22+1 NO ES IGUAL A 23
Asun Requena Zaratiegui
Esta semana ha tenido lugar la performance se hace camino, de Verónica Ruth Frías dentro del ciclo, Visión y Presencia, comisariado por Semíramis González. La acción tuvo lugar el 25 de mayo a las cinco y media. Hora y media para preparar maquillaje y atrezo. Una de las características de las performances de la artista malagueña es la cuidada estética, y entre sus colores lucha, el rojo y últimamente The Pink, este último como concepto y color protesta en sus famosas frases cortas convertidas en cuadros, Pink Power.
No fue la primera performance que realizó en el día. Por la mañana, ante la atenta mirada de las personas que acudieron al evento entre la que estaba la ministra de Igualdad, hizo la performance, ¿A qué parece fácil?, performance donde la artista viste de rojo y sube sobre una gran pila de libros que forman parte de su vida, y cuando llega a la cima, repite la pregunta, como símbolo de lo que le ha costado llegar hasta el lugar donde está haciendo en ese momento la performance. La pila de libros se mueve y ella mantiene el equilibrio. Esta performance la hace en solitario o con más colaboradoras.
Volviendo a la del miércoles, el objetivo era la visibilización de la artista dentro del museo. Empezar un camino que no pare y que las artistas contemporáneas sean reconocidas dentro de los museos estatales. Si la colección apenas alberga 22 obras de mujeres, y todas pintoras, elige seis cuadros donde la mujer está representada más el de la baronesa Tita Cervera, por su papel imprescindible para que la colección esté en España y podamos disfrutarla. En las siguientes, el autorretrato como visión interna de la mujer, el desnudo como reclamo sexual y cosificación de la imagen de la mujer, el hombre por encima de la mujer en el trabajo, ellos de blanco sosteniendo la pesca y ellas, en el suelo colocando el pescado y de espaldas al espectador, sin rostro. Ellos de frente con sus mejores galas. En el más antiguo la mujer acicalada, y apoyada sobre un reclinatorio, encendiendo un calentador con forma de olla adornada por serpientes, símbolo del engaño y el pecado. En su mano una jarra que puede contener aceite o agua. Angelica Kaufmann, Berthe Morisot, Liubov Popova, Gabrielle Münter, Natalia Goncharova y Varvara Stepanova.
La acción comenzó en el hall del museo, donde la periodista Rebeca Marín Fraile, comenzó con su palabra a contextualizar la acción haciendo de guía para los presentes, insistiendo en la poca presencia de las mujeres artistas en el museo, y la importancia de la performance de Verónica Ruth Frías en el reconocimiento de las artistas contemporáneas y las antiguas, que se pierden entre los cuadros del heteropatriarcado que, por otra parte también está bien que se fundan, puesto que es la evidencia de la calidad, y ruptura de categorías.
Durante el recorrido, Rebeca Martín, hacía sonar un cuenco tibetano, para reiniciar la acción y terminar en cada exposición. Durante el recorrido repetía el nombre de la artista, y las colaboradoras repetían el nombre de la pintora con diferentes tonos, al llegar a cada una de las obras se tomaba la posición que las mujeres interpretadas en el cuadro tenían, potenciando las posturas de pinturas y haciéndolas más potentes, en su tridimensionalidad y repetición. La performance terminó con la postura reivindicativa Pink power de la artista feminista, Ruht Frías. Estuvo acompañada por: Ana Bayo, Ana Belpor, Asun Requena, Berta del Río, Lucía Peinado, Marie Delgado, Rebeca Marín y Elisa Miralles. En maquillaje y atrezo: Alicia Rosuna, Ana Beltrán, Inés Escobar, Andrea Gil y Sara Katati.
La performance se repetirá en el Museo Picasso de Málaga, adaptándose a la exposición de Paula Rego, el sábado 4 de junio en el programa Acciones Colectiva.