CATACLISMO

ENTREVISTA A ANNA DAUČÍKOVÁ

Upbringing by touch (Anna Daučíková, 1996)

ENTREVISTA A ANNA DAUČÍKOVÁ
Ana Quiroga

«El trabajo de Anna Daučíková ha transitado diferentes medios —vidrio, pintura, performance, fotografía y vídeo—, buscando interrogar la relación del cuerpo con el entorno arquitectónico y las construcciones ideológicas que lo rodean, incluido el género. En este sentido, y con relación a las premisas de su trabajo, para la artista «queer es siempre un adjetivo, no un sustantivo. Es una cualidad». 

(…) Daučíková se graduó en el Departamento de Vidrio en Arquitectura de la Academia de Bellas Artes de Bratislava en 1978 y poco después emigró a Moscú, donde permaneció hasta el año 1991, trabajó como sopladora de vidrio y formó parte del Sindicato de Artistas Soviéticos. A este periodo se debe su extensa práctica pictórica y su interés por la fotografía, provocado por el encuentro con el pensamiento feminista. A su regreso a Bratislava, a principios de los 90, participó en la publicación de la revista ASPEKT. Su práctica artística se desplaza en ese periodo hacia el ámbito de la performance y el activismo. También ha ejercido la docencia en las Academias de Bellas Artes de Bratislava y, posteriormente, la de Bellas Artes de Praga.»

Resumen de la bibliografía de Anna Daučíková para la exposición Not belonging to and in solidarity with en Artium Museoa, comisariada por Beatriz Herráez en colaboración con Zbyněk Baladrán (del 8 de abril al 18 de septiembre de 2022).

Along the axis of affinity en Artium Museoa (fotografía de Gert Voor int’ Holt)

En tu trabajo Along the Axis of Affinity los muros de los edificios, la ciudad en sí misma, se convierte en protagonista de la narrativa. En tu opinión ¿Cuál sería para ti el rol del espacio como agente en tu arte y, en definitiva, en la sociedad?

Está claro que la arquitectura está presente en mi trabajo. La arquitectura está presente por mi interés por la geometría y la comprensión espacial de lo que estoy haciendo. Considero que el espacio y la geometría del espacio juegan un rol decisivo en todos mis vídeos. Todos los que trabajan con la imagen en movimiento conocen que hay una cierta gramática. Y parte de esta gramática puede ser, incluso, una geometría. En Along the Axis of Affinity juega un rol especial, que yo no denominaría exclusivamente como un interés por la arquitectura. En este sentido, las fachadas de los edificios son también la membrana que comunica el espacio privado con el espacio público.

Además, en el vídeo intento rendir tributo a dos personas: el artista, poeta y pensador Valery Lamakh y la crítica de arte y escritora Anna Zavarova, que ya no están con nosotros. Ellos vivieron en Kiev durante el periodo soviético y ambos eran «agentes» y figuras formativas muy importantes en esa época para un pequeño círculo de amigos. Han sido, y siguen siendo, una referencia para los artistas ucranianos. Su legado sigue teniendo un mensaje importante actualmente, incluso para las generaciones más jóvenes, quiénes están intentando revisitar el pasado y reformular la memoria del país. En gran medida su trabajo no fue público durante el régimen soviético, ya que sus ideas no encajaban con la estricta línea ideológica y como personas creativas que eran iban más allá de las limitaciones impuestas.

Conocía a Anna y me encontré personalmente con Valery varias veces cuando yo vivía en la Unión Soviética, durante los años ochenta. Valery falleció prematuramente debido a su mala condición física. Esto fue debido al hecho que, de pequeño, durante la Segunda Guerra Mundial, Valery fue deportado a Alemania junto con muchos ucranianos para hacer trabajos forzados, trabajando todos ellos en unas condiciones deplorables que amenazaban seriamente su salud. Lo cierto es que Lamakh tuvo que trabajar dentro de depósitos metálicos limpiando químicos, un trabajo manual muy duro. Obviamente, él fue envenenado haciendo este trabajo. 

Along the axis of affinity (Anna Daučíková, 2015)

Fue precisamente en ese momento cuando Valery comenzó a leer filosofía alemana, libros que encontraba entre las ruinas, y ese fue el comienzo del principal trabajo de su vida, una voluminosa serie de dibujos que él mismo denominaría «schemata». Ese fue el detonante que le llevaría a desarrollarse como pensador, artista y poeta. Su práctica artística pública está principalmente conformada por mosaicos, obra por la que él es conocido como artista relevante e influyente dentro de la cultural oficial soviética ucraniana. A través de estos mosaicos Valery se desmarca de la norma, logrando construir, a pesar de la propaganda soviética, una suerte de perspectiva humanista y espiritual. Diseñaba el cuerpo humano dotado de capas de perfiles que no representaban únicamente los atributos clásicos de los trabajadores, típicos del imaginario de la propaganda soviética, sino también nuevas dimensiones para el cuerpo humano, desplazándose más allá de simplistas etiquetas. 

Decidí juntar y yuxtaponer los edificios de estos dos países: Alemania, donde él comenzó su trayectoria; y Kiyv (Ucrania), donde vivía y trabajaba como artista desde la década de los años cincuenta hasta la década de los setenta del siglo XX. Hice que los edificios se encontrasen mutuamente a través del movimiento de sus fachadas, cubiertas de baldosas de cerámica y formando conjuntamente redes móviles, alejándose y encontrándose de nuevo. Me parecía interesante que tras la guerra tanto en la Unión Soviética como en Alemania, por razones claras y no tan claras (como el factor industrial o la estética post-funcionalista en arquitectura) un gran número de edificios fuesen cubiertos por baldosas de cerámicas. En Colonia, por ejemplo, las fachadas parecían bastante sobrias y casi estériles, mientras que en Kiyv se trataba principalmente de elementos ornamentales que reinaban en los edificios. 

Along the axis of affinity (Anna Daučíková, 2015)

El principal desencadenante de todo esto en un principio fue la información que escuché de Anna Zavarova, amiga muy cercana de Valery. Ella me contó que en algunos de sus mosaicos Lamakh había empleado los motivos de su secretas «ilustraciones esquemáticas» y los había introducido ilegalmente dentro los mosaicos como un mensaje para las generaciones futuras. Para la censuraerestos esquemas, que hablaban sobre el universo y el ser humano, no fueron entendidos como tal, siendo en su lugar leídos como una suerte de ornamentos sofisticados. De este modo, Valery lograría finalmente huir de la fuerte censura que afectaba asiduamente con dureza el arte público en la Unión Soviética. Esta información me la confirmó igualmente su viuda, Alina Lamakh, quién por cierto es también una artista maravillosa y cuidó de su trabajo esquemático publicando su obra bajo el título de Books of Schemata». En este libro hay una fotografía de la fachada de la industria textil en Ternopoli, donde se ve claramente esta «schemata». Esperemos que siga existiendo… Tengo miedo de lo que habrá sido de esta valiosa herencia cultural tras el horror de la invasión militar de Putin. 

A través de la serie de dibujos de la «schemata», Lamakh intentaba articular una suerte de perspectiva propia del mundo, de la realidad de nuestra existencia, ofreciendo, junto a sus textos filosóficos y políticos, un testimonio único de ese momento, de esa época. Creo que es una evidencia importante de la existencia de enfoques modernistas dentro de la aparentemente totalizadora cultura visual de la URSS. Cabe decir que los propios textos que Anna Zavarova estaba escribiendo sobre Lamakh tuvieron que esperar a que el régimen soviético colapsase para ver la luz y ser finalmente publicados. 

Along the axis of affinity (Anna Daučíková, 2015)

En relación al peso simbólico y real que han tenido las figuras de Anya Zavarova y Valery Lamakh en Along the Axis of Afinity, ¿podrías decirnos cómo han evolucionado estas y otras referencias a lo largo de los últimos años de tu carrera?

Es difícil para mí resumir y dar una respuesta precisa. Está claro que mis referencias han evolucionado y cambiado desde los años ochenta hasta ahora, como yo misma lo he hecho, así como mi vida en general. Vivimos en un mundo completamente distinto, y no siento que sea sencillo aplicar cualquier tipo de referencia. Me mudé de la URSS a Europa Central y nuevas realidades y conceptos tomaron el relevo. El feminismo, el activismo LGBT, el pensamiento queer, nuevos medios de comunicación, la educación y las academias artísticas, todo esto me ha hecho rearticular mi trabajo y a mí misma. Lo que es realmente urgente para mí es el hecho de la guerra y la evidencia de que otro enorme cambio en la situación mundial está a punto de suceder… claramente, el principio de la guerra me hizo entender que las prioridades actuales son cambiar e intentar resolver la situación en Ucrania. Al mismo tiempo, el mundo no ha parado de moverse y tenemos que mirar literalmente a todo y todos lados de manera diferente, así lo veo yo. Cómo hacer arte ahora mismo, y qué hacer… hay demasiados temas que no están siendo tenidos en cuenta, demasiadas voces que que se están olvidando.

Pienso que estas dos voces, Anna Zavarova y Valery Lamakh, no son las únicas que deben ser escuchadas hoy en día. Queremos prevenir la amnesia, la pérdida de memoria e historia. En ese momento existían otras muchas voces disidentes y siguen existiendo actualmente como una evidencia del intento de devolver el sentido a la vida. Estoy preocupada por la situación en Ucrania en los años venideros, hay mucho dolor y mucha gente valiosa, cosas, historia, y creo que lo lograrán, pero no será fácil… cruzo los dedos. Por otra parte, durante mi trabajo en la exposición del Artium Museoa esta cuestión fue decisiva, cuando, movida por el impacto de la guerra, decidí añadir a la exposición la obra de Along the Axis of Affinity con un apéndice de las imágenes en las que recogía la situación actual en Ucrania. Las imágenes muestran la situación de las ciudades en la noche, al principio de la guerra. Pero, para ser honesta, no evita que me sienta impotente. Estamos perplejos ante la pregunta actual de «¿cómo hacer arte ahora?» Y qué hacer…demasiados asuntos que no están siendo tenidos en cuenta, demasiadas voces que están siendo olvidadas. 

Along the axis of affinity (Anna Daučíková, 2015)

¿Has tenido la oportunidad de conocer de primera mano la situación actual en Ucrania?

La guerra sigue todavía y, personalmente, lo primero que hice fue llamarlos para preguntarles qué necesitaban. Tengo que decir que todos los hijos de mis mejores amigos que viven en Kyiv, la generación más joven, decidió quedarse. Recibí información de primera mano de allí, hablando sobre la vida diaria, las condiciones de vida, que suponen estar pensando siempre en sitios seguros en donde esconderse en caso de bombardeo. Todo el tiempo están pensando en protegerse, correr al metro con las otras personas. Pero la gente también intenta permanecer en los apartamentos, encontrando su lugar seguro para dormir en el baño, lejos de las ventanas. Más allá de eso, solo puedo conseguir información a través de los medios de comunicación y, por supuesto, Internet, donde puedes ver diferentes puntos de vista y tener una imagen más completa de todo lo que está sucediendo. 

Aquí en la República Checa y Eslovaquia mucha gente está actuando como mediadores, voluntarios, traductores para refugiados, con el fin de traer a la gente de Ucrania e intentar ayudarles aquí. Conozco a artistas – colegas que están siendo muy activos e implicados en el proceso. 

En 1991 fuiste cofundadora de la revista feminista Aspekt. ¿Cómo ha evolucionado la situación desde entonces?

Fundamos Aspekt con otras mujeres en 1993. Éramos un grupo de intelectuales, filósofas, escritoras, artistas, etc. Era el inicio de los noventa; un momento excitante en el que descubrir que tal cosa [el feminismo] existía en el mundo. Decidimos comenzar a publicar nuestra revista, esta revista cultural, basada en traducciones de textos feministas y escritoras locales. 

En ese momento, todo era nuevo y no solo nuevo para nosotras, sino también para nuestros colegas masculinos, quienes se mostraban ciertamente escépticos ante nuestro activismo, intentando convencernos que el feminismo no era más que ideas importadas de los países del oeste de Europa. Intentamos explicarles que había un regimen civil llamado patriarcado en todos lados, no solo en el oeste, y que lo que nosotras hacemos es ir más allá de la pregunta de qué es importado y qué es exportado. Así que tuvimos que aguantar las típicas críticas y argumentos a las que se enfrenta cualquier feminista del mundo. 

Nos llevó algo de tiempo ganarnos su respeto, pero hasta cierto punto lo conseguimos, y Aspekt se convirtió en una respetada y aceptada organización y casa editorial. Al mismo tiempo, había otro camino, otra vía, en donde el feminismo de los países del este estaba floreciendo, y era la esfera académica. En la Universidad de Bratislava las profesoras de filosofía establecieron el Departamento de Estudios de Género, que trabajó conjuntamente con Aspekt. Ambos han mantenido siempre una buena y muy productiva comunicación. 

Hoy en día, Aspekt se ha convertido en una institución, con una biblioteca propia y una casa editorial centrada en escritoras locales, pero también en otras mujeres alrededor del mundo. Hay una web con un montón de encuentros y conversaciones, conectada con la vida política de Eslovaquia, luchando por el feminismo y la comunidad LGBTQ+ (http://www.aspekt.sk/en/aspekt_english)

Captura de la web de Aspekt actualmente.

Tal y como recordaba Paul B. Preciado (https://www.documenta14.de/en/artists/13567/anna-daucikova) tu actitud, mudándote a Moscú en los 80, podría considerarse como única, en un momento histórico en el que la mayoría intentaban huir de Rusia. ¿Cómo ha afectado esos años en Moscú a tu carrera?

Realmente, no es así del todo. Era una artista becada con mis propias opiniones antes de ir a Moscú. Pero influyó mucho en mi perspectiva. Cuando miro hacia atrás en mi trayectoria como artista, hay varios periodos que son muy diferentes. Pero quizá se puedan encontrar igualmente algunas conexiones entre estos. No soy una artista «de un solo tema», ya sabes, el tipo de artista que funda su propio lenguaje y sigue desarrollándolo. A pesar de algunos vínculos entrecruzados, soy más divergente que convergente. Así que no hablaría de mi trabajo en términos evolutivos.

Durante los años ochenta en Moscú yo pertenecía a un pequeño círculo compuesto no tanto por artistas como por gente de la literatura. Era una gran escuela para mí. Actualmente, por supuesto, miro críticamente algunas de mis perspectivas y posiciones. En primer lugar, en la URSS éramos todos bastante misóginos. Las mujeres eran percibidas como víctimas, como si no fuesen lo suficientemente inteligentes, simplemente pasivas, limitándose a trabajar duro y agotándose. Parecían carentes del talento suficiente para hacer la vida mejor, mientras que los hombres parecían ser más exitosos, a pesar de que eran esclavos de la misma situación. La vida parecía deshabitada, algo así como una entropía. Lo mejor de la cultura soviética era completamente masculina, todo en torno a guerra y el heroísmo masculino. Incluso si había una cierta emancipación femenina, de acuerdo con las políticas estatales, ésta estaba completamente vacía, quedando solo propaganda y representaciones simbólicas. La vida era para nosotros lo primero y ante todo una preocupación, y la mayor parte del país estaba en constante lucha con el devenir diario.

No entendíamos del todo que la verdadera situación de las mujeres, su comportamiento y opiniones venían determinados por ese déficit. Las mujeres eran quiénes se encargaban de asumir las cargas y los cuidados. Las mujeres eran, de hecho, un motor de la vida diaria. Solo al final de la perestroika entendí que las mujeres llevaban la carga de toda la sociedad en sus hombros, siendo capaces de sobrevivir y de encontrar el modo para hacerlo. Ellas eran quiénes enfrentaban las infinitas colas, correr para comprar de tienda en tienda. Ellas iban a comprar sin planear lo que necesitaban comprar, más bien cazando lo que podían. Las mujeres tuvieron que aprender a improvisar, desde la cocina hasta el modo de vestirse. Esto era la vida de la gente corriente. Esta situación general de pobreza afectaba a la gente corriente, a la mayor parte de la sociedad. Solo después fui consciente de que este fenómeno de total extorsión que parecía victimizar a las mujeres representaba en realidad una enorme fuerza productiva. Todos esos cuerpos humanos identificados como mujeres cuidaban de otros cuerpos para hacer que la vida continuase. Desde ese momento, empecé a ver a las mujeres como supervivientes.

Por casualidad, al final de los ochenta conocí a feministas italianas que estaban en Moscú de visita. Era la primera vez que escuchaba hablar de la existencia de este movimiento, y era muy escéptica. Al principio me parecía que nosotras, en Moscú, teníamos problemas más serios que hacernos preguntas feministas. Había déficit de alimentos, por ejemplo, y yo no entendía al principio lo que era el feminismo. Más tarde me inicié leyendo textos y literatura y comencé a ver a las mujeres de manera diferente. Ese fue el principio de mis fotografías de mujeres en las calles de Moscú, con las bolsas de la compra. 

Instantáneas de la exposición Not belonging to and in solidarity with (Archivo Artium Museoa)

Cuando volví a Checoslovaquia, al principio de los años noventa, ya estaba en contacto con esas feministas italianas. Comencé a estudiar y enseguida me hice feminista. Entonces, el sistema socialista cayó y comenzó el salvaje y turbo capitalismo. En ese momento, había mucha confusión, se creía que podríamos tener rápidamente una vida mejor, que tendríamos libertad, justicia. Pronto todo esto se volvió una ilusión. La manipulación con la privatización del estado de pobreza, desempleo en muchas regiones de Eslovaquia, todo esto fue una decepción para muchos. En ese instante el feminismo se convirtió para mí en la herramienta con más sentido y utilidad para criticar tanto el viejo como el nuevo régimen. 

La critica feminista del patriarcado era la única vía para hablar claramente sobre problemas sociales. Hicimos Aspekt, y otras académicas comenzaron a poner sobre la mesa cuestiones determinantes. Para mí, fue una suerte de cambio, de ser una artista modernista a una artista como sujeto político. 

En tu opinión, ¿quién sería el sujeto del feminismo?

Debería haber una revaluación del concepto de mujer. No sería la primera vez que el feminismo atraviesa dicho proceso. Hace cientos de años, teníamos un concepto diferente de lo que significa ser mujer como sujeto político. Para mí está claro que hoy en día necesitamos volver a hacer este trabajo.

Considero que ya hemos llegado a un punto en el que podemos ver, entender y aceptar que la feminidad, como una cualidad, no pertenece únicamente a las mujeres cisgénero, así como la masculinidad no pertenece exclusivamente a los hombres cisgénero. Habiendo aceptado y acordado este hecho, que estas categorías son fluidas e intercambiables, que se extienden a través de una miríada de variaciones, no podemos pensar que la categoría de mujer puede permanecer fija sin aceptar ninguna de esas variaciones. 

Estoy igualmente de acuerdo con la definición de mujeres como aquellas que están oprimidas y despojadas de sus derechos. Que las mujeres son aquellas que, como sujetos políticos, son marginadas y excluidas. Pero esto no quiere decir que tengamos que parar de buscar la variabilidad de cualidades de ese intercambio constante. Las identidades no pueden ser estáticas, fijas, unitarias. Todas las identidades comparten esa necesidad de ser constantemente negociadas, y eso es lo que estamos haciendo, aún sin ser conscientes de ello. 

Volviendo al sujeto principal del feminismo, este debe ser, de nuevo, la resistencia contra el patriarcado y la lucha contra las opresiones de cualquier tipo. Es precisamente este feminismo el que es una experiencia vivida. De todos formas, el feminismo es igualmente discutir estos asuntos, estar en contacto, comunicadas. Personalmente pienso que ya es el momento de dar un paso al frente y comenzar a entendernos mejor entre nosotras.

Tal y como menciona Judith Butler en La fuerza de la no violencia, el cuerpo juega un rol significante como resistencia física. ¿Cómo abraza el el cuerpo la fuerza como  resistencia en tu obra?

He leído la obra de Butler para entender mi propio ser, practicar, desarrollarme. Ha sido definitivamente muy útil. Se podría decir que yo soy butleriana, de algún modo. Pero descifrar hasta qué punto funciona en mi trabajo … eso es algo que deben asumir los otros, en función de su propia lectura de la obra. Lo que yo estaba haciendo hasta ahora ha venido desde una urgencia, por así decirlo, una urgencia política y de algún modo una urgencia personal para trabajar de cara a reafirmarme, reafirmar mi propio cuerpo. Soy transexual sin transición. Soy transgénero sin género. Y hago mi trabajo. Es una suerte de urgencia hablar sobre el cuerpo como un cuerpo político. No es sobre la historia de mi vida porque en realidad es la historia también de la mayoría de la gente, por no decir de todes, al menos de aquelles que quieren prestar verdadera atención a sí mismes. 

¿Puede aún el arte abrazar la revolución? ¿Cómo?

No sé a qué revolución te refieres. Si es a la Revolución de Octubre en Rusia en 1917, si eso fue una revolución, o lo que es lo mismo, tomar el poder a través de la violencia, entonces no creo que eso tenga sentido ahora mismo. Hemos aprendido la lección. Cuando la violencia social comienza no reconoce fronteras. En este sentido, la revolución permanente de Trotsky me parece una idea más interesante, pero la cuestión es: ¿De qué se trató en realidad?. Quizá el arte sea el único lugar donde esta cuestión siga siendo de interés. 

En su momento se decía que la revolución debía de hacerse desde el interior de cada individuo, pero no hemos visto ningún resultando satisfactorio, ni en las religiones, ni en ningún sitio. Lo que probablemente sabemos, y a lo que aún no hemos renunciado, es que para cambiar la situación hace falta encontrarse, pensar, y pensar de forma colectiva, comprenderse mutuamente, llegar a conocernos mejor antes de que sea demasiado tarde. Y con esto me gustaría hacer una mención especial a unas de las emergencias clave de nuestro tiempo: el cambio climático. 

En ese sentido, ¿consideras que el capitalismo estaría intentando absorber ese concepto de «revolución» o «revolucionario»? 

No sé si puedo responder a esa pregunta. No, no creo que el capitalismo esté pensando en el concepto de revolución. No creo el que capitalismo esté pensando de ese modo, para nada. Quiero decir, el capitalismo probablemente esté tratando de reajustarse, el capital reacciona constantemente a cada cambio, pero está reaccionando únicamente para permanecer en la posición más deseable, y esa condición es la de crecimiento, así que realmente no está enfocada al cambio, sino a mantener las cosas exactamente en el mismo sitio dentro del sistema, por supuesto, al coste la mayoría de población. Esto es el capitalismo: preocuparse para «uno» en detrimento de los «demás»

Instantáneas de la exposición Not belonging to and in solidarity with (Archivo Artium Museoa)

 

English version

In your work Along the Axis of Affinity the walls of the buildings, the city itself, becomes a main character in the narrative. In your opinion, what is the role of the space as a new agent in your art and, as an extension, in society?

Architecture is of course present in my work. It is so because of my interest in geometry and the spatial understanding of what I’m doing. I feel like the space and the geometry of the space play a role in all my videos. Everyone who is working with the moving picture knows that there is a certain grammar. And a part of this grammar can be also a geometry. In Along the Axis of Affinity, it plays a special role, which I wouldn’t just frame just as an interest in architecture. In this way, the facades of the buildings are also the membrane between the inner private life and the outer political life.

In addition, in this video I try to pay a tribute to two people (the artist, poet and thinker Valery Lamakh and the art critic and writer Anna Zavarova who are not with us anymore. They lived in Kiev during the Soviet Era and they both were very important “agents” and formative figures at that time for a small circle of friends. They have been and still are, a benchmark for the artists in Ukraine. Their legacy still has a sort of say in what is going on, also for the younger generation, which is trying to revisit the past and reformulate the country´s memory. To large extend their work was not public during the Soviet Regime times, because their thinking was not fitting with strict line of ideology and as creative persons they were stepping beyond the given limitations.

I knew Anna and I met Valery several times when I was living in the Soviet Union in the 1980s. Valery died prematurely due to his bad health condition. It was due to the fact, that as a young boy, during the 2nd world war he was deported to Germany together with many Ukrainians to do forced labour, and they were working in a very bad conditions seriously threatening their health. Actually, Lamakh had to work inside the metallic tanks cleaning the chemicals, a really hard and manual work. Obviously, he was poisoned by doing this job.

It was precisely by that time when he begun to read German philosophy, books he found there among the ruins, and that was the start of his main work of his life, a voluminous series of drawings which he has called “schemata”. That was the start for his becoming thinker, artist and poet. His public artistic practise was mainly artistic practice in mosaics for which he known and influential within the official Soviet culture in Ukraine. And again, in those mosaics he was also standing out of the box, as he managed to bring in- in spite of prescribed propaganda – a kind of humanist, almost a spiritual perspective. He was designing human body endowed with layers of silhouettes which were not only representing worker´s and other profession attributes, typical for Soviet propaganda imagery, but also bringing a kind of new dimensions of human body, thus going beyond the simplistic labelling.

I decided to put together and juxtapose the buildings in these two countries today, Germany, where he started, and Kiev in Ukraine, where he was living and acting as an artist in 1950s to 1970. I made the buildings meeting each other in movement of their façades covered with ceramic tiles forming together a moving grids, drifting apart and meeting again. I found interesting that after the war in Soviet Ukraine as well as Western Germany for some clear and not quite clear reasons (such as industrial condition, or post-functionalist aesthetics in architecture) a huge number of buildings had been covered by ceramic tiles. In Cologne, for instance, the façades look quite sober and almost sterile, while in Kiyv it was very much of an ornamental elements prevailing on the buildings.

What was especially important trigger for me at the beginning was information I heard from Anna Zavarova, who was Valery´s close friend. She said, that in some of the Lamakh´s mosaics he had used the motives of his secret “schematic drawings” and smuggled them into the mosaics as a message for the future generations. For the censorship (the public art in USSR was heavily censored) these schemata speaking about the Universe and Human Being in it were not readable and taken for a kind of sophisticated ornament. This information was also confirmed by artist´s widow Alina Lamakh, who by the way was also wonderful artist and took care for his schematic work by publishing his oeuvre under the title “Books of Schemata”. In the book there is a picture of the façade of Textile factory in Ternopil, where schemata are visible. Let´s hope they still exist…I am afraid what of this precious cultural heritage will survive after the horror of the putinian military invasion.

In the series of drawings of schemata Lamakh was trying to articulate his own perspective of the world, of the reality of our existence and together with his philosophical-poetical texts giving a testimony of the time, the epoch. I think it is important evidence of existence of modernist approaches within seemingly united totalizing visual culture in USSR. Anna was writing about Lamakh, but it could be published only years later, after the Regime collapsed.

You mention that Zavarova and Lamakh were your main references for Along the Axis of Affinity. How have your benchmarks changed in the last years?

It is difficult for me to sum up and give a precise answer, of course since 1980s my benchmarks changed as I have changed myself, and my life surrounding have changed. We are living in completely different world, and I don’t feel like that it is easy to apply to any kind of reference. I moved from USSR back to the Central Europe, and new realities and issues took over. Feminism, LGBT activism, queer thinking, new media, teaching at the art academies, all this made me constantly rearticulating my work and myself. What is actually urgent for me is fact of the war and evidence that another huge shift of the world situation for all of us is happening…clearly, the beginning of the war made me understand that the priorities now are to turn on and contribute to solve the Ukraine situation. At the same time, the world did not stop running and we have to look literally at everything and everywhere differently, this is what I am thinking about. How to make art now, and what to do…too many issues that are not being taken into account, too many voices that are being forgotten.

So, I think that these two voices, Anna Zavarova and Valery Lamakh, are not the only ones to be heard now. We surely want to prevent the amnesia, the falling out of the memory and history and there are many dissident voices that existed by that time and that keep existing today as an evidence of the attempt to make the life senseful. And I am concerned about Ukraine in coming years, there is lot of pain and lot of precious people, things, history, and I believe they will make it, but it won´t be easy…I keep my fingers crossed. During the working on exhibition at the ARTIUM MUSEOA this was the question for me, when I, moved by shocking fact of the war, have decided to add to the exhibition the work Along the Axis of Affinity with a appendix of the images referring directly to Ukraine today. The images situation of the cities in the night at the beginning of the war. But to be honest, it doesn´t release me from feeling of helplessness. We all are perplexed, remained with the question, how to make art now, and what to do…too many issues that are not being taken into account, too many voices that are being forgotten. 

Did you have the chance to get to know directly about the situation in Ukraine after the war?

War is still going on, an on my personal level, the first thing was to call them and to ask them what they needed. I have to say that all my closest friends´ children living in Kyiv, the young generation, decided to stay. I received also some first-hand information from there, talking about the daily life, their conditions, which is about thinking always about safe places were to hide in case of bombing. They are thinking all the time about being protected and run to the underground with the others. But people also tried to stay in their apartments, finding their safer place to sleep in the bathroom, away from windows. Other than that, and I can only get information by the media and, of course, internet, where you can see very different positions and you can get a more complex picture.

Here in Czech Republic and Slovakia lot of people are acting as mediators, helpers, translators for refugees in order to bring people from Ukraine and try to help them here. I know artists – colleagues who are very active and do a lot.

In 1991 you co-founded feminist magazine Aspekt. How have the situation changed since then in Bratislava?

We founded Aspekt with other women in 1993. We were a group of intellectuals, philosophers, writers, artist, etc. It was the beginning of the nineties; it was an exciting time to learn that such thing existed elsewhere in the world. We decided to start publishing the journal, this cultural journal, consisting of translations of feminist texts and domestic, local women writer´s production.

By that time, all these things were new and not only new for us women, but also provoked a certain attitude from our male colleges, who didn’t like the idea and tried to warn us about the fact that feminism was one of the imported ideas from the West. We tried to explain them that there was a civilisation regime called the patriarchy everywhere, not only in the West, and what we do is going far beyond the question of what is imported and what is exported. So, we had to go through all the typical argumentations and critics that every feminist all over the world faces.

It took some time until we gain their respect, but to certain extend we managed, and Aspekt became a respected and accepted organization and a publishing house. At the same time, there was other track were feminism in former eastern countries was flourishing, and it was the academic sphere. At the University of Bratislava women professors of philosophy established the Department of Gender Studies. Gender studies and Aspekt worked next to each other and together and there was a very productive communication.

Today, Aspekt has become an institution running the library and publishing house focused on local women writers, but also other women around the world. There is a website and a lot of meetings and discussions, connected with the political life in Slovakia, fighting for the feminism and the LGBTQ+ community.

As Paul B Preciado says, your attitude, moving to Moscow in the 80s, was one of a kind, when everybody tried to move away from Russia. How has those years in Moscow defined your art, your evolution as an artist?

Not really, I was a schooled artist with my own attitudes before coming to Moscow. But it influenced my views a lot. When I look back at my trajectory as an artist, there are several periods that are very different. But perhaps some interconnections can be also found. I’m not a «one-theme» artist, you know, that kind of artist who found the language and continues developing it. In spite of some intertwined linkages, I think I’m more divergent than convergent. So, I would not speak about my work in terms of evolution.

During the 1980s in Moscow, I was living in a small circle of not as much artists as the people from the literature. It was a big school for me. Nowadays, of course, I look very critically at some of my former beliefs and positions. First, we in USSR were all quite misogynist. Women were seen as victims, as if they weren’t enough clever, simply passive, just working hard and getting exhausted. They seemed to be not talented enough to make the life better, while men seemed to be more successful, although the same slaves of the situation. The life felt inhibited, something like entropy. The best of Soviet culture was completely masculine, all-around the war and male heroism. Even if there was kind of emancipation of women, in accordance with the state politics, it was completely emptied by propaganda and token representations. The life for us was first and foremost a concern and most of the country was in constant struggle for everyday basics.

We did not quite understand that the true situation of women, their behaviour and attitudes was determined by the deficit. That women were the ones that had to bear the burden and take care for daily routines. Women were, in fact a daily life motor. Only at the end of perestroika I understood that all these matters were on the shoulders of women, and they were able to survive and to find the techniques how to survive. They were the ones to face the endless queuing in the queues, running in shopping from shop to shop. They went shopping without planning what do they need to buy, rather they were hunting for what is available. Women had to learn how to improvise starting with cooking, ending with dressing. This was the life of ordinary people. This widespread situation of poverty affected a big part of the society. Only later I noticed that this phenomenon of total extortion that looked like victimization was also a productive force. All these human bodies identified as female were taking care of the other bodies to make the life continue. Then for me, women started to be survivors.

By chance, at the end of eighties I met feminists from Italy on their visit to Moscow. It was the first time I had heard about the existence of the movement, and I was very sceptical about it. At the beginning it looked like we, in Moscow, had more serious problems than asking feminist questions. It was a food deficit, for example, so I didn’t understand at the beginning what feminism really was. Later I got some kind of initiation by reading texts and literature and I started to look at women differently. That was the beginning of my photographs of women on the Moscow streets, with the shopping bags.

When returned to Czechoslovakia, in the beginning of the nineties, I was already in contact with those feminists in Italy and I started study and I became feminist very quickly. At that time when the socialist system fell apart and wild turbo capitalism started. At that moment, there were many confusions, and many beliefs in quick better life in freedom and justice turned illusions, the manipulation with privatisation of state property, unemployment in some regions in Slovakia, and for many it was a disappointment. At that moment the feminism became for me the most meaningful and functioning tool for criticism of both old and new regime.

Feminist critique of patriarchy was the only way how to speak illustratively about problems of the society. We made Aspekt, and other academics started to put these questions. For me, it was sort of change from being modernist artist to an artist as politically sensitive subject.

Up to you, who would be the main subject of the feminism?

There should be a reassessment of what is a woman. It won´t be for the first time that feminism goes through such process. Hundreds of years ago, we had a different understanding of the definition of woman as a political subject. It’s clear to me that today we need to do this work again.

I think that we had already arrive at a point were we can see, understand and accept that femininity, as a quality, doesn’t belong only to biological women, as masculinity doesn’t belong only to biological men. Since we had agreed on this, that these categories are fluid and interchangeable, that they are spreading around in myriad of variations, we can’t think that the identity of a woman can stay without accepting all these variations.

I agree also with the definition that women are those who are oppressed and deprived of the rights. That women are those who, as a political subject, are marginalized and excluded. But this doesn’t mean that we stop searching for the variability of the qualities and their interchangeability. Identities can’t be static, fixed, unitarian. All identities are something that is to be constantly negotiated, and we are practising that, without even knowing.

And the main subject of feminism must be, again, resistance against patriarchy and fighting oppression of all kinds. Then, this is the feminism which is a lived experience. However, feminism is also us discussing these things, being in touch, in communication. I really think that it is high time to step forward and start to understand each other better.

As Judith Butler mentions on The force of nonviolence, the body plays a significant role as a physical resistance. How does body embrace strength as a resistance in your work?

I’ve read the works of Butler for understanding my own being, and practice and it was definitely very helpful. I could say that I’m a butlerian, in a way. But how it works in my art…. that is up to the reflection of the others. What I was doing up to now, has come from an urge, so to say, of political urgency and in some part also from my personal urgency to work and reaffirm my body. I’m a transexual without a transition. I’m a transgender without a gender. And I do my work. It is a kind of urgency to speak about body as a political body. It’s not about my life story because in many ways it’s an experience of most of the people, if not to say everyone, who wants to pay a true attention to oneself.

Can art still embrace revolution? How?

I don’t know what revolution is. If it is October Revolution in Russia 1917, if that was a revolution, that means, a takeover of the power by violence, then I feel that it does not make sense today. We have learned a lesson. Social violence when it starts doesn´t recognize borders. The Trotsky’s permanent revolution was a more interesting idea, but what was it to be in reality? Maybe the art is the only place where there is an interest in this issue.

It was said that the revolution should go inside of every one of us, but we don´t see any satisfying results, neither in religions, nor elsewhere. What we probably know, and did not resign on yet, is the in order to change the situation it is about meeting, thinking, about thinking together and understanding each other, knowing each other better before it is late, – I speak about the climate change on the top of everything.

Do you think that capitalism is trying to absorb the concept of revolution?

I don´t know if I can answer such question. No, I don’t think that capitalism is thinking about concept of revolution. I don´t think that capitalism is thinking this way at all. I mean, capitalism is probably constantly working on adjusting itself, capital is reacting immediately on every change, but it is reacting only to keep itself in the desirable condition, and that is a condition of growth, so it is not really going for a change, it is going for keeping the things in the existing system, of course on the cost of most of the population. This is capitalism – to care for “one” on the cost of the “others”.

 

 

Entrevista realizada y traducida por Ana Quiroga. Revisión de los textos en inglés por Anna Daučíková.

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