ENTREVISTA A LORENA WOLFFER
Entrevista realizada por Semíramis González y Alejandra Fernández Allende.
Desde hace más de veinte años, el trabajo de la artista y activista cultural Lorena Wolffer (Ciudad de México, 1971) ha sido un sitio permanente para la enunciación y la resistencia en la intersección entre el arte, el activismo y los feminismos. Su trabajo gira principalmente en torno al género y procura los derechos, la agencia y las voces de las mujeres y las personas de identidades no normativas. Desde la creación de radicales intervenciones culturales con diversas comunidades hasta la elaboración de nuevos modelos pedagógicos para el desarrollo colectivo de conocimientos situados, estos proyectos se producen dentro de una arena que reconoce la pertinencia de los lenguajes experimentales y desplaza la frontera entre lo que conocemos como alta y baja cultura. Su quehacer —un escenario para la voz, las representaciones y las narrativas de lxs otrxs— articula prácticas culturales cimentadas en el respeto y la igualdad.
Este mes de marzo presenta la performance “Darme-darse-darnos” dentro de la segunda edición del ciclo de performances de mujeres artistas “Visión y presencia” en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Esta performance, además, forma parte del festival Ellas Crean y cuenta con el apoyo de AECID y del Instituto Cultural de México en España.
Se trata de una acción colaborativa con su hija Kira, en la que Wolffer recopila las experiencias y opiniones de jóvenes feministas acerca de sus deseos, su sexualidad y su punto de vista sobre el mundo y la forma de abordar el presente ante los retos patriarcales.
Charlamos con ella para conocer más sobre esta performance pero también sobre su visión actual en el feminismo.
Esta performance es la primera que realizas en España desde hace muchos años, ¿qué buscas plantear con ella?
La idea es visibilizar las percepciones y vivencias que las jóvenas tienen hoy en día sobre el sexo y las prácticas sexoafectivas, entendiéndolas como una suerte de radiografía de las relaciones de género hoy. Mientras Kira vaya compartiendo sus propias ideas y prácticas, también estarán presentes las voces, miradas y experiencias de otrxs jóvenxs de México y España (que recabamos a través de un formulario en línea), tanto en la conversación misma como en proyecciones en el espacio. De esta forma, será una conversación con Kira pero también con otras jóvenas.
¿Por qué un diálogo con tu hija adolescente? ¿Qué cambios observas en las generaciones más jóvenes en el feminismo?
Hablo con Kira regularmente sobre sexo y las relaciones de género que se establecen al interior de sus grupos y círculos sociales. Su generación vive muchas contradicciones: mientras ya encarna y habita conquistas cardinales para los feminismos, también creció con la pornografía normativa y violenta como educación sexual. En una deconstrucción de facto del amor romántico, algunas jóvenas viven sus encuentros sexoafectivos como exploraciones separadas de las nociones de amor, pero no es algo que necesariamente compartan con sus pares hombres. Es interesante descubrir, por ejemplo, que muchxs adolescentes ya no tienen la necesidad de definir sus géneros ni sus orientaciones sexuales, pero siguen practicando y reproduciendo ejercicios hegemónicos cisheteropatriarcales del sexo, de consumo y sometimiento de las mujeres y los cuerpos feminizados.
¿Cómo crees que ha cambiado el feminismo en los últimos años, especialmente desde acciones tan globales y virales como la Huelga Feminista, las marchas…?
Por un lado, creo que hay mucho que ha cambiado y que hay conquistas que eran impensables hace no mucho, como nuestro derecho a enunciar y denunciar públicamente las violencias que hemos vivido. Pero, por otro lado, el uso y abuso que el capitalismo ha hecho de los feminismos los ha vaciado de sus fundamentos, diluyendo su potencial crítico y transformándolos en slogans digeribles y pasteurizados que hacen y producen poco. En México, este año se cumplen treinta años de lucha incesante desde que se registraron los primeros feminicidios en Ciudad Juárez y hoy se comenten en promedio 12 al día en territorio nacional. Ha cambiado mucho pero las cifras de las violencias continúan multiplicándose porque no hemos logrado desarmar y transformar la cultura.
¿Cuál crees que es la labor del arte en la lucha feminista?
Más que una labor para todo el arte en las luchas feministas, prefiero pensar en lo que logran o han logrado hacer ciertos proyectos. Me refiero a El tendedero, que Mónica Mayer inició en los setenta y que hoy se ha convertido en una herramienta activista feminista, a las intervenciones del desaparecido grupo Las hijas de la violencia que respondía al acoso callejero disparando con un pistola de confeti al perpetrador, o a Trinchera de mi colega y amiga Cerrucha, que visibiliza los lazos entre niñas, jóvenes y mujeres a través de fotografías donde aparecen tomadas de las manos en todo un tren del metro de la Ciudad de México. Estos son sólo algunos ejemplos en el escenario mexicano pero hay cientos de otros trabajos que logran interrumpir, interrogar, intervenir, contaminar y subvertir las lógicas y las violencias del cisheteropatriarcado.
¿Qué aporta la performance al feminismo que no hacen otras disciplinas?
La posibilidad de encarnar, de ubicar en nuestros cuerpos enunciados y planteamientos políticos es una de las características más poderosas de la performance, porque produce un diálogo con lxs espectadores y una relación afectiva-sensorial única con ellxs.
Además de tu labor artística, formas parte de DISIDENTA (junto a Cerrucha y María Laura Rosa, y con madrinas como Mónica Mayer y Magali Lara), un espacio en línea de creación, análisis y discusión sobre el arte, el activismo y los saberes feministas, y sus cruces con otros campos. ¿Qué líneas entrecruzan la producción artística y la educación, cómo se interrelacionan pensamiento y acción artística, de manera transdisciplinar?
Entiendo mi trabajo en DISIDENTA como parte de mi quehacer artístico-activista: a las artistas de práctica social feminista nos ha tocado generar los espacios, abrir las puertas y tender los puentes para producir nuestro trabajo, ahora también nos toca crear los proyectos y plataformas para sus pedagogías y registros. DISIDENTA es una apuesta política, una apuesta conjunta en la que buscamos poner en práctica los planteamientos transfeministas interseccionales con los que nos identificamos desde un posicionamiento de, con y para América Latina y el Caribe.
¿Cómo crees que se plantea el presente y, sobre todo, el futuro, para un feminismo global, pero ante el rearme patriarcal?
No lo tengo claro. El rearme patriarcal está alcanzando y afectando derechos y conquistas con una fuerza y velocidad inesperadas. Por su parte, la apropiación de los feminismos por parte del mercado, como decía antes, los transforma en enunciados epidérmicos. Y, a la par, están los feminismos que realmente luchan por desarticularlo todo y por pensar mundos otros. En un país con una cultura de muerte y violación para las mujeres, no soy demasiado optimista. Espero estarme equivocando.