosario Weiss arrastrará toda su vida ese parentesco como única vía de acceso al imaginario cultural español. De todas sus obras, solo aquellas que recogen esa relación directa con Goya lograron pasar a la genealogía hispánica del arte.

Casa de Vecindad (Adela Ginés y Ortiz, 1901)

En tercer lugar, Concha Lomba señala el caso de Adela Ginés y Ortiz. La artista, nacida entre 1845 y 1847 en Madrid y fallecida en la misma ciudad entre 1918 y 1923, apenas fue reconocida, al igual que sus predecesoras. Si bien llegaría a formar parte de la Exposición Universal de París, la comparación continua de su trabajo con el de su pareja masculina la condicionaría al anonimato a gran escala.

El cuarto relato que destaca Lomba es el de María Luisa de la Riva. La artista, nacida en Zaragoza en 1865, fallecería en Madrid en 1926. De toda su obra cabe destacar la presencia de bodegones de flores que desafiaban el tamaño reducido impuesto desde la academia. Asumiendo a través de ese reajuste estructural de la obra una suerte de toma de conciencia artística, María Luisa de la Riva parece imponerse en su propio modo al relato marcado desde el sistema patriarcal del arte. 

Uvas de España (María Luisa de la Riva, 1895)

El quinto relato es el de Eulalia de Abaitua y Allende-Salazar, fotógrafa española nacida en Bilbao en 1853 y fallecida en la misma ciudad en 1943. De su caso cabe destacar su valentía y fuerza para desligarse de las temáticas tradicionalmente adjudicadas a las mujeres, irrumpiendo así en eventos sociales en los que las mujeres no siempre eran bien recibidas. 

Éxtasis (Aurelia Navarro, 1916)

La sexta artista que destaca Lomba es Aurelia Navarro, artista española nacida en Granada en 1882 y fallecida en Córdoba en 1968. De entre todas sus obras pictóricas, caracterizadas por un trazo suave y protagonizadas por mujeres, cabría destacar su valentía para retratar el desnudo femenino de un modo propio. Rompiendo con la hegemonía cosificadora de la mirada masculina, Aurelia Navarro logra apuntar un erotismo feminista propio. Una de sus obras más polémicas, Éxtasis (1916), muestra a una mujer en plena expansión sensorial. Una hazaña que la acabaría expulsando de los círculos sociales, terminando sus días recluida en un convento.

La séptima artista a la que presenta Concha Lomba es Lola Anglada, nacida en Barcelona en 1896 y fallecida en 1984. Su trabajo artístico, de corte intimista, presenta una notable cercanía a la infancia. Habiendo trabajado como ilustradora de revistas infantiles, entre sus destrezas artísticas se reconocen igualmente la escultura o la escritura. 

El octavo relato es el de Ángeles Santos Torroella, nacida en Portbou en 1911 y fallecida en Madrid en el 2013. De su trabajo cabría destacar obras de marcado carácter vanguardista como Un mundo (1929). En ella, una adolescente Ángeles Santos propone una desafiante visión de lo real en la línea de las vanguardias que imperaban en Europa. Un prometedor comienzo que se vería frustrado, al igual que en otros muchos casos, por la presión social. Tras casarse y ser madre, las posibilidades creativas de Santos se ven limitadas por su nuevo estatus. 

El noveno relato corresponde a la fotógrafa María del Remei «Mei» Rahola, nacida en 1897 en León y fallecida en Francia en 1959. Hija de una familia catalana burguesa, se interesa por la fotografía de un modo similar a como lo había hecho anteriormente Eulalia de Abaitua, Mei Rahola decide desligarse del canon y se interesa por la relación entre las mujeres y el deporte, fotografiando a diversas mujeres atletas y deportistas. 

El décimo y último relato lo ocupa la artista Maruja Mallo. Nacida en Viveiro en 1902 y fallecida en Madrid en 1995, fue una de las artistas surrealistas más reconocidas del periodo, y una de las pocas que logró pasar al imaginario colectivo español contemporáneo. Un estatus que recoge el recientemente publicado Catálogo Razonado de la artista. Ahora bien, tal y como sostenía Concha Lomba, la relevancia de esta artista no ha impedida que gran parte de su trabajo se desconociese, o no se analizase correctamente, hasta hace algunos años.

Una realidad que sigue presente en el caso de las otras artistas mencionadas, y otras tantas que no han logrado aún salir de los almacenes de los museos. Lejos de las buenas palabras de algunos comisarios, el sistema patriarcal sigue silenciando y ocultando entre bambalinas el trabajo de muchas. La cuestión es, ¿hasta cuándo?.

Maruja Mallo en su estudio (foto de archivo)

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