ENTREVISTA A FATIMA EL BEJJAJI
María Bueno
María Bueno. Danos unas breves pinceladas de quién eres y a qué te dedicas. ¿Cómo llegaste al mundo de la cultura?
Fatima El Bejjaji. Hija de inmigrantes marroquíes. Me defino así porque esto es lo primero que se ve en mí, normalmente para estigmatizar. Tenemos que convertirlo en un orgullo y en un atributo favorable. Y porque durante demasiado tiempo me han hecho contestar, verbalmente o con hechos, si soy de aquí o de aquí. Al fin aprendí a entender que por más que nos hagan elegir, somos de identidad híbrida. Ni de un lado ni del otro, somos del ir, el venir y avanzar más allá.
Tengo una licenciatura en Filología Árabe por la UB, seguí la senda de los estudios con un Máster para Profesorado de secundaria y EOI. Ahí aprendí sobre docencia y empecé a darme cuenta que el modelo no es el mejor para todas las personas. Las aulas de acogida disiparon toda duda de ello.
Pude permitirme un segundo Máster. Éste, siguiendo la senda de las preguntas que me llevaron a escoger dicha licenciatura y que aún no fueron respondidas. Sobretodo, la pregunta que se empezó a formular durante mi adolescencia fue ¿cómo encajo yo aquí?, causada un poco por la obligatoriedad que sentía a nivel social de escoger.
El Máster de Construcción y Representación de Identidades Culturales me dio las herramientas y abrió nuevos centros de estudio para empezar a tirar del hilo. Lectora lo he sido siempre y he crecido con la literatura como medicina para evadirme. Poco a poco he ido introduciéndome en el mundo de la cultura realizando charlas y trabajando en la organización de eventos. Lo primero lo aborrecí con muy pocas sesiones, lo segundo aún me apasiona.
Tras esto vino la maternidad. Y ahora, de vuelta estoy para compartir lo aprendido tanto en la vida como en lo académico. Cuando empecé a dirigir clubes de lectura vi en ellos la manera de poder unir docencia y literatura en un ambiente no académico, pero sin perder el rigor del estudio.
María Bueno. Eres profesora y filóloga vinculada a la cultura, a través del proyecto Con(fines) Culturales, espacio seguro (para mujeres) de encuentro a través de las letras, donde se intercambia y fomenta, entre otros aspectos, el sentido crítico y el empoderamiento, ¿nos explicas acerca de este proyecto y cómo surge?
Fatima El Bejjaji. Con(fines) Culturales surge del vacío de formación que yo me encontré o el difícil acceso a ella. Para poder acceder a trabajos sobre literatura árabe debía hacerlo, o desde el mismo árabe (obvio) o a través de trabajos en francés e inglés. Lo mismo pasa con la literatura africana. Estos escritores tampoco aparecen en las formaciones regladas obligatorias y los programas de literatura universal trabajan la universalidad subjetiva que ellos ven. El proyecto surge para intentar aligerar el camino hacia esas literaturas que nos ayudan a reinterpretar nuestra identidad. Literaturas que, por suerte, se están traduciendo cada vez más al español y que tienen su público aquí también.
Mi labor en parte es unir este tipo de literatura a sus lectoras en la diáspora. Además, es normal que se busquen expresiones artísticas alternativas a las que nos enseña el sistema educativo cuando eres migrante. Sabemos que no venimos de la nada y que hay mucho más en algún lugar.
Otro punto importante es el encuentro en un espacio de debate. El elemento en común es un tipo de texto que nos ayuda a sentirnos identificadas y con el que podemos debatir aspectos de nuestra vida, aprender y sanar. Pero también aprendemos a pensar. No son grupos de enseñanza lineal, son grupos para la interacción y el desarrollo del pensamiento y la expresión.
Es un ejercicio que hacemos en pequeño comité para que las participantes se hagan fuertes en él y se empoderen en sus vidas a través del intelecto y pensamiento crítico. Yo lanzo las ideas o las lecturas, y cada una al reflexionar, las hace suyas.
Aprendemos y compartimos todas entre nosotras; nuestras habilidades, conocimientos y experiencias. Por último, no podemos ningunear el poder de la literatura. El poder de la palabra, el leer y el narrar. La excusa que nos da para hablar de esos personajes de ficción pero muy vecinos a la vez de esas situaciones tan literarias y cotidianas al instante.
Basándonos en que, por encima de todo, nos une la literatura, la premisa ya es bonita y el resultado no puede ser menos.
María Bueno. Entre los proyectos que has emprendido, ¿cuáles han sido importantes y decisivos?
Fatima El Bejjaji. Como todo en la vida, cada uno de los proyectos han sido aprendizaje y lugar de encuentro con artistas de diferentes disciplinas. No podría citarte un evento o proyecto en concreto pero sí puedo afirmar que los que más me han llenado son los que intentan acercar la cultura a públicos que normalmente no acceden a ella porque creen que eso no es para ellos o porque no han tenido nunca la oportunidad.
María Bueno. ¿A qué tipo de proyectos o propuestas le dirías sí sin pestañear?
Fatima El Bejjaji. Los proyectos que nacen de la periferia con el objetivo de infundir pensamiento crítico. Proyectos que den herramientas para nuestra cotidianidad como migrantes. Esos que consiguen reproducirse en las calles con pequeños cambios, que ayudan a la colaboración y a crear red de cuidados.
María Bueno. ¿Establece tu línea de trabajo una conexión con tu propia identidad, con quién eres? Si es así, ¿piensas que la cultura es transformadora?
Fatima El Bejjaji. Mi proyecto actual es mi Yo profesional materializado. Todo lo vivido y aprendido hasta ahora es lo que ha formado mi línea de trabajo. Y si soy Con(fines) Culturales es porque la cultura me ha transformado. La cultura te habla desde la sensibilidad y a través del intelecto.
En mi caso, que trabajo desde la literatura, lo más gratificante para mi es enseñar a leer entre líneas. Enseñar a ver el más allá de todo lo que se lee. Con el tiempo, una aprende a leer los silencios en la vida real, también. Yo, a la vez, necesito hacer esa misma práctica, pero ejercito a través de otras expresiones artísticas. Soy asidua a museos, exposiciones y festivales de cine precisamente para poder ejercitar mi pensamiento, recibir nuevos aprendizajes y abrir nuevos focos. Lo que viene a ser, recibir cultura. Esa visión, a mi parecer, es la que transforma porque, entre muchas otras cosas, nos enseña empatía.
María Bueno. Gracias a trabajar en proyectos diferentes entre sí, vinculados a tu experiencia personal y profesional que incluye, a la vez, haber vivido en diferentes lugares, ¿podríamos decir que te resulta positivo compartir, aprender y crecer en colectividad?
Fatima. Podemos decirlo y debemos mantenerlo y fomentarlo. Abrirme hacia nuevas realidades nunca me ha resultado contraproducente. Trabajar con gente de diferentes lugares, con sus respectivos modus operandi y sus aprendizajes no es más que alimento para el pensamiento y cura para el ego.
Aunque lo que más me gusta a mí, de todas estas mezclas, es la tradición y los referentes de donde provienen estas personas o que constituyen el lugar. La trayectoria académica de las compañeras no deja de ser un objeto neutro, el condimento está en lo vivido. Y la gran lección que me llevo de todos los viajes y eventos es que, compartir con otras personas en el saber, me hace ser más humilde respecto al mío y aviva mi inclinación hacia el conocer más. Al mismo tiempo, proyectar tu saber hacia personas que tienen la misma sensación y aprenden de ti, reconforta y potencia que sigas el camino.
Los proyectos más completos y atractivos nacen del confluir con personas que trabajan diferentes objetos de estudio y/o disciplinas. Personas que, por otra parte, se convierten en referentes. Compañeros a los que acudir cuando necesito saber acerca de literaturas que no manejo.
María Bueno. Referentes… Dos mujeres.
Fatima El Bejjaji. La línea matriarcal de mi familia, madre, abuela y bisabuela. Historias de colonialismo, poscolonialismo y migración. Por otro lado, tienes que tener en cuenta que nuestras abuelas no són como las abuelas que vemos aquí. En nuestro caso, tienen intrínseco el secreto de nuestra otra identidad.
Y por otro lado, te diría Asma Lamrabet, leyéndola aprendí que el patriarcado está por encima incluso de cualquier fe. Agradezco haberla descubierto en mi temprana juventud. Leerla me hizo entrar en el mundo del tafsir (exégesis) hecho por mujeres, cosa que me libró de muchas indecisiones y dilemas en cuestiones del Islam y la mujer. Agradezco haberla descubierto en mi temprana juventud.
María Bueno. Un evento que te haya marcado.
Fatima El Bejjaji. Todos los eventos son aprendizaje.
María Bueno. Una propuesta cultural, película, libro, canción y sitio inspirador.
Fatima El Bejjaji. Propuestas como el FCAT Festival de Cine Africano de Tarifa // Festival de Fès des Musiques Sacrées du Monde. Una película, La Batalla de Argel (1966). El director es Gillo Pontecorvo. A nivel más personal y que me haya dejado buenos recuerdos, el Bollywood de los 90. Durante mi niñez alimenté mi imaginario con ese cine. Un libro: “El pan a secas” de Mohamed Chukri. Una canción: cualquiera de Assala Nasri. Un sitio inspirador: Hackney. El de verdad, no el que frecuenta ahora la clase medio-alta londinense.
María Bueno. ¿En qué tópicos, idealizaciones y estereotipos crees que caemos cuando abogamos por una diversidad e inclusión que, en el fondo, no se termina de materializar? ¿Cómo podemos desactivarlos?
Fatima El Bejjaji. Yo trabajo desde las identidades y soy la primera que estoy en contra de ellas, en lo que se han convertido. Identificarse con algo ahora es pretexto para etiquetar y marcar diferencias.
Percibimos las clasificaciones identitarias como excluyentes porque se basan en la alteridad como oposición. Bien sabemos que la identidad es fluctuante y versátil. Y también sabemos que a lo largo de la historia, este modo de estereotipar se ha hecho para enaltecer a unos en detrimento de otros.
Intento evitar los términos “integración” o “inclusión” (el primero más que el segundo, puede que porque lo viví más en mis carnes), por la utilización que se hace de ellos.
Se ha abusado de una nomenclatura que abogaba a favor de las identidades múltiples, para hacer políticas sociales que sirven sólo para la galería. Podríamos cambiar el “todos somos iguales” por “todos somos igual de diferentes”. Puede que tengamos que aprender a aceptar esas diferencias en lugar de obligar a que todo el mundo entre en esa igualdad de la que habla la primera sentencia.
Y lo más difícil, debemos aceptar que hay diferencias que nos dan privilegios y otras que nos los quitan.
María Bueno. ¿Qué nos conecta a las mujeres, Fatima? ¿Qué crees, desde tu punto de vista, que nos facilita acercarnos y unirnos y de qué manera?
Fatima El Bejjaji. El ser creadoras de vida, a mi parecer, nos hace ver la misma vida de manera diferente. Esa sororidad de la que tanto hablamos ahora, no es nada nuevo. Las mujeres que viven en sociedades no tan marcadas por el individualismo siguen viviendo en comunidad y sororidad. Manteniendo sus espacios femeninos. En Occidente, esa visión comunitaria de las mujeres fue truncada por el capitalismo patriarcal. Nos creímos la gran mentira que nos hizo pensar que para ser algo en esta vida capitalista, debíamos ser “como hombres”. Debíamos seguir un ejemplo de hombría, que, a la vez, hizo daño a las mismas masculinidades. También el definir nuestra feminidad en torno a ese modelo de masculinidad. En estos casos, nosotras nos quitamos espacios y tiempo de cuidados y de respeto.
Actualmente, estamos volviendo a lo que nos pertenece. A poder vivir nuestra feminidad como tal, pero además, en este nuevo camino, estamos tomando el espacio público que nos fue vetado. Y lo hacemos en base al respeto y la igualdad. Todo esto nos une; el dolor y el sufrimiento que todas hemos vivido solo por ser mujeres nos une, al igual que los pequeños logros que van abriendo camino.
María Bueno. ¿Qué estrategias piensas que nos permiten paliar las necesidades y dificultades en dicho contexto actual?
Fatima. Creo que nos hemos dado cuenta que la solución está entre nosotras. En orientar el discurso hacia nosotras, muchos años hemos estado luchando y justificando la lucha. Digo justificando porque donde no hay interlocutor, no hay diálogo. Esto lo podemos ampliar a cualquier lucha, sea feminista, antirracista, decolonial o contra todas las fobias sociales que han surgido. Tras años focalizando nuestros esfuerzos hacia agradar a quien nos considera alteridad, amenaza o simplemente ni nos considera, hemos aprendido que de poco nos ha servido.
Soy partidaria de crecer y formarnos dentro de la comunidad, en entornos pequeños, cercanos y amables. Siempre con intención y predisposición a dialogar e interaccionar. Las conexiones y alianzas llegarán solas.
Para más información:
www.confinesculturales.com / IG:@confinesculturales