CATACLISMO

SILVIA ANEL: UN CUERPO ABSTRACTO DE SENSACIONES

Silvia Anel, La balsa

SILVIA ANEL: UN CUERPO ABSTRACTO DE SENSACIONES
Yaysis Ojeda Becerra

La primera impresión con las obras de Silvia Anel (Granada, 1963) es el desconcierto ante el encuentro contigo mismo, ante la desnudez de un paisaje cambiante de sensaciones, de un cuerpo abstracto, conciso, que se define desde la inquietud de la mancha y la espontaneidad del gesto pictórico. Los años de aprendizaje formal quedaban atrás, para regresar de la academia a la pureza del inconsciente, en una muestra que reúne sus recientes producciones; con Silvia Anel: 25 años de abstracción en Torrelodones (Madrid), inaugurada recientemente en la Casa de la Cultura de dicho pueblo, la artista celebraba una etapa de crecimiento y de experimentación con el color, donde prevalecen los reflejos de espacios espirituales, las búsquedas personales y la reconciliación con horizontes olvidados.

Sin ánimos de nostalgia, la paleta se impone con el atrevimiento de reunir contrarios, de definir zonas de lecturas arriesgadas. Le interesa adiestrar la pupila del otro en el contacto inusitado con lo matérico, que se expande sobre la superficie del lienzo hasta descifrar detalles textuales. Empastes, textos y ralladuras, se fusionan en una expresión desgarrante, que se proyectan desde el silencio y la necesidad de sacar fuera el asfixio del vacío. De un extremo a otro de las composiciones, asoman acordes suaves; se respira un aire fresco en las sintonías cromáticas, quizás influidas por esos atardeceres únicos de Torrelodones, en un entorno paisajístico de extrañezas, fabulaciones y sueños.

Yaysis Ojeda Becerra. Coméntame de las sensaciones que experimentas mientras pintas.

Silvia Anel. En la fase inicial de planteamiento y mancha general, soy caótica e impulsiva hasta reestructurar la obra. Casi entro en trance. Es como si yo no pintase, como si estuviese conectada a algo que me está diciendo lo que tengo que hacer en cada momento. Van sucediendo cosas, tomo decisiones más o menos acertadas. Descubro y me encuentro sensaciones poéticas y espirituales que trascienden el acto de la pintura.

La fase siguiente de mi proceso creativo es más de corregir o dirigir la obra a entablar con el espectador un acto de comunicación. Esta parte es más racional e intento establecer o bien una pregunta, o crear un espejo al espectador donde reconoce ciertos parámetros, ciertas vivencias, ciertas sensaciones de bienestar o malestar; donde se proyecte en la obra y entre en espacios que reconozca con su mirada y su filtro subjetivo, que vea lo que quiere o necesite ver.

Considero que la obra la finaliza el espectador con su mirada, conocimientos, y la subjetividad que permite el acto de comunicación visual.

Silvia Anel, Fortuna

Yaysis Ojeda Becerra. Cuándo escribes textos refiriéndote por ejemplo al color y encima lo aplicas, ¿lo sueles ordenar por área? Arguméntame esas alusiones a lo textual como parte de la imagen visual.

Silvia Anel. En mi proceso creativo no hay jerarquización. Trato de saltarme todas las fórmulas académicas si hace falta. Para eso las aprendí, para poder saltármelas.

Escribo, rayo con energía hasta arañar el lienzo… y esa energía e intención la traslado al lienzo. Escribo sensaciones que me hacen focalizar el tema que estoy abordando.

Y lo hago desde lo ilimitado, de ahí que prefiera los formatos grandes, donde me siento más libre para expresarme y combatir con el lienzo. Hago mis apuntes y escucho palabras que me llegan en formas diferentes de sentir las dinámicas de la vida. Las letras puedes parecer notas musicales, y hay una parte importante en mi obra de construcción y destrucción; incluso en el acto de tachar con blanco está esa parte destructiva. Es como una escritura automática, que en un segundo paso corrijo. No me preocupa que quede fuera la escritura a la vista, y no soy condescendiente con lo que los demás prefieran.

Silvia Anel, Reconstrucción XII

Yaysis Ojeda Becerra. ¿Alguna vez has experimentado estados místicos a la hora de trabajar en tus pinturas? En ocasiones, he escuchado que se refieren a ti, como una especie de sacerdotisa del color.

Silvia Anel. Me cuesta hablar un poco de esto, porque es algo íntimo. No me gusta ponerme etiquetas o que otros me las ponga, pero sí, conecto con una parte mística.

Algunas veces he somatizado y me salen en las manos erupciones. En mi caso en el acto creativo se mueven muchas emociones y el concepto tiempo se mezcla: pasado, presente y futuro.

Es como si me conectara con algo superior a mi voluntad de artista. Es una experiencia poco común que suelo vivir, y me ayuda a saber que decisión tengo que tomar en la composición, el color, el equilibrio…

Siento que todos estos años de dedicación a la pintura y enseñanza, me han dado herramientas para poder expresarme, pero siempre me planteo, si la próxima vez podré, o saldrá algo “decente”.

Yaysis Ojeda Becerra. ¿Cómo puedes tener dudas con tantos años dedicada al arte?, desde niña ¿verdad?

Silvia Anel. Sí, de niña estuve varios periodos de mi infancia en cama, porque padecía fiebres reumáticas y una insuficiencia cardiaca. Me pasaba parte de las horas del día sola, dibujando y escribiendo. Éramos cinco hermanos, los veía correr, jugar, moverse en una gran terraza y yo observaba y veía como lo hacían. Me ponían una cama enfrente de la cristalera y veía como jugaban. Ahí aprendí a observar y crear distancia entre las cosas que ocurrían. Tuve que refugiarme en mi mundo interior, porque solía estar mucho tiempo sola. Era inquieta y nerviosa y no podía excitarme más de la cuenta para que las pulsaciones del corazón no subiesen de ritmo, y era una lucha para que estuviese en reposo absoluto. En esa etapa, para mi desgracia, me sentía diferente y especial, y la enfermedad marcó mi rumbo, pero lo aproveché como una oportunidad de construir un mundo propio.

Yaysis Ojeda Becerra. ¿Sientes que cuando pintas las sensaciones pueden ser premonitorias, que entras en espacios desconocidos que no te pertenecen, en otras realidades?

Silvia Anel. Cuando pinto necesito estar muy concentrada, y quizás no me encuentre en el momento presente porque soy distraída y despistada. Pero cuando entro en el estudio a pintar, mi atención es plena. Es como “un testeo” interior un “ahora soy esta”, y me acepto en mi sencillez y en mi complejidad. Al enfrentarme a la tela en blanco, es un momento especial, y no me gusta que me molesten a mi alrededor. Tengo que estar en soledad y con los cincos sentidos.

Luego, hasta que no logro solucionar una composición que me interesa no paro. Tengo tesón y soy constante. El lenguaje abstracto también tiene criterios objetivos que hay que solventar: equilibrio, peso, valores tonales, espacios intermedios, primeros planos, etc. Me vienen de pronto ideas y hasta que no las materializo no logro estar tranquila. Después empiezan a vivir las manchas de color. Empiezan a fusionarse, a entrelazarse y a dialogar entre ellas. Y suceden historias diferentes en el lienzo.

Por momento pueden ser procesos destructivos que ocurren a través de mí. El canal soy yo y lo arrastro, lo sufro, pero también disfruto en ese viaje donde pueden surgir sensaciones de frustración al no poder expresar lo que quieres. Es entonces cuando afortunadamente el tiempo, la experiencia y el oficio de tantos años me ayudan a resolverlo.

Silvia Anel, Reconstrucción XIII

Yaysis Ojeda Becerra. ¿Cuándo vas pintando, sientes que son situaciones o personas que llevas a una interpretación colorística a través de la mancha?

Silvia Anel. Son solo sensaciones. Por ejemplo, tengo sueños que traduzco en sensaciones e intento plasmar ese mundo de señales sobre el lienzo. Unas veces no sé lo que son, y otras cuando las exteriorizo, es que las voy entendiendo, descubriendo. Y si, me antecedo a cosas. Me suele pasar. Pinto sucesos que luego ocurren.

Yaysis Ojeda Becerra. Es notable la presencia en esta exposición, de tonos que van desde la delicadeza de verdes, rosas y morados hasta la irrupción del negro. Hablamos de una gama contrastaste de la que me pregunto si tienes predilección por alguno en específico, y si es así, por qué.

Silvia Anel. Me gustan todos los colores en general. Hay épocas que me siento más cercana de unos que de otros. Pero en especial me gusta el blanco en sus distintas gamas, que son infinitas. Disfruto todos los tipos de blancos. Quebrar el blanco con otro color, es como pisar nieve virgen, nieve que nunca ha sido pisada.

En el caso de los lienzos cuyos fondos eran solo negro, los traté como un grabado “a la manera negra”, que es sacar valores y luces a partir de un fondo negro.

Yaysis Ojeda Becerra. Coméntame sobre tu formación académica y tus referentes.

Silvia Anel. Estudié cinco años en Sevilla, en la facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Recién graduada, trabajé en la Galería Theo hasta que decidí irme a Italia en la búsqueda de nuevas expresiones en mi obra. Tuve la suerte de conocer a críticos de arte, como Tomasso Trini que impulsó mi carrera y expuse en varias galerías de Milán. Estaba dentro de un grupo de artista donde era la única chica y hablábamos mucho, nos reuníamos, me inspiraban sus teorías, me enriquecía con las obras y las ideas de otros artistas, y preparábamos las exposiciones muy a conciencia de lo que hacíamos. Fue a inicio de los noventas. El trabajo en conjunto, con ellos, me daba la seguridad de poder descubrir mi lenguaje y ser yo misma. La experiencia en Milán me llevó a entender el minimalismo y la pintura alemana. Ordené mi paleta y los espacios, e introduje una abstracción más geométrica, introduje franjas, ventanas, que hasta hoy sigo trabajando en alguna que otra obra. Me involucraba con artistas muy dados al estudio analítico de la percepción visual.

Mis maestros fueron Tàpies, Marc Rothko, Clyfford Still, Ad Reinhardt, y en mi juventud, tuve la suerte de conocer a los grandes: Chillida, Palazuelo, Mompó, Elena Asins, Zóbel, Esteban Vicente. Todos ellos me influyeron, fueron por lo que me decidí, a mis 27 años, a dedicarme totalmente a pintar y focalizar mis energías en mis obras. En aquel momento también dudé si yo estaba llamada a ser artista, pero ni siquiera pude discernir, porque mi necesidad vital de expresarme era más fuerte que las dudas.

Silvia Anel, Tespestad

Yaysis Ojeda Becerra. Háblame sobre cómo la pintura influye sobre ti misma, como sujeto entregado al ejercicio artístico.

Silvia Anel. Mi meta es trabajar sin truco. No quiero simular nada. Aspiro a ser auténtica con la luz y el color, ser sincera y honesta conmigo misma. Es un largo viaje que camino día a día, y voy hacia él. Soy empírica y necesito sentir la luz, sino es así, no la puedo sacar fuera, al igual que las sombras. A veces estoy en zonas oscuras y la pintura me sirve como una especie de alquimia que me ayuda a salir, a conectar y descubrir soluciones que en la vida real no logro sacar. Existe siempre un paralelismo entre mi vida y la obra.

Una de las mejores sensaciones que tiene la pintura es que “mi yo” no existe. Me distancio y eso me libera mucho. Es una práctica que me ha ayudado en momentos difíciles de mi vida. Cuando estoy concentrada y receptiva, tengo la sensación que siempre empiezo desde cero. Me voy vaciando y a veces salen cosas que no me gustan.

Eso sí, la parte que llevo peor de mi trabajo es la exhibición. Me cuesta el espectáculo de la inauguración, los convencionalismos, posturas y roles que los artistas y personas suelen asumir en determinados casos. Es algo que no va con mi personalidad. Me gusta lo claro, sencillo, lo humilde, sin connotaciones ni juicios.

Yaysis Ojeda Becerra. En cuanto a la enseñanza del arte, coméntame sobre la experiencia de la tu escuela “Espacio para el Arte”. ¿Sientes que has influido en el gusto estético de Torrelodones con tu entrega de tantos años en la enseñanza, que has fomentado el desarrollo de nuevas generaciones de artistas?

Silvia Anel. La docencia es algo que toda la vida me ha gustado ejercer, porque aprendesmás de lo que enseñas. Te comunicas a otro nivel. Puedes ser útil al otro y esa sensación me satisface tanto, como la de pintar. He sido docente desde hace más de 25 años. También impartí clases de Diseño y BBAA en Milán, y Madrid en el I.E.D y en la Universidad Rey Juan Carlos.

Por mi escuela han pasado estudiantes que después han sido profesionales dentro del mundo del arte, y varias personas muy especiales que han dejado una gran huella, que, sobre todo, he acompañado en sus procesos de crecimiento y he estado en momentos difíciles de sus vidas. Ha sido una suerte estar para ellos y también un aprendizaje para mí.

No sé si he llegado a influir en el gusto estético de Torrelodones, creo que más bien, he inspirado a algunos a atreverse a ser ellos mismo, a confiar en las fuerzas internas que todo ser humano atesora, y lo he hecho desde el Arte.

Torrelodones, 2 de febrero de 2023

Introduce tu comentario

Por favor, introduce tu nombre

Debes introducir tu nombre

Por favor, introduce una dirección de e-mail válida

Debes introducir una dirección de e-mail

Por favor, introduce tu mensaje

MAV Mujeres en las Artes Visuales © 2024 Todos los derechos reservados


Diseñado por ITCHY para m-arte y cultura visual