CATACLISMO

CONVERSANDO CON MIREYA MARTÍN LARUMBE

Mireya Martín Larumbe. Fotografía: Toni Sasal


ENTREVISTA A MIREYA MARTÍN LARUMBE

María Bueno

 

María Bueno. Danos unas breves pinceladas de quién eres y a qué te dedicas. ¿Cómo llegaste al mundo del arte?

Mireya Martín Larumbe. Soy Mireya Martín Larumbe, siempre con dos apellidos, aunque todavía me encuentro con que me recortan el materno en no pocas ocasiones… Soy artista visual, pero también profesora de Dibujo en educación secundaria pública e investigadora y mediadora en arte y cultura contemporánea desde la perspectiva de género. No sé desenredar todos estos quehaceres de mi vida personal. En mi caso, los límites nunca están claros y todas mis prácticas se ven muy influidas e interrelacionadas. Creo que soy mejor artista desde que soy mediadora, mejor docente gracias a la investigación y a la creación en arte, mejor persona gracias al pensamiento crítico feminista, y así sucesivamente en todas sus posibles combinaciones.

Realmente no puedo afirmar que llegar al mundo del arte fuera para mí una decisión del todo consciente o una elección sino más bien algo lógico. En mi casa el arte siempre ha estado presente. Mi padre era médico, pero también crítico de arte, y eso sin duda caracteriza mi experiencia de vida y la de mis hermanas desde la infancia (mi hermana Celia es investigadora en arte y comisaria). Desde muy pequeñas comprendimos el poder del arte, o tal vez fueron mis padres quienes supieron facilitarnos el reaccionar y expresar libremente las emociones que nos provocaba da igual música, que literatura, fotografía, escultura… Soy una persona muy afortunada porque el arte me permite sentir la vida apasionadamente. Experimentar emociones de gran intensidad que me ayudan a repensarme y a entender el mundo que habito desde la empatía y con amplitud de miras. 

En el momento de entrar en la universidad yo no tenía la confianza suficiente en mí misma como para optar por Bellas Artes. Fue mi familia quien me dio el valor para hacerlo, y aunque el principio fue realmente duro para mí, después de una grave crisis personal tuve claro que era exactamente el lugar en el que tenía que estar y lo que tenía que hacer, así que no iba a renunciar a ello pese a las dificultades. Y aquí sigo. 

Contestar a preguntas nunca hechas, 2020

María Bueno. Eres una artista comprometida, pendiente de lo que ocurre a tu alrededor, ¿nos explicas acerca de tus intereses y cómo los vinculas a tu práctica artística?

Mireya Martín Larumbe. Como creadora, el arte para mí solo tiene sentido vinculado al momento presente y a lo que me conmueve de manera genuina. Esto me lleva siempre a trabajar desde la sinceridad de mis preocupaciones y contradicciones, y ahí entra de lleno el contexto del que formo parte. El constante choque que se da en mi día a día entre la sociedad tardo-capitalista y neo-liberal que habito y me conforma y la vida en posiciones feministas radicales me genera una constante fricción entre lo que soy, lo que se espera que sea y lo que finalmente consigo ser. De ahí que evite por todos los medios formar parte de proyectos que considero se alejan de mi idea de trabajo en arte. No me interesa someterme a ritmos de producción que no respeten los que requieren mis trabajos y por tanto mi vida, no me interesa participar en circuitos en los que has de ser un valor rentable, pero en condiciones precarias. Tampoco nunca he sido dócil siguiendo los discursos que se perfilan como tendencia. Soy muy refractaria a las modas, cosa que me hace profundamente libre. Mi ambición es poco complaciente y, por lo general, poco compatible con el sistema del arte más mainstream. Todo esto me lleva a participar de otro tipo de proyectos que suelen tener una fuerte base feminista y que se vehiculan desde los cuidados y las buenas prácticas, el respeto, el reconocimiento, el afecto… En muchas ocasiones formo parte de proyectos modestos en apariencia, pero de gran calado en cuanto a planteamientos y desarrollos. También trabajo habitualmente en proyectos colectivos con otros artistas y colaboro con asociaciones vinculadas a luchas sociales y esto, que parece alejado de mi trabajo más personal, nace del mismo compromiso vital con el arte y con la sociedad de la que formo parte. Muchos de mis aprendizajes reales se los debo a ellos y al trabajo en educación pública. Son experiencias vitales que me han conectado con la realidad desde la pura realidad y no desde la idea que yo podía tener de ella. Y hay una grandísima distancia… Mi verdadera toma de conciencia sobre cuestiones como el privilegio vienen de ahí.

Es curioso cómo la apariencia primera de mis obras parece ocultar o desactivar todas estas cuestiones que son las que realmente dan lugar a cada una de mis obras. La (no) maternidad, el privilegio, el posicionamiento ante la propia muerte, la fragilidad del propio relato… Todos estos temas son asuntos políticos de envergadura que marcan nuestras vidas a nivel particular y social, y abordarlos de manera poética me da la oportunidad de presentarlos de forma pausada e incluso bella para su reflexión tranquila. Trabajar con técnicas y lenguajes que tradicionalmente han sido considerados menores por femeninos, como el dibujo o las estrategias low-fi dentro del audiovisual también es una decisión plenamente consciente, así como la sencillez de los materiales con los que suelo trabajar. 

El otoño que tengo es el que he perdido, 2013

María Bueno. Entre los proyectos y exposiciones que has realizado, ¿cuáles han sido importantes y decisivos? ¿A qué tipo de proyectos o propuestas le dirías sí sin pestañear?

Mireya Martín Larumbe. Casi todos lo han sido por algún motivo. Bien porque he aprendido a través de la experiencia muchas cosas que no quiero hacer y planteamientos de los que no quiero formar parte, bien porque he disfrutado y crecido de maneras que ni imaginaba. Esto sucedió, por ejemplo, con “Las formas del alma” y “El bosque interior” que me abrieron los ojos y me dio la oportunidad de entender cuán fuertemente late la idea de trascendencia en todos mis trabajos gracias a las conversaciones y el trabajo de Susana Blas y de cada artista participante en la experiencia. Ahora mismo, hablaría de “Uholdeak” el programa de comisariado que propone el CACH, en Navarra, y que este año gira en torno a la investigación curatorial de Jone Rubio sobre imaginarios feministas, espacio y corporeidad. El trabajo de Jone ha partido del cuidado, los afectos y el profundo interés y conocimiento sobre los temas y las artistas que ha invitado a participar. Hacía tiempo que no formaba parte de algo tan bien establecido, gestionado y desarrollado desde los primeros contactos hasta el montaje, la inauguración y toda la propuesta didáctica planteada. ç

Diría que sí sin pestañear a aquellos proyectos en los que sienta que encajo, pero no solo a nivel de discurso o de práctica. Me refiero a aquellas propuestas en las que me siento en confianza y en las que se establecen vínculos de comunicación real. Y a los que me supongan un reto, que me hagan salir de mi pensamiento habitual y tener que revisarme para llegar a dar con algo nuevo dentro de mis líneas que todavía no había pensado ni formulado.

Es el sueño que regresa, 2019

María Bueno. ¿Nos hablas de tu reciente exposición Uholdeak?

Mireya Martín Larumbe. En ella ha sido fundamental tener la oportunidad de conocer y compartir ideas y procesos con todas las artistas que participan. Y lo ha sido porque en mi propuesta, además de la última obra de animación experimental que he realizado, he presentado una pieza de 2016 reactivada a través de una pieza entre la escultura y el dibujo creada para Uholdeak en 2021-2022. Esto ha dado lugar a la obra “Pedazos que serán pedacería”, en la que incluyo a nivel físico a mis compañeras de proyecto.

María Bueno. ¿Establece tu línea de trabajo una conexión con tu propia identidad, con quién eres? Si es así, ¿piensas que el arte es transformador?

Mireya Martín Larumbe. Mis obras siempre nacen de experiencias personales e íntimas que difícilmente puedo poner en palabras o en forma de pensamientos ordenados. Cuando me pongo a dibujar me enfrento a todas esas emociones y sentimientos, muchas veces contradictorios, y los voy trabajando de forma alegórica y poética para poder abordarlos y ordenarlos de manera nada exhibicionista, ya que soy muy celosa de mi intimidad. Todo este cúmulo existencial está indiscutiblemente marcado, influido y condicionado por aquello que soy en el contexto en el que vivo. Es decir, tiene una latencia social, política y económica determinantes. Si en mis trabajos hablo desde mis experiencias vitales, estoy hablando de una experiencia de vida perteneciente a un corte sociodemográfico muy concreto. Mi vida de mujer blanca, nacida en los 80, de clase media acomodada, con un nivel cultural determinado, etc. y con una serie de condicionantes totalmente reconocibles cristalizan en cada dibujo, en cada vídeo de animación, en cada texto y son testimonio de todas las contradicciones que me son propias por ser exactamente quién soy y dónde estoy. 

Yo estoy en constante transformación gracias a mis experiencias con el arte. Me abre vías de pensamiento, de crecimiento personal, me hace cuestionarme, me sacude y remueve de una manera que nada más consigue… La labor de tantas personas influye en mí que sin duda siento que el arte es transformador. Pero más allá de esta percepción personal, puedo afirmar que el arte tiene poder transformador, y también sanador. Lo veo en mi experiencia como mediadora con personas adultas. Lo veo en mi día a día en las aulas y lo he visto en todos los centros educativos en los que he trabajado, y no solamente con el alumnado sino también en la comunidad que participa en el espacio escolar. Pero con el alumnado es algo extraordinario. Cuando consigues desarticular los prejuicios que existen (y son muchos), por ejemplo, contra el arte contemporáneo y comienzas a indagar y profundizar en obras y trayectorias artísticas, ellos y ellas son capaces de establecer relaciones a partir de sus propias vidas y sus pensamientos e inquietudes con esas obras y el diálogo que tiene lugar siempre da unos frutos extraordinariamente sorprendentes y emancipadores. Este ha sido para mí el gran descubrimiento y la gran alegría del trabajo como docente en secundaria.

La durée exacte du temps, 2016

María Bueno. Referentes…

-Dos artistas.

Mireya Martín Larumbe. Mi mayor fuente, mi alimento principal, es la literatura, y la pista de algunas autoras en mi trabajo es muy fácilmente rastreable. Pero mirando a artistas dentro del lenguaje plástico y visual dar con ese rastro es menos evidente. El cine de Gunvor Nelson y Jonas Mekas fueron y son muy, muy importantes para mí. Entender la cotidianidad y los pequeños destellos de emoción de la intimidad como algo tan valioso, bello y digno como para ser el material principal del trabajo artístico, es algo que debo a sus obras. Por otro lado, del trabajo de Thomas Hirschorn, y ya desde mis primeros años en la facultad de Bellas Artes, tomo la manera de estructurar los proyectos. Todos los desarrollos visuales y gráficos previos en forma de mapas y esquemas que relacionan toda la información y los referentes e ideas de cada proyecto los materializo a su manera. Y de él también tomo la idea del compromiso con el propio trabajo y la propia vida como único camino coherente en la práctica artística. El deber del artista como reinventor del mundo, para mejor, que necesariamente evoluciona y se reinventa durante el proceso de creación. 

-Un colectivo y propuesta artística.

Mireya Martín Larumbe. Me interesa extraordinariamente el trabajo de Colectivo Democracia. Su posicionamiento, ya desde su propio nombre, revelando el progresivo vaciado de sentido de la palabra, y su manera de interpelar a los públicos a través del uso de los espacios públicos y las iconografías sociales y políticas del sistema que nos rige, me parece de una inteligencia máxima. Sin artificios y apuntando directamente a los centros de interés del debate social y político.

En cuanto a propuesta artística, me doy cuenta de que siento una curiosa inclinación hacia la performance. Recuerdo la revolución que me supuso participar en la propuesta de Tino Sehgal en el Palais de Tokyo. Y en la misma línea, y por la capacidad del arte de revelar aspectos de mí misma que no conocía hasta el momento de participar en su exposición, el trabajo de Anne Imhof. La manera de generar un todo coherente involucrando tantos lenguajes y posibilidades me desarma y me deja rendida ante la experiencia del arte. 

-Un evento que te haya marcado.

Mireya Martín Larumbe. Pese a que no tiene que ver exactamente con el mundo del arte, en mi caso es muy importante la Muestra Internacional de Cine y Mujeres de Pamplona. He sido público desde que estaba en el instituto. Por ejemplo, recuerdo hacer una pausa preparando un examen final de Latín para ir con mi hermana Celia a ver el preestreno de “Cosas que nunca te dije”. Este ciclo ha sido, y sigue siendo, para mí un espacio de crecimiento y un potentísimo alimento para mi curiosidad y mi conciencia feminista.

-Un comisario, espacio cultural y tendencia artística.

Mireya Martín Larumbe. Además de Susana Blas, a quien admiro por su manera de hacer y su sinceridad, me interesó mucho el trabajo de Óscar Alonso Molina en “Conexiones” y los proyectos específicos de dibujo que surgieron de esa propuesta a través del trabajo de las y los artistas invitados. Pienso que es un ejemplo de cómo reactivar una colección e introducir a figuras de interés en territorio artístico del momento. También me gustó mucho el trabajo de Carles Guerra en “Vídeo-régimen” los diálogos a priori improbables entre las piezas de la colección del Museo Lázaro Galdiano y los vídeos de Eulàlia Valldosera o Paul McCarthy me hicieron pensar en cómo se puede introducir al público en lenguajes que todavía se consideran nuevos sin que haya fricciones y potenciando los sentidos de las obras implicadas.

Como espacio cultural voy a nombrar La Zuda, de recientísima creación en Pamplona. Pamplona es un lugar complicado para generar red sobre todo en lo artístico. Este espacio autogestionado lo ha organizado un grupo de mujeres feministas super interesantes que trabajan en distintos ámbitos, desde el comisariado y la investigación, el cómic, la ilustración, el cine, y más.

No sabría posicionarme por una tendencia artística determinada, pero sí tengo claro que me produce mucha envidia la capacidad de quienes trabajan desde la ironía y el humor en el contexto del arte. El sentido del humor es algo muy característico en mí pero del que no hay rastro en mis trabajos, y siempre disfruto mucho cuando encuentro propuestas que lo manejan. Me pasa con el trabajo de Los Torreznos, que admiro profundamente.

-Una película, libro, canción y paisaje inspirador para tu obra.

Mireya Martín Larumbe. Una película, “El año pasado en Marienbad”, de Alain Resnais. Y una extra que no puedo sacarme de la cabeza, “Titane” de Julia Ducornau. Un libro, siempre Virginia Wolf, “Las olas”. Y en estos últimos tiempos “Mortal y rosa” de Francisco Umbral. Una canción, “Le convoi” o “Sur la neige” de Dominique A. El paisaje tendría que ver con un deambular en solitario por la ciudad, cualquier ciudad en la que me encuentre. Pero también por la noche. Las ciudades cobran una identidad distinta, se transforman peculiarmente cuando cae el sol. Experienciar esas dos caras de la misma moneda constituiría mi paisaje esencial.

Maquillée d’herbe de nuit, 2015

María Bueno. ¿En qué tópicos, idealizaciones y estereotipos crees que caemos cuando abogamos por una diversidad e inclusión que, en el fondo, no se termina de materializar? ¿Cómo podemos desactivarlos?

Mireya Martín Larumbe. Vuelvo a pensar en la noción del privilegio. Hace no mucho vi una producción televisiva que me pareció de las cosas más lúcidas que he visto desde la pandemia. Hablo de “Inside” del cómico estadounidense Bo Burnham. En un momento determinado, dentro de uno de los sketches que componen el todo, habla de la gente blanca, acomodada -especialmente los hombres- enfocándolo todo desde nuestra perspectiva y con una intención autoindulgente y políticamente correcta para calmar nuestras conciencias. También pienso en algo que escuché en el podcast Carne Cruda, lo que comentaba la vicepresidenta de la Asociación de Mujeres en el Deporte Profesional, Arantxa Uria, sobre si alguien ha preguntado a las mujeres saudíes si realmente quieren ir a ver los partidos de la Supercopa o sus deseos y necesidades van por otros derroteros… Pienso que si no conseguimos ampliar nuestros posicionamientos mediante el conocimiento y la empatía, todo van a ser ejercicios complacientes y poco eficaces para el progreso y el cambio real. Desactivar todo esto pasa por una transformación integral del sistema que invalide y desactive el patriarcado y el modelo de producción económica tal y como lo entendemos desde el capitalismo, sobre todo en sus últimas fases. Pero el gran reto es cómo hacerlo…

Transición de fase, 2021

María Bueno. ¿Qué nos conecta a las mujeres creadoras en el contexto artístico español? ¿Qué crees que nos facilita acercarnos y unirnos?

Mireya Martín Larumbe. Nos conecta precisamente el contexto en el que vivimos. Ser mujeres, artistas y en este país. Por lo que el acercamiento es posible si nos localizamos, conocemos, establecemos redes en las que compartir, proponer, disentir, debatir… Espacios como este, por ejemplo.

María Bueno. ¿Qué estrategias piensas que nos permiten paliar las necesidades y dificultades en dicho contexto actual?

Mireya Martín Larumbe. Profesionales cuyas prácticas se cimenten sobre perspectivas críticas, tanto a nivel epistemológico como metodológico. Perspectiva de género, decolonial… Y deberían estar presentes no solamente en la práctica del arte, sino en el periodismo cultural, en la crítica, en el comisariado, en la historiografía, en la museografía, en los comités de compra, en las direcciones y subdirecciones institucionales, y así hasta agotar todos los lugares del universo artístico.

María Bueno. ¿Nos adelantas algo de tus proyectos venideros?

Mireya Martín Larumbe. Más allá de mi trabajo individual, tengo entre manos un proyecto, todavía en estado embrionario, que quiero llevar a cabo junto a la artista Amaia Gracia Azqueta. Quiero hacer este camino con ella porque la conozco muy bien desde hace mucho tiempo, el grado de intimidad y confianza entre ambas es muy alto y es la persona con la sensibilidad y la intuición más adecuadas para que una historia tan apasionante dé frutos.

Para más información:
http://mireyamartinlarumbe.com/

 

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